Los asesinos desaparecen

La columna de Carlos Peláez. Hoy:

Los cuerpos no

aparecen, pero los asesinos desaparecen.

Primero se escapó Manuel Cordero, hasta que lo ubicó un periodista de Teledoce caminando por las calles de Rivera. Luego se escapó Jorge Troccoli por un error de la embajada uruguaya en Italia. Después lo hizo Pedro Mato, que disfruta de las playas en Brasil. El año pasado se escapó Eduardo Ferro, primero de Uruguay y luego de España. Y ayer se escapó Gilberto Vázquez, también de la ciudad de Rivera.

Una vez más queda en evidencia la ausencia de una política para perseguir a los criminales de la dictadura, la inoperancia de la justicia y la complicidad de muchos a izquierda y derecha.

Mientras tanto un grupo de uruguayos aguarda hace 33 años que alguien les diga donde están los restos de sus seres queridos, desaparecidos por los criminales mencionados y otros.

Escuche la columna aquí.

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  Vázquez se mudó a Rivera

porque ahí no paga alquiler, afirmó

El exmilitar negó que tenga pensado irse a Brasil

El excoronel Gilberto Vázquez dijo que se radicó en Rivera porque allí no paga alquiler y que no tiene pensado irse a Brasil.

Días atrás, el militar procesado por delitos de lesa humanidad violó la prisión domiciliaria y se ausentó de su lugar de residencia.

Desde su balcón, Vázquez indicó a Informe nacional que el apartamento donde vive es de un familiar y que se trasladó allí porque no tiene que pagar alquiler.

También señaló que con el triunfo de Jair Bolsonaro no piensa irse al país vecino.

Dijo que está usando tobillera, cosa que fue desmentida por el jefe de policía local.

Escuchar informe de corresponsal Gerardo Hernández

 

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