En Uruguay van a realizarse las elecciones nacionales, entre los partidos que estarán presentes, se encuentra uno, Cabildo Abierto, dirigido por el ex Comandante en Jefe del Ejército, el Gral. Guido Manini Ríos y en cuyas filas hay componentes civiles, que añoran la época del Terrorismo de Estado, y lo hace a “cara descubierta”.
TERRORISMO DE ESTADO
02 de agosto de 2019
Líder de la lista 123 de Cabildo Abierto
dice que la dictadura era
“necesaria para ordenar el país”
Jorge Azar Gómez, recientemente adherido a Cabildo Abierto, dijo que la dictadura era “necesaria” porque había una “situación caótica de seguridad”. También acusó a Tabaré Vázquez de “beneficiarse” de la dictadura.
Jorge Azar Gómez apoyó la precandidatura del expresidente Julio María Sanguinetti por el Partido Colorado, pero recientemente le dio su adhesión a Cabildo Abierto con la lista 123.
Este viernes, Azar dijo en entrevista con Todo pasa de Océano FM que las “medidas de seguridad” aplicadas a la ciudadanía durante la dictadura militar uruguaya eran “necesarias”. En 1973, aseveró “hubo que tomar medidas para terminar con el terrorismo” aunque reconoció que quizás “se extendieron más de lo necesario”. Se le cuestionó si estaba justificando el golpe de Estado, a lo cual respondió que “no”.
La dictadura, dijo, fue necesaria “para ordenar el país y ponerlo en camino” para que “los partidos políticos políticos y la democracia volvieran a nosotros”. “Cuando se hizo el plebiscito, el 46% votó a favor del gobierno militar”, continuó.
De Sanguinetti a Manini
Jorge Azar Gómez fue representante de Uruguay ante la Organización de las Naciones Unidas entre los años 1977 y 1983, en plena dictadura cívico militar uruguay, que duró desde 1973 hasta 1985.
Perteneció a la Unión Colorada y Batllista, fundada por el expresidente Jorge Pacheco Areco, y en las pasadas elecciones internas apoyó la precandidatura del Julio María Sanguinetti con su lista 123.
Solo sacó 94 votos y decidió cambiarse de vereda para darle su apoyo a Guido Manini Ríos aunque en su perfil personal de Facebook aún mantiene como portada una bandera del Partido Colorado.
Durante su periodo como representante ante la ONU, asegura que no hizo “nada” sino que solo representó “como mucha gente” al gobierno durante esos años.
El pasado 26 de julio, por medio de su cuenta de Twitter @AzarGomez publicó una foto de Manini Ríos con la inscripción “STN NRVSS?”, que se sobre entiende como “¿están nerviosos?” y comentó: “¿Será esto?”.
En la entrevista aprovechó para disparar contra el presidente Tabaré Vázquez. “Se benefició mucho” de la dictadura “en becas que obtuvo” para ser médico oncólogo, apuntó sin dar pruebas o detalles.
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El cuerpo y el terrorismo verbal
de Cabildo Abierto
Sobras de campaña.
Martín Rastrillo
30 agosto, 2019
¿Qué es un cuerpo? ¿Cómo se lee un cuerpo? ¿Qué tanto soporta un cuerpo? ¿Qué se hace con un cuerpo?
Aunque siempre presente en el imaginario cristiano occidental, el rol del cuerpo en la constitución de lo social continúa sin salir de la penumbra. Es que el cuerpo en sí aparece vinculado a un supuesto estado de naturaleza que se presenta como contrario a la necesidad de estructurar lo social con base en los valores de la razón. El cuerpo no es un puro dato de la biología: es un punto de anclaje de las más variadas representaciones. Y esas representaciones continuamente lo van reconstituyendo, rehaciendo y deshaciendo. Esto nos lleva a entender que la corporalidad es una construcción discursiva propia de cada época. Es naturaleza mediada por el efecto de prácticas culturales, históricas y sociales. Lo que el hombre pone en juego en el terreno de lo físico se origina en un conjunto de sistemas simbólicos. Del cuerpo nacen y se propagan las significaciones que constituyen la base de la existencia individual y colectiva. El cuerpo, así, no existe en estado natural, siempre está inserto en la trama del sentido. Queda ver, entonces, cuáles son los entretelones de esa trama, cómo se han manifestado en estos días en el discurso de algunos de los candidatos. Porque el sentido tiene que ver también con el encare político que cada uno de nosotros le da al cuerpo, a su libertad, a cómo ejerce su presencia en un campo atravesado por discursos confrontativos.
El caso de Guillermo Domenech, de Cabildo Abierto, da como para ilustrar memes de todo tipo. Sus últimas declaraciones son completamente afines a las que realiza Manini Ríos respecto de la tan mentada “ideología de género”. Vale recordar que ellos optan por usar la expresión “ideología” en su sentido marxista, como una estrategia consciente de la influencia del lenguaje en la formación de la opinión pública, a fin de denunciar el carácter ilusorio del término “género” en tanto construcción social. En este sentido, a la perspectiva de género, renombrada como “ideología de género”, se le atribuye la perversión interpretativa de promover los derechos humanos como herramientas para las reivindicaciones de las mujeres y de las minorías sexuales jugando a la confusión terminológica. En concreto, se critica que los derechos sexuales se empleen muchas veces para defender el “derecho” a la homosexualidad y que los derechos reproductivos nos remitan a un presunto derecho a la contracepción, adoptándose una interpretación desviada de la Declaración de Derechos Humanos, originaria del contexto ideológico liberal-radical y la lógica feminista. Este juego de distorsión intenta menoscabar las connotaciones positivas del término “género” (asociadas a la igualdad entre hombres y mujeres como valor) al tiempo que impone nuevas connotaciones negativas al asociarlo con el concepto de “ideología” que equiparan a “falsedad” (frente a su discurso “verdadero”). Y esto es lo que lleva a que se identifique el término “género” con lo que la derecha de la Iglesia Católica llama “una cultura de la muerte”.
Esta deformación semántica viene acompañada por una segunda estrategia clave: activar y promover el pánico moral frente a los avances en el reconocimiento de los derechos sexuales y contra el feminismo y el movimiento Lgtb. Sólo así se puede entender cómo Domenech puede emitir eso que, de continuar con el actual gobierno y su agenda, “en cualquier momento nos van a imponer una ley por la que la homosexualidad sea obligatoria”. Detrás de esa declaración está el miedo. Quizá un miedo a la no sumisión disciplinaria y heteronormativa de otros cuerpos, ya que Domenech –al igual que sus compañeros de fórmula– parecería pensar que sólo el modelo cuartelero puede restaurar un orden de armonía que parece haber existido en cierta época dorada. Intuyo que ese miedo, el de no aceptar la diferencia del otro, es el que también llevó a que se desmembraran o eliminaran otros cuerpos hasta no hace mucho en nuestra historia reciente.
Como los que se acabaron de encontrar hace poco en el Batallón número 13.