La Justicia llega…

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Juicio por la muerte de Victor Jara

Los fantasmas de la brutal dictadura de Augusto Pinochet en Chile llegarán a un tribunal en Florida con un juicio civil que involucra a un militar y al popular cantante Victor Jara que fue golpeado y muerto a tiros hace más de cuatro décadas.

La familia del cantante chileno está demandando al ex teniente Pedro Pablo Barrientos Núñez por daños, afirmando que el ex militar estaba a cargo de los soldados en el estadio donde Jara fue torturado y asesinado en los días posteriores al golpe de Estado de Pinochet en 1973.

El golpe llevó a la tortura y desaparición de miles de detractores políticos. Barrientos se mudó a Estados Unidos en 1989 y vive en la región central de Florida. El juicio dará inicio el lunes en una corte federal en Orlando, más de 6.437 kilómetros de distancia del lugar donde Jara desapareció y fue asesinado. La esposa de Jara, Joan; su hija Amanda, que tenía ocho años cuando murió su padre; y su hijastra Manuela, en ese entonces de 13 años, presentaron la demanda bajo la Ley de protección a Víctimas de la Tortura, que permite que demandas civiles sean presentadas en Estados Unidos contra personas que hayan cometido tortura.

Joan Jara dijo en un comunicado que el juicio ” se extiende a todos los que han pasado tantas décadas en busca de respuestas acerca de sus seres queridos que fueron torturados, desaparecidos o asesinados a manos del régimen de Pinochet”.

Victor Jara era un popular cantante y activista político que trabajó para la candidatura de Salvador Allende, un socialista que fue elegido presidente de Chile en 1970. Los intentos de Allende por nacionalizar las industrias, incluyendo la toma de las compañías estadounidenses de cobre, generaron una férrea oposición tanto internamente como en Estados Unidos, que se oponía a las influencias izquierdistas en Latinoamérica en medio de la Guerra Fría.

En septiembre de 1973, Pinochet, un comandante del ejército chileno, orquestó un golpe de Estado contra el gobierno de Allende, quien se suicidó después de encabezar infructuosamente una resistencia al ataque militar en el palacio presidencial. Pinochet y la junta militar que lideró separaron al Congreso, a los partidos políticos opositores y los sindicatos comerciales. Los soldados reunieron a los partidarios de Allende y enemigos ideológicos y los enviaron a un estadio, donde muchos de ellos fueron torturados o desaparecidos.

Años después, varias comisiones determinaron que cerca de 3.200 personas fueron asesinadas o desaparecidas entre 1973 y 1990, cuando la dictadura de Pinochet terminó, y decenas de miles de personas fueron ya sea torturadas o arrestadas e interrogadas durante ese mismo periodo.

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Un tribunal de EEUU, juzga que el exmilitar Barrientos Núñez fue el responsable de la muerte del cantautor Víctor Jara

El asesino de Víctor Jara

Una corte federal de Estados Unidos declaró al exoficial chileno  Pedro Pablo Barrientos Núñez responsable por el asesinato en 1973 del cantautor Víctor Jara y ordenó el pago a su familia de 28 millones de dólares.

Seis jurados de un tribunal de Orlando emitieron el fallo contra Barrientos, ahora ciudadano estadounidense, en el juicio civil por uno de los más emblemáticos casos de violación de derechos humanos cometidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Jara fue torturado y asesinado en el Estadio Nacional de Chile en 1973, poco después de implantada la dictadura pinochetista. Durante el juicio, Barrientos aseguró que supo de los sucesos que llevaron a la muerte de Jara mucho después de ocurrido y que no conocía de la existencia del cantautor. Pero varios testigos aportados por la parte acusadora señalaron que Barrientos fue uno de los oficiales que estuvo a cargo del Estadio (ahora llamado Víctor Jara), que fue convertido en un centro de detenciones y torturas.

Joan, la viuda de Jara, y sus hijas Manuela Bunster y Amanda lloraron de alegría y se abrazaron con sus abogados al conocer la resolución del tribunal, mientras Barrientos recibió la noticia en silencio y con la vista clavada en el piso. La defensa de los familiares de Jara consideró que esta declaración de culpabilidad puede motivar al gobierno de Estados Unidos a agilizar la extradición de Barrientos a Chile.

En el momento del asesinato de Jara, Barrientos prestaba servicio en el regimiento Tejas Verdes, posterior cuna de la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), y estaba en Santiago, donde apoyó el levantamiento militar y el derrocamiento del gobierno del presidente Salvador Allende (1970-1973).

Según la demanda, Barrientos fue el encargado de supervisar la detención de Jara en los vestuarios del estadio. “Los soldados bajo la dirección de Barrientos vendaron los ojos, esposaron, interrogaron, golpearon brutalmente y torturaron a Jara. El lugarteniente Barrientos ordenó a sus soldados que lo golpearan y torturaran para castigarlo por sus creencias políticas y su apoyo al presidente Allende”, describe la demanda.

Después de las torturas, Barrientos puso a Jara “una pistola detrás de la cabeza” y jugó a la “ruleta rusa” con su pistola, colocando varias balas de forma aleatoria en el tambor del revolver. “Durante este ‘juego’, Barrientos disparó a Víctor Jara en la parte de atrás de la cabeza. Después ordenó a otros cinco reclutas bajo su mando que le dispararan repetidamente”, revive la demanda, que asegura que el ex militar supervisó el traslado fuera del estadio del cuerpo de Jara, que fue hallado en un barrio popular aledaño a un cementerio junto a otros ejecutados no identificados.

Víctor Jara había sido detenido junto a profesores y alumnos de la Universidad Técnica del Estado (UTE), donde era docente, y conducido al estadio nacional de Chile, donde fue torturado y acribillado con 44 balazos el 16 de septiembre de 1973, cinco días después del golpe del general Augusto Pinochet. El gobierno de Chile presentó una acusación formal contra Barrientos en diciembre de 2012 junto a otros siete ex oficiales por distintos grados de responsabilidad en la muerte de Víctor Jara, por lo que se abrió una solicitud de extradición y se dictó una orden de captura internacional.

 

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