Los profesionales de la muerte

  Profesionales de la muerte

 

19 mayo 2020

 

“Me entregaban gente que había que eliminar”, dijo contralmirante

El comandante en jefe de la Armada denunció las declaraciones que el contralmirante retirado Héctor Berruti realizó a un periodista.
El comandante en jefe de la Armada, Almirante Carlos Abilleira se reunió este viernes con el Fiscal de Corte, Jorge Díaz, para denunciar los hechos que el Héctor Berruti, un contralmirante retirado, realizó a un periodista de FM Del Sol.
En esta entrevista, Berruti explicó que le entregaban listas de personas que “había que eliminar con alambre de púas” y que él cumplía con las tareas como “un buen funcionario público”.
Según la denuncia realizada por Abilleira las declaraciones de Berruti expresan “situaciones de actos aberrantes y con apariencia delictiva” que “habrían ocurrido dentro de la Armada Nacional”.
Sin embargo, Abilleira aseguró nunca haberse enterado de estos actos, por lo que solicitó la intervención de la justicia.
La Fiscalía remitió la nota realizada por el comandante en jefe de la Armada, así como el audio de las declaraciones de Berruti, al Fiscal Especializado en Delitos de Lesa Humanidad, Ricardo Perciballe.

Desde foro militaria

El pasado viernes 24 de abril de 2015 concurrí al Centro de Estudios Históricos Navales y Marítimos de la Armada (CEHIS, también conocido como Museo Naval) a un evento organizado por el anfitrión junto con las Embajadas de Australia y Nueva Zelanda. Se había congregado un importante e interesante grupo de personas, del ámbito diplomático, de la colectividad naval (en actividad y retiro), de dos Escuelas Públicas, de los Amigos del Museo Naval, y también público en general.

Antes que comenzara la parte formal del evento, conversaba animadamente con el Capitán de Navío ® Mario Mascarello, colega de estudios históricos y amigo personal. En esas circunstancias, se nos aproximó el Capitán de Fragata (CG) ® Héctor Berruti, quien interrumpiendo una conversación a la que no había sido invitado se presentó: “… Contralmirante Berruti. Mucho gusto …”. 

Debo reconocer que el hecho me sorprendió, y estuve a punto de preguntarle “… Contralmirante de la marina de que país …”, pero junto a nosotros había otras dos personas, civiles, vinculadas a la Embajada de Nueva Zelanda, y preferí callar. Después, me encontré inmerso en el acto al que había concurrido, y la duda quedó atrás, pero en los días siguientes fui reflexionando sobre el hecho.

Conocí al Alférez de Navío Héctor Berruti en 1969, a mi ingreso a la Escuela Naval. Entonces él era Oficial Instructor y Profesor de Marinería para 1º Curso. Mi primera impresión fue de encontrarme con un marino muy profesional pero también haciéndose propaganda como el único de los Instructores que hacía todo bien. 
Un semestre después ya no tenía dudas: además de buen profesional el tipo era un ególatra. Pero a fin de año se fue con pase y dejé de tratarlo.

Lo siguiente que supe de Berruti fue algunos años después. Febrero de 1973 resultó un mes icónico para la Armada Nacional, y no precisamente por cosas buenas. El orden institucional del país se tambaleó y el Comandante en Jefe de la Armada, Contralmirante Juan Zorrilla fue el único que apuntaló al Presidente de la República en defensa de las instituciones. Pero el Primer Mandatario por comisión, al igual que el Poder Legislativo por omisión, no estuvieron a la altura de las responsabilidades que el Cuerpo Electoral de la Nación les había confiado en noviembre de 1971, y terminaron claudicando, y en el camino la Armada fue sacrificada en el altar de la insurrección.

Gran parte de esto fue responsabilidad de un grupo de 34 Oficiales Navales, en clara desobediencia al mando natural. Entre los 34 traidores se encontraba Héctor Berruti, quien zarpó de Montevideo a bordo de la PR-10, para ponerse a órdenes del Capitán de Fragata Jorge Nader, jefe espiritual de los rebeldes navales, hoy fallecido. Al zarpar la PR-10 en su proa se encontraba el inefable Berruti, uniforme Nº 10 de entonces, correaje de faena con pistola, casco de acero gris y espada desenvainada señalando hacia adelante. Un humorista de la época lo motejó “¡D’Artagnan al ataque!”. 

Una década después, siendo yo Capitán de Corbeta, almorzaba un día junto con mi Esposa en el Club Naval del Centro. A ocupar otra mesa llegó el Capitán de Fragata Berruti con su Esposa. De inmediato, esta dama vació las paneras de todas las mesas libres en su voluminosa cartera, tras lo cual el CF Berruti llamó a viva voz al mozo, reprendiéndolo por tener vacías las paneras de las mesas, e ignorando por completo que yo había sido testigo del robo. El hecho me indignó, y lo puse en conocimiento de un integrante de la Comisión Directiva de CLUNA, pero creo que no tuvo consecuencias.

Pocos días después me enteré que Héctor Berruti había sido pasado a Situación de Retiro Obligatorio, tras un largo proceso de reclamos, por haber sido mal calificado en conducta, en las causales que establece la Ley 10.808 (Orgánica de la Armada). Después de eso, me ganó el olvido sobre este personaje.

En el otoño de 1994 la Regata Whitbread llegó al Uruguay, al Puerto de Punta del Este. Una misión de avanzada de mi Unidad se instaló en Punta del Este, constatando que, entre otras cosas, el CF ® Berruti, vestido con el ya perimido Uniforme Nº 9 (caqui con casaquilla) pero con caponas de Capitán Mercante, se adelantaba a las autoridades de Prefectura para dar la bienvenida en nombre del país a los veleros que arribaban, y ya de paso dejar la tarjeta de una proveeduría marítima que representaba. 
Una estrategia comercial deleznable, aunque inofensiva.

El año 2000 me encontró revistando en el Ministerio de Defensa Nacional. Habían ocurrido elecciones nacionales y por tanto asumió un nuevo Ministro, el Sr. Luis Brezzo (Partido Colorado). A poco de asumir, el Ministro Brezzo me honró con una cuota inusual de confianza, expresada en largas conversaciones sobre temas de defensa en general y también políticos regionales. 
Paralelamente, con uno de los asesores directos del Ministro, Natalio Mednik, solíamos reunirnos los jueves de mañana para, entre mate y mate, discutir o comentar asuntos de la política interna del país y también del conflicto árabe-israelí (Mednik era judío y sabía que yo había escrito varios artículos sobre el tema).

Una mañana Mednik me convocó a la antesala del Ministro. Allí estaba el Capitán de Fragata ® Héctor Berruti, traje verdoso, camisa blanca, corbata al tono, una insignia del Foro Batllista bien visible en la solapa del saco, y un llavero de la Lista 15 del Partido Colorado que agitaba de continuo en su mano izquierda, como para que nadie pudiera dudar de su simpatía política. Estaba esperando para hablar con el Ministro por la recomposición de su carrera naval, que por ese entonces era solo el ascenso a Capitán de Navío, y de lo que decía ya haber tratado el tema con el ex presidente Sanguinetti y contaba con su aval.

Pasada la entrevista he ido el Capitán de Fragata, Brezzo me preguntó mi opinión: ¿qué opinaba de Berruti? Mi respuesta fue lo que hoy llaman “políticamente correcta”: “… le atribuyen a Sócrates haber dicho ¡Si no puedes decir algo bueno de una persona mejor no digas nada! …” Más tarde Mednik me volvió a preguntar por el individuo, y como con éste ya había ganado algo más de confianza le mencioné mis puntos de vista. En la oportunidad, vi el legajo de Berruti, confirmando que era Capitán de Fragata en Situación de Retiro Obligatorio por Conducta, y que por obra de sus gestiones se cambiaba la causal a “Retiro Voluntario” pero conservando el grado de CF.

El 15 de noviembre de 2011 la Armada Nacional conmemoró su 194º Aniversario con el tradicional acto oficial frente al Monumento a los Caídos en el Mar. En la oportunidad, se hizo presente una delegación de familiares de víctimas del accidente de helicópteros navales ocurrido en la Rambla de Pocitos el 15 de noviembre de 1971. 
En esas circunstancias, se apersonó al grupo el CF ® Berruti, expresándoles su solidaridad con la causa y agregando que él personalmente había estado de su lado desde el primer día, y que a causa de eso había sido injustamente perseguido durante su carrera naval, pero aún así siguió bregando porque les pagaran una justa compensación, lo que nunca había ocurrido, por culpa de la insensibilidad de las autoridades navales y de los Partidos Políticos gobernantes.

Pero lo ocurrido en el Museo Naval este pasado viernes, me llevó a indagar con profundidad, y me encontré que por Resolución del Poder Ejecutivo del 22 de enero de 2015, firmada por el Presidente de la República José Mujica (35 días antes de dejar el cargo), el Ministro de Defensa Nacional, el Ministro de Economía y Finanzas y el Ministro de Trabajo y Seguridad Social (ex MDN), se le otorgó el grado de Contralmirante reformulando su haber de retiro desde el 22 de noviembre de 2011, incrementando su haber de retiro en un 25% a modo de renta vitalicia, el pago de una indemnización de 24 haberes de retiro de Capitán de Fragata, el usufructo del grado y los honores correspondientes, y la eliminación del legajo personal de todos las constancias indebidas.

Un caso más de “recomposición de carrera” a quien no lo merece. Claro está: dentro de un gobierno del Frente Amplio, a quien no le bastó con desconocer y no homologar los fallos de los Tribunales de Honor.
Pero no cargo las culpas solo en el Partido Político cuyo objetivo de destruir la moral de las Fuerzas Armadas es un dogma. Las responsabilidades recaen directamente en los beneficiados con esas dádivas, suplicadas desconociendo la sagrada institucionalidad de la Armada Nacional. Para mí, en lo personal, estos personajes siguen siendo lo que eran al salir de la Armada. 

Francisco Valiñas
Capitán de Navío ®
(Capitán de Navío de verdad, no por obra de políticos amigos)

El torturador Asencio Lucero

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