Chile: homenaje a la Memoria en Ariel Dorfman

Recibió la distinción del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de ese país

Chile: Ariel Dorfman, embajador

de la Memoria

El novelista, dramaturgo y ensayista chileno nacido en Argentina ha dedicado su vida a escribir sobre aquello que durante años la historia de Chile y Latinoamérica quiso silenciar.

Por Dominique Galeano

18 de febrero de 2022 –

El Museo de la Memoria  y los Derechos Humanos de Chile tendrá un embajador de lujo. 

La memoria y buscar la aparición de aquello que la dictadura chilena buscó desaparecer durante décadas han sido  temas que recorren las novelas del dramaturgo y poeta latinoamericano Ariel Dorfman, quien la próxima semana será nombrado embajador de la memoria en el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, según anticipó a Página/12 el propio escritor. La nacionalidad latinoamericana de Dorfman es producto de exilios y mudanzas. Nació en Argentina pero durante su infancia su familia se mudó a Chile donde vivió hasta el golpe de Estado de Augusto Pinochet en 1973 que lo obligó a exiliarse primero en Europa y luego en Estados Unidos donde ha vivido gran parte de su vida.

 Ariel Dorfman

La vida y la obra de Dorfman están entrelazadas, una prueba de ello es que cuando recibió la noticia de que sería nombrado embajador de la Memoria del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de Chile, el escritor estaba por sacar la novela Apariciones, una novela de misterio que explora los elementos que han sido suprimidos de la historia latinoamericana y también de la historia europea del siglo XIX y el siglo XX. El personaje principal se ve enfrentado a entender “de dónde le vienen los fantasmas que están empezando a tomar posesión de su vida y de su rostro”, explicó. “Es muy particular que me nombren embajador de la memoria cuando acabo de escribir un libro sobre cómo se rescata, cual es el modelo para rescatar aquella memoria”.

Memoria

El Museo de la Memoria y los Derechos Humanos fue creado en 2010 por la entonces presidenta Michelle Bachelet. El espacio busca visibilizar las violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado chileno durante la última dictadura cívico militar de Pinochet (1973-1990), así como estimular el debate y reflexión . El museo busca acercar a los chilenos a una historia que durante años estuvo silenciada: el golpe de Estado, la represión, la resistencia de los chilenos y chilenas, el exilio forzado y la defensa de los derechos humanos.

“Es importante entender que durante la dictadura y los años posteriores a la dictadura los partidarios de Pinochet negaron sistemáticamente que hubieran violaciones a los derechos humanos”, explica Dorfman. En este sentido, el espacio de memoria inaugurado hace poco más de una década incorporó una propuesta visual y sonora para conocer la historia del país. “La lucha es por la memoria enterrada, marginada, dejada de lado, de aquellos que hacen la historia pero que rara vez aparecen en los libros de historia. Y en el caso de Chile se vuelve cuerpo, se vuelve carne, se vuelve fotografía, se vuelve palabra y se vuelve edificio el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.

Latinoamérica recuerda

Dorfman además resalta la importancia del espacio de memoria en un país donde en las elecciones de 2021 uno de los candidatos era un “negacionista, partidario de Pinochet, ultraderechista y neofascista que en sus programas de gobierno anteriores había prometido cerrar el museo de la memoria (…) básicamente porque no justificaba el golpe de Estado de 1973”, remarcó. Para Dorfman el triunfo de Gabriel Boric fue producto de la memoria histórica del pueblo chileno. “Porque es esa memoria histórica del pueblo chileno la que logró él que sacar más votos que cualquier candidato en la historia de este país y con 12 puntos más que su rival de derecha”, afirmó.

“La memoria misma es siempre un sitio de lucha y de búsqueda. La memoria nunca esta fija. Hay cosas que pasaron y cosas que no podemos dejar de recordar”, añadió Ariel Dorfman que además encontró similitudes con el reciente triunfo de Xiomara Castro, una presidenta de izquierda en Honduras. “Ocurrió un fenómeno muy parecido al de Chile donde la memoria histórica del gobierno hondureño eligió a una presidente nueva. Y ha ocurrido en Argentina y en muchos países de Latinoamérica”, explicó.

El nuevo gobierno que asume el próximo 11 de marzo en Chile estará integrado por la nieta del expresidente chileno Salvador Allende, Maya Fernández Allende, quien desde el congreso chileno ha trabajado en un acercamiento con las Fuerzas Armadas. “Creo que es un nombramiento que es histórico. Las fuerzas armadas que derrocaron a Allende tendrán como jefa inmediata a la nieta del hombre q ellos derrocaron”, afirmó Dorfman que a su vez resaltó la importancia de ese nombramiento para la reconciliación de Chile con una tradición democrática de las Fuerzas Armadas.

Embajador de la memoria histórica

La obra Dorfman busca hacer aparecer aquello que durante décadas estuvo silenciado por el Estado porque explica que el acto fundamental ideológico de Pinochet y del arco militar y civil que lo rodeó fue la desaparición de chilenos que todavía no han podido ser encontrados. “La desaparición de toda una generación y la desaparición de toda una forma de luchar por la democracia, por la justicia por la igualdad por la paridad de género por los pueblos originarios”. Para Dorfman, esta es la esencia de lo fue la dictadura. En cambio, define la esencia de la democracia como la reaparición y el surgimiento de esos recuerdos. “Que esos recuerdos no queden en el olvido que no se borren. Traer de vuelta de la muerte aquellos que ellos creyeron matar pero que están muy vivos”.

“Siempre he sido embajador de la memoria histórica que siempre está asediada”, añade Dorfman, un nombre de cabecera en las lecturas de estudiantes de sociales con “Para leer al Pato Donald”, el libro que escribió junto a Armand Mattelart, una obra de la década de 1970 en la que develan la trama ideológica detrás de uno de los dibujos animados de Disney. “La Muerte y la Doncella,” una novela de Dorfman que fue adaptada a Broadway y al cine por el director Roman Polanski en 1994 es un ejercicio de memoria que sigue la vida de una mujer, interpretada por la actriz Sigourney Weaver que sufrió torturas y violaciones durante la dictadura en un país de Suramérica. “Ella va a buscar la verdad, cueste lo que cueste, por tanto es la historia de un surgimiento. Esta es una preocupación mía continua”.

Su próximo nombramiento como embajador de la Memoria en Chile lo emociona y afirma que se considera un embajador latinoamericanista. “Hay que recordar que los primeros en salir a la calle cuando el golpe fueron argentinos que gritaban ‘¡Chile no se rinde carajo!’, y todavía en este mismo momento me saltan lágrimas a los ojos con ese dicho.  El museo de la memoria es un gran monumento a esa lucha por la memoria, lucha pacifica por la memoria, que va a vencer al olvido y a la muerte”

 

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