Operación Cóndor
“Todos los suizos son unos comunistas”
Por Marcela Águila Rubín, Ginebra
“¡Diga a sus amigos suizos que dejen de mandar cartas al presidente!”, lo increpó el comisario mientras golpeaba furioso los barrotes de la celda. Pero el correo siguió, Martín Almada salió libre y años después descubrió los ‘Archivos del Terror’, declarados por la UNESCO ‘Memorias del Mundo’, y que desvelan la colusión de las dictaduras militares latinoamericanas en la Operación Cóndor.
“Mi primera reacción fue de alegría. Lloré de alegría. La alegría del triunfo”, recuerda el pedagogo al evocar aquel 1992 en que encontró el testimonio irrefutable de la guerra sucia de Alfredo Stroessner, y de la connivencia entre los militares de Paraguay, Chile, Uruguay, Argentina, Brasil y Bolivia para suprimir, con el apoyo de Washington, cualquier asomo de resistencia.
“Luego me entró el miedo”, asegura. Pero no se arredró. Impulsó mecanismos para mantener viva la memoria y exigir justicia, y en 2002 recibió el Premio Nobel Alternativo de la Paz. Además, convencido de que “el cóndor sigue volando”, prosigue sus investigaciones y no ceja en la misión que se impuso de alertar sobre el riesgo que acecha todavía a la democracia en América Latina.
Conferencia en Ginebra
En ese marco, y a invitación de la oficina en Ginebra de la Fundación del Premio ‘Right Livelihood’ (Premio Nobel Alternativo), Martin Almada mantuvo una conversación con el público helvético en la ‘Maison de la Paix’ el mes pasado. En el marco de su visita a Suiza, swissinfo.ch se reunió con el profesor.
Hablamos de sus tiempos de maestro, junto con su esposa Celestina Pérez, y de su decisión, a principios de los 70, de aplicar la doctrina de Paulo Freire y su ‘Pedagogía de los Oprimidos’; del esfuerzo como sindicalista para mejorar la condición laboral de sus colegas: “Los maestros en Paraguay viven bien 15 días y los otros 15 hacen dieta”.
Del inesperado anuncio de la vista de Cantinflas, al que habían enviado una carta para felicitarlo por su actuación en ‘El Profe’, y que en respuesta había ofrecido apoyarlos en sus reivindicaciones sindicales.
En la película, el reconocido cómico mexicano protagoniza a un maestro con un fuerte compromiso social. “El ministro de Educación me hizo llamar. Yo estaba feliz, pensaba que me iba a dar una promoción. Hasta pedí fiado para comprarme unos zapatos de charol”, recuerda entre risas nuestro interlocutor.
Nada más lejos. El funcionario le ordenó que cancelara la visita de “ese comunista de Cantinflas”. Pero el absurdo no quedó ahí. La suma de sus esfuerzos pedagógicos y sindicales y el espisodio de ‘El Profe’ lo habían convertido en un “subversivo”, en un “terrorista intelectual”. Años más tarde, mientras lo torturaba, su verdugo insistía: “¿Qué le dijo Cantinflas?”
Otra pregunta recurrente tenía que ver con el documento ‘Infancia, Educación y Sociedad’ que Martín Almada utilizó para la elaboración de su tesis doctoral y que había hallado por azar en la oficina de Planificación de la Presidencia.
Se trataba de una investigación, pretendidamente sociológica, que había sido ordenada por la CIA, el Ejército y la Agencia Paraguaya de Seguridad, para extraer información de carácter político-militar y detectar eventuales rebeliones.
Detención y tortura
Poco después de defender su tesis en la Universidad de la Plata, Argentina, el maestro fue aprehendido a su regreso a Asunción el 26 de noviembre de 1974. “¿De dónde sacó ese documento?” repetían sus torturadores. La verdad les resultaba inverosímil.
Las sesiones de tormento se prolongaron durante un mes con toda suerte de suplicios. Pero los militares no se conformaron. Cada noche, como lo supo más tarde, llamaban a su esposa para describirle las torturas y hacerle escuchar sus gritos de dolor. Le enviaron sus ropas ensangrentadas y le hablaron para decirle que su marido había muerto y que debía acudir a recoger el cadáver.
El corazón de la mujer no pudo resistir más. Celestina sufrió un infarto. “Hubiera podido salvarse de recibir atención, pero ningún médico quiso acercarse porque el miedo es la segunda piel de los paraguayos”, deplora Almada.
En homenaje a su esposa, víctima de la tortura psicológica, el Premio Nobel Alternativo creó la Fundación Celestina Pérez, cuyo objetivo es “contribuir al desarrollo humano sostenible; al fortalecimiento del sistema democrático y a la generación de una cultura de paz”, una ONG que dirige con el apoyo de su compañera actual, la periodista María Stella Cáceres.
Tres años y medio pasó Martín Almada en prisión. De ahí al exilio. Primero a Panamá y luego a París donde continuó durante 15 años las investigaciones que lo llevaron en 1992 hasta “Las entrañas del Cóndor”.
Su liberación obedeció a la presión del Consejo Mundial de Iglesias y del capítulo Basilea de Amnistía Internacional, entre otros. Ahora, casi 30 años más tarde, y con el humor que permite la distancia, recuerda la furia del comisario de policía que lo increpaba enardecido: “¡Diga a sus amigos suizos que dejen de escribir al presidente! ¡Todos los suizos son unos comunistas!”
Archivos del Terror
El hallazgo de los Archivos del Terror se produjo el 22.12.92 como resultado de 15 años de investigaciones del Dr. Martín Almada, y merced al recurso de Hábeas Data que interpuso en el marco de la nueva constitución paraguaya durante el período de transición democrática, tras los 35 años de dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
En compañía del juez José Agustín Fernández, y en presencia de la prensa, Almada ingresó al Departamento de Producciones de la Policía, en la localidad de Lambaré, a 4 kilómetros de Asunción.
Entre las tres toneladas de legajos, fotografías y grabaciones, había fichas de detenidos, informes confidenciales, controles a partidos políticos, sindicatos y grupos estudiantiles, escuchas telefónicas, controles de entradas y salidas del país, peticiones de búsqueda de personas, etc.
La UNESCO incorporó los Archivos del Terror al Programa Memoria del Mundo en 2009.
Operación Cóndor
Se encontraron también evidencias de la constitución de la Operación Cóndor en 1975 en Santiago de Chile. El juez español Baltazar Garzón pudo utilizar documentos de los Archivos del Terror en el proceso contra Augusto Pinochet.
El ‘Mercosur del Terror’, como llamó el juez Fernández a la Operación Cóndor, “permitía el intercambio de personas como si se tratara de mercancías”, para su detención, tortura o desaparición. Su saldo sería de más de: 50 000 muertos, 30 000 desaparecidos y 400 000 detenidos y torturados, según estimaciones derivadas de los Archivos.
Participaron Paraguay, Chile, Argentina, Uruguay, Brasil y Bolivia.
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REPORTAJE A MARTIN ALMADA