Supremo Tribunal
Federal
ordena investigar a Bolsonaro
El juez del Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) Celso de Mello ordenó investigar las acusaciones del exministro de Justicia, Sergio Moro, contra el presidente Jair Bolsonaro, de quien dijo que buscó “interferir” en investigaciones policiales.
28 abril, 2020
El magistrado brasileño da un plazo de 60 días para que la Policía Federal (PF) interrogue al exministro Moro en torno a las denuncias contra el presidente Bolsonaro tras dimitir el pasado viernes del gobierno, refiere Telesur.
Las conclusiones de la investigación, deberán ser entregadas al Fiscal General de la República, Augusto Aras, para poder avanzar en un pedido de juicio político contra el presidente o a una acusación por falso testimonio contra Moro.
Según el juez de Mello, “los crímenes supuestamente practicados por el señor Presidente de la República” parecen tener “íntima conexión con el ejercicio del mandato presidencial”, lo que permite su investigación.
La solicitud de apertura de una investigación fue realizada por el Fiscal General de la República, Augusto Aras, el viernes pasado tras de una declaración de Moro, en la que acusó al presidente de repetidos intentos de interferencia política en la Policía Federal.
En caso de que el fiscal Aras encuentre elementos que respalden una denuncia formal contra Bolsonaro, corresponderá a la Cámara de Diputados autorizar al STF a llevar a cabo la investigación.
Del Supremo Tribunal Federal de Brasil confirmar las sospechas, corresponderá al Congreso abrir un proceso de «impeachment» (destitución), con apartamiento del cargo de Bolsonaro.
Sergio Moro presentó su renuncia el pasado viernes después de que Bolsonaro destituyera al jefe de la PF, un órgano de investigación que depende del Ministerio de Justicia.
Delante de ministros, el presidente brasileño habría admitido conductas delictivas
Un video compromete la
continuidad de Bolsonaro
El video prueba que Bolsonaro echó al jefe de la Policía Federal con el objetivo de evitar problemas para sus tres hijos y para varios de sus amigos y allegados.
13 de mayo de 2020
Por Eric Nepomuceno
Desde Río de Janeiro
El ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro entró ayer en un laberinto que podrá desaguar en una crisis de dimensiones incalculables. Corroborando lo que denunció Sergio Moro al renunciar al puesto de ministro de Justicia, se supo que hay al menos una prueba concreta, además de testigos presenciales, que Bolsonaro exigió (y luego obtuvo) el cambio de la dirección general de la Policía Federal con el objetivo de evitar problemas para sus tres hijos que actúan en la política y para varios de sus amigos y allegados.
Tal prueba está en el video grabado durante una reunión ministerial ocurrida el 22 de abril, dos días antes de la renuncia de Moro, y que Bolsonaro y los militares con despacho en el palacio presidencial hicieron de todo para impedir que fuese llevado a la Policía Federal.
Un Bolsonaro especialmente irritado y al borde del descontrol exigió el cese inmediato del entonces director general de la corporación utilizando su léxico típico: dijo que no permitiría bajo ninguna circunstancia que “jodan a mis hijos y a gente mía”. Con eso abrió espacio para ser enjuiciado por haber incurrido en al menos cuatro delitos previstos por el Código Penal brasileño.
Todo ahora depende del fiscal general de la Unión, Augusto Aras, enviar o no al Supremo Tribunal Federal un pedido de apertura de investigación sobre el presidente. En este caso, dependerá, por su vez, de lo que decida el relator del caso, Celso de Mello, el más antiguo integrante de la Corte Suprema. La situación de Aras es especialmente delicada. Si cumple con su responsabilidad, pierde para siempre la posibilidad de ser nominado para la vacante que se abrirá en la Corte Suprema por la jubilación forzosa del magistrado Celso de Mello, que cumplirá 75 años.
Si opta por permanecer callado, estará asegurando que una eventual indicación de Bolsonaro para que ocupe la plaza de De Mello será rechazada por el Senado. En caso de que Celso de Mello envíe al Congreso un pedido de apertura de juicio político contra Bolsonaro serán necesarios 372 votos sobre 513 en la Cámara de Diputados para que el tema sea elevado al Senado.
Hoy por hoy el ultraderechista está sin canales de diálogo con la Cámara baja, donde intenta de manera evidente comprar parte substancial del llamado “centrão”(centrazo), diputados de escasa expresión pero con derecho a voto, integrantes de partidos pequeños de derecha o extrema derecha. Por “comprar” entiéndase el sentido literal del verbo: Bolsonaro ofrece cargos de segundo o tercer escalón, de poca visibilidad pública, pero dotados de robustos recursos.
El debilitamiento del gobierno ultraderechista, que ya se daba de manera acelerada desde principios del año, con la debacle económica luego agravada por la pandemia del coronavirus, entra ahora en una etapa de vértigo y profunda incertidumbre. La situación de Bolsonaro en la corte suprema está lejos de ser confortable. Al fin y al cabo, en ningún momento el presidente dejó de juntarse a manifestantes de extrema derecha que exigen el inmediato cierre tanto del Congreso como del Supremo Tribunal Federal, además de intervención militar, en un claro atentado contra la Constitución.
En la misma reunión ministerial, a propósito, Abraham Weintraub, el ministro de Educación que comete errores ortográficos cuando escribe y de concordancia verbal cuando habla, se refirió a los integrantes del Supremo como “once hijos de puta” que deberían estar presos. También llovieron duras críticas, plagadas de palabrotas, lanzadas tanto por Bolsonaro como por el ministro de Relaciones Exteriores, Ernesto Araujo, dirigidas a China.
Todo eso ocurre cuando sondeos de opinión pública indican una amplia erosión de la popularidad del presidente. Las dimensiones de la pandemia crecen ya no a cada día, sino a cada hora. Ayer se registró que en 24 horas murieron 881 brasileños. El número oficial del total de muertes ascendió a 12.400. Como existen todavía unos 145 mil exámenes cuyos resultados no están listos, esos números inevitablemente serán bastante superiores a los divulgados hasta ahora.
Un detalle observado ayer, cuando explotó la crisis, llama la atención: el silencio estruendoso de los cuatro militares con despacho en el palacio presidencial. ¿Seguirán intentando salvar el gobierno?
Aseguró que el Brasil de Bolsonaro es un desgobierno
Lula junto a Alberto Fernández:
“la economía resucita, la gente no”
13 de mayo de 2020 ·
“Brasil está completamente desgobernado. No hay política sanitaria, no hay política económica, Brasil es una nave sin rumbo”, aseguró el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien criticó al actual mandatario Jair Bolsonaro por su decisión de impulsar la apertura económica en vez de los esquemas de cuarentena, lo que llevó al país a tener, hasta ahora, 12.400 muertos por coronavirus. En ese sentido, destacó la política encarada por el presidente Alberto Fernández. “Estoy cien por ciento de acuerdo con él cuando dice “la economía se recupera; una vida humana, no”.
Lula apuntó a “la falta de liderazgos” para enfrentar la pandemia, criticó duramente a Donald Trump y destacó que en América “sólo Alberto Fernández y nuestro amigo presidente de México (por Andrés López Obrador) lo son”. Del resto del mundo rescató las figuras de los presidentes Xi Jinping, de China, y Vladimir Putin, de Rusia.
“Sueño con que cambiemos el mundo”, aseguró cuando lo consultaron por lo que espera cuando pase la pandemia. Aseguró que las elites latinoamericanas tienen alma de “perrito faldero” de los poderes internacionales y lo único que buscan es que los estados vendan todo, y con ello se cavan su propia tumba. “No hubo otro gobierno en toda la historia de Brasil que tratara a los empresarios mejor que nosotros, en el cual gananaran más dinero que con nosotros, y ellos no defendieron a Dilma, votaron a Bolsonaro porque les decía que iba a vender todas las empresas estatales”, describió.
“Europa, Estados Unidos, quieren que les compremos todos los productos industrializados y les vendamos solo commodities, Pero nosotros tenemos que industrializar nuestros países, fortalecer el lugar del Estado. Tiene razón Alberto Fernández cuando dice que lo primero es salvar al pueblo argentino”, analizó el ex presidente.
En la entrevista con el programa Brotes Verdes, Lula aseguró que “la única arma para enfrentar al coronavirus es el aislamiento; no es posible que la gente siga viendo día a día morir gente por la pandemia. ¡El único que resucitó fue Jesucristo! La gente no resucita, y en cambio la economía sí”.
En ese sentido, se preguntó por qué “si todos sabemos que estamos en guerra contra un enemigo invisible” se pone la lupa en los gastos y los perjuicios económicos, lo que nunca ocurre en los conflictos bélicos. “En la guerra del Paraguay (1864 –1870) Brasil gastó 11 presupuestos de la época”, ejemplificó.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño, aseguró también que “hay un movimiento social organizado que cree que Bolsonaro no tiene competencia para seguir gobernando Brasil”. Y resaltó que “las encuestas de opinión pública están mostrando un crecimiento de la insatisfacción con Bolsonaro”.
Destacó que el actual presidente del gigante sudamericano enfrenta un crisis política de proporciones por su enfrentamiento con los gobernadores estaduales que sí impulsan políticas de confinamiento frente a la Covid-19. “Yo tengo 74 años y 50 en política, perdía tres elecciones presidenciales y, con el PT, ganamos cuatro, pero nunca vi alguien tan incompetente al frente de un país. Alguien tan grosero. Bolsonaro insulta a las mujeres, insulta a los negros, insulta a los niños, insulta a la ONU, insulta a la Argentina, insulta a Venezuela, insulta a los medios, insulta a los trabajadores. No habla con nadie. Solo con las las bandas paramilitares que rodean a sus hijos y con sus fanáticos. Brasil no puede resistir esto”, enfatizó Lula.
Al repasar las acusaciones de corrupción que lo llevaron a la cárcel, el ex presidente afirmó que él siempre le reclamó a Sergio Moro y a los demás jueces que lo condenaron que le muestren “una sola prueba de lo que dicen. No digo dos, digo solo una, pero no lo podrán hacer porque el único objetivo que tenían era impedir que me presente como candidato a presidente porque sabían que hubiese ganado las elecciones, así como saben que ganaría si me presento en 2022“.
“¿Y se va a presentar?”, le preguntó Alejandro Bercovich. “Yo voy a tener 77 años en ese momento así que no creo. La única posibilidad sería que lo necesiten deseperadamente las fuerzas política de mi país”, concluyó el ex presidente.