Gilberto Vázquez, un asesino en potencia/ energúmenos/ grabación

 DEFINEN LO SINIESTRO

Gilberto Vázquez asesino, torturador

y además: farsante

Fuentes civiles y militares habrían confirmado la participación del coronel en estado de reforma, Gilberto Vázquez, en el proceso de desinformación sobre la ubicación de los restos de la nuera del poeta argentino Juan Gelman.

2 SEPTIEMBRE, 2020 

Las “hazañas” del coronel retirado Gilberto Vázquez, incluyen, según consigna radio Montecarlo, su participación en el “cruce de informaciones” que condujeron a una falsa identificación de la supuesta tumba de María Claudia García de Gelman

De acuerdo a la nota del periodista Alfonso Lessa, fuentes civiles y militares habrían confirmado la participación del coronel en estado de reforma, Gilberto Vázquez, en dicho proceso de desinformación sobre la ubicación de los restos de la nuera del poeta argentino Juan Gelman.

Según describe Lessa, dicha “información fallida generó un enorme malestar en el comandante en jefe de la época, Angel Bertolotti, que se sintió traicionado, por lo que mantuvo una agria discusión en su despacho con el propio Vázquez y otros oficiales”.

La confirmación de la falsedad de la información aportada generó, se afirma en la nota publicada esta jornada en radio Montecarlo, “un quiebre en la confianza entre el gobierno de Tabaré Vázquez y los militares”, generando además un cambio “en el ánimo del propio mandatario” que determinó se acelerara “el avance de las investigaciones sobre los desaparecidos”.

En su nota, Lessa recuerda que la situación se produjo en agosto del año 2005, época en que se recibiera información castrense que aseveraba “la casi certeza del lugar donde estaban sepultados los restos de la nuera del poeta Juan Gelman en el Batallón 14”.

La información emerge en el escenario que se configuró a partir de la creación de una comisión del Ejército cuyos titulares fueron los generales Díaz y Barneix, quienes “debían elaborar un informe sobre los desaparecidos”.

El hecho tuvo amplia repercusión pública, luego que Macarena Gelman, hija de María Claudia y autoridades nacionales ingresaran “al lugar bajo el convencimiento de que allí estaba la tumba clandestina”. Algo que resultó falso, toda vez que se produjeron las excavaciones.

Gilberto Vázquez había confesado en 2006, tanto en la prensa, como ahora en las actas que se han dado al conocimiento público su participación activa en la denominada Operación Zanahoria, un operativo militar concebido “para desenterrar cuerpos de desaparecidos y borrar toda prueba sobre esos ciudadanos asesinados”.

El hoy sentenciado Vázquez, negó siempre su participación en el secuestro y posterior desaparición de María Claudia.

 Sobre cómo confundir para gobernar:

actas del Tribunal de Honor

y desafuero de Manini

3 de septiembre de 2020 · 

Escribe Daniel Parada 

Es increíble la inocencia de la cual peca la izquierda en nuestro país. Todavía cree que la coalición de ultraderecha va a jugar limpio en el escenario político. No lo hizo jamás. No dudaron un segundo, cuando los justos reclamos del movimiento popular amenazaban al poder, en dar un golpe de Estado entre militares, muchos integrantes del Partido Colorado y otros tantos del Partido Nacional, instaurando la dictadura más sangrienta que sufrió el Uruguay.

No comparto ni compartí la política de defensa del Frente Amplio. Soy de los que piensan que no necesitamos Ejército y que el país sólo precisa Fuerza Aérea y Naval. ¿Alguien piensa que podemos sostener más de 15 minutos un enfrentamiento bélico con Argentina o Brasil o Estados Unidos? Miren lo sucedido en las Malvinas, sólo como un ejemplo.

El Frente Amplio es una fuerza de paz y pacificadora, sólo necesitamos custodiar nuestros límites; una sociedad capitalista tiene este tipo de Ejército para defender no el Estado sino el privilegio de los ricos a expensas de su pueblo.

Los episodios de 2006 y 2018 muestran cómo con una operación de inteligencia el Ejército logró burlar a las autoridades civiles de cada momento.

Ahora la situación es clara: quien no vota el desafuero de Guido Manini Ríos está encubriendo a quienes formularon el pacto de silencio para amparar torturadores y no decir dónde están los desaparecidos.

No tengo dudas de que Azucena Berrutti, José Bayardi, Jorge Menéndez y Tabaré Vázquez actuaron según su leal saber y entender, pero fueron anulados por acciones de contrainteligencia del Ejército.

Ahora la situación es clara: quien no vota el desafuero de Guido Manini Ríos está encubriendo a quienes formularon el pacto de silencio para amparar torturadores y no decir dónde están los desaparecidos.

El Partido Nacional hace lo mismo que hizo con la ley de impunidad: no sólo la votó, sino que también la redactó, aduciendo que estaba implícita en el pacto del Club Naval. Pacto que no apoyaron, aunque se beneficiaron de sus logros. En realidad, votaron la ley de impunidad porque les era funcional a sus objetivos.

Ahora hacen lo mismo: no votan el desafuero, porque según ellos, esto pasó porque el Frente Amplio sabía todo y lo ocultó. Mienten ahora, como lo hicieron antes con la ley de impunidad.

Salen con calumnias a ensuciar la cancha. Mi pregunta es quién le dijo al ministro de Defensa Nacional, Javier García, que existía esa documentación que no estaba junto al expediente homologado y que ahora se adjunta; porque quien se lo dijo, lo supo siempre y no lo mencionó, y si García no da su nombre, está encubriendo a un encubridor.

Busquemos por ahí, a ver por dónde salta el conejo. Y cuando no se vote el desafuero a Manini, espero que el senador de Cabildo Abierto cumpla con su palabra de honor militar y él mismo renuncie a los fueros, como prometió.

Daniel Parada fue profesor agregado de Medicina de la Universidad de la República.

Energúmenos

 por Jorge Zabalza

 Al declarar ante sus cómplices, Gilberto Vázquez aprovechó la oportunidad y les recordó que estaba encarcelado por crímenes cometidos por todos. Mientras los generales disfrutaban su buen pasar, el asesino la pasaba mal en Domingo Arena: “deben protegerme o los mando en cana”. Quisieron que se callara la boca, pero el muy energúmeno continuó con la lista de las aberraciones, recordándoles a los del tribunal de honor que la política de exterminio y el plan cóndor no eran inspiración de unos pocos. “Todos somos asesinos”, parecía sentenciar, parafraseando el título de la inolvidable película de André Cayatte.

No le busquen más vueltas, a Gilberto no le interesaba que se supiera la Verdad, lanzaba sus dardos contra los mandos porque los quería chantajear. Alguna tajada habrá sacado, pero, para saber su monto, habrá que esperar que se descubran nuevas verdades ocultas. Parece mentira, pero la Verdad quedó comprobada gracias a una vulgar rencilla carcelaria entre delincuentes.

Escribir sobre este escándalo no es nada fácil. Revuelve las entrañas, pero, no de horror, sino de bronca e impotencia. El acta con las declaraciones del energúmeno reconfirma que los crímenes aberrantes obedecieron a una política sistemática de las fuerzas armadas, cuyos mandos ocultaron y ocultan toda la información al respecto. ¿Cómo hacer para que revelen la Verdad y se haga Justicia?

Nadie ignora la responsabilidad de la institución armada, pero, hay genios de las maniobras “políticamente correctas” que apostaron a que el pasaje del tiempo trajera el olvido de unos y el perdón de los otros. Querían convencer a sus fieles de que la cuestión se resolvería por sí sola al morir los verdugos y las víctimas. Sin embargo, aunque de coronel para arriba ya murieron casi todos los culpables, estas actas confirman que la paz solamente llegará cuando se sepa toda la Verdad. El asunto no se resuelve sólo entre verdugos y verdugueados, porque la barbarie intentó esclavizar el pueblo entero. Los efectos del terrorismo no están solo en los costurones que uno lleva en la piel y en el corazón.

Asumir el ministerio de defensa el 1° de marzo de 2005 no era sencillo, más aun, siendo civiles, frenteamplistas y comprometidos con la Verdad y la Justicia. Cayeron, como peludo de regalo, a una institución en manos del terrorismo de Estado, donde predominaba su modo de interpretar la realidad y la historia reciente. El universo dividido en amigos y enemigos, los militares eran más leales a la doctrina de seguridad nacional que a las autoridades civiles. Fue el legado que dejó el general Medina, desacatos y amenazas al por mayor.

Un imperativo ético obligaba a los intrusos civiles, debían horadar muralla de impunidad que protegía a los criminales. Afectase a quien afectare. Provocase la reacción que fuera. Con ese impulso moral, la compañera Azucena logró descubrir, en el año 2007 los más de 14.000 documentos del titulado “archivo Berruti”, que estaban escondidos en el ex CGIOR, ex Escuela de Inteligencia del Ejército. Abrirlos al conocimiento público era el modo más directo de quebrar la cultura de la impunidad dentro y fuera del ministerio, de demostrar que la Verdad no era un mito sino realidad oculta. Sin embargo, después que Azucena renunció al ministerio debieron pasar más de 10 años para que el contenido de los archivos quedara librado al conocimiento del público. ¿Fue una especie de frenazo, un anticipo de la voltereta que dio Fernández Huidobro como ministro? Es inexplicable que un gobierno progresista haya mantenido en carácter de reservados documentos tan esclarecedores de la Verdad. Los periodistas debieron reemplazar a los gobernantes omisos en el deber de informar a la población.

Tampoco convencen esas explicaciones de “no tengo conocimiento, porque los militares debían informarme y no lo hicieron”. Denota mucha pasividad. El hecho evidente es que los militares, hipotéticamente subordinados del poder civil, les pasaron por el moño las actas con las confesiones de Gilberto. ¿Dónde está la responsabilidad individual del militante? ¿no se debería haber estado mucho más alerta cuando se trataba de tamaño energúmeno? ¿no debían haber leído y releído hasta descifrar el significado de cada punto y coma? ¿o, simplemente, se conformaron con homologar los expedientes que los coroneles pusieron para la firma? En el segundo gobierno del Frente, Luis Rosadilla y Eleuterio Fernández rindieron sin condiciones el imperativo ético. Culminación bizarra de la derrota de la Verdad, se convirtieron en un engranaje más de la maquinaria burocrática de impunidad, abogados honorarios y voceros de los criminales con los que bebían whisky. Se pasaron los principios por allá abajo. Para que esta historia Nunca Más se repita debe ser la madre de todas autocríticas: ¿qué apoyos fueron necesarios para defraudar la confianza de los que marchan cada 20 de mayo?

Por cierto, si se elude la reflexión sobre las condiciones en que la impunidad se va imponiendo, se seguirán alimentando aves de rapiña y, el día menos pensado, los cuervos nos comerán los ojos. Las cosas deben quedar en blanco y negro, como la tropilla de la muerte. 

 ESTÁ GRABADO

Gilberto Vázquez “Los tupas nunca se

quejaron de mí, y no porque

no les haya dado fuerte”

Se difundieron en las últimas horas pasajes inéditos de una entrevista grabada hace más de doce años.

04.09.2020

En el año 2008, el cineasta uruguayo Mario Handler estrenó su documental “Decile a Mario que no vuelva”, una reconstrucción narrativa y emotiva de la dictadura. Para conseguir su objetivo, Handler entrevistó a decenas de personas de diferente signo político, quienes aportaron -más desde la vivencia que de la ideología- los hechos que consideraron más relevantes de ese período histórico. Durante la filmación, el director consiguió el testimonio del escurridizo Gilberto Vázquez, quien se encontraba entonces recluido en Cárcel Central.

“Tuvimos dos entrevistas. En la a primera no se nos permitió grabar nada, así que decidimos volver un domingo a la hora de la siesta, cuando está todo más tranquilo”, contó entonces Handler a Montevideo Portal.

“Nos metieron en un cuartito separado -donde está prohibido fumar y él fuma-, y ahí se destapó, habló mucho. También sucede que yo no acostumbro a presionar sobre nadie y dejo que hablen en libertad. Sólo al final pregunté más a fondo, por ejemplo, acerca de cómo hacían que la gente hablara. Entonces el confesó, ‘bueno, les empezábamos a pegar, les dábamos una pateadura, les dábamos en la cabeza con un fierrito’. Ahí el tema quedó claro. Como noticia se puede decir que se destapó mucha cosa de su trabajo como jefe de información del ejército”, dijo el cineasta.

En las últimas horas, la figura de Gilberto Vázquez -actualmente en reclusión domiciliaria en la ciudad de Rivera- volvió a estar sobre el tapete debido a la difusión del contenido de actas de tribunales de honor de la Fuerzas Armadas, datadas en el año 2005.

Anoche, en el programa Todas las Voces, de Canal 4, se difundieron pasajes de la entrevista de Handler que no fueron incluidos en el documental, dado el gran volumen de testimonios que Handler recabara entonces.

En esos fragmentos, Vázquez realiza declaraciones reveladoras. Por ejemplo, admite -al igual que otras fuentes militares- que el advenimiento de la dictadura militar no llega como una forma de combatir “mejor” a la sedición, sino cuando esta ya estaba prácticamente desarticulada.
“En cuatro meses el MLN estaba derrotado militarmente. Estaba ganada la batalla ,lo que no quiere decir que se ganara la guerra. La guerra no se gana hasta que se quiebra la voluntad de combatir del enemigo”, expresaba.

“Durante el proceso (evita mencionar la palabra dictadura) nos mantuvimos en un silencio austero y el que calla otorga, así que estamos aceptando todo lo que se dice. Ya es aceptado hasta por la prensa de derecha que somos asesinos, pero lo que hicimos fue combatir”, sostenía.

Durante el reportaje, Vázquez habla de su rol en la logia Tenientes de Artigas, de la que formó parte desde temprana edad. “Yo hacía el alineamiento estratégico, Gavazzo hacía el trabajo táctico, los mandados, él no era de la logia y seguía las directrices sin saber de donde venían. En la logia hacíamos por afuera el trabajo de como dirigir la estrategia de la cosa”, recordaba.

“Yo sé leer y escribir, tenía fama de inteligente, entonces me ponían a trabajar en cosas estratégicas”. Añadía entrevista adelante, recordando que “el objetivo táctico de tener fuerzas armadas es matar gente, destruir cosas. Usar las armas implica muerte y destrucción”.

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