La coordinación y propaganda anticomunista durante la dictadura

COORDINACIÓN DE LA ACCIÓN PSICOLÓGICA Y LA PROPAGANDA ANTICOMUNISTA DE LA DICTADURA

La agencia de publicidad

Virginia Martínez
11 noviembre, 2021

Combinación de maldad y error, según la disquisición teórica a la que echó mano el teniente general Luis V. Queirolo para explicar su naturaleza, el comunismo debía ser combatido en todos los frentes, no solo en el militar.1 De esa concepción y de las iniciativas que la dictadura ideó en el campo de la acción psicológica para desprestigiar y desmoralizar al enemigo subversivo, influir en el estado de ánimo de la población y crear una mística nacional da cuenta la documentación militar de carácter reservado que recibió el grupo Madres y Familiares de Uruguayos Desaparecidos. Los documentos fueron digitalizados e indizados por el colectivo Sitios de Memoria Uruguay y están accesibles en su web.

 

Página de la revista Las Fuerzas Armadas al Pueblo Oriental, 1977 

NECESIDAD DE LA GUERRA PSICOLÓGICA

El conjunto está integrado por 15 piezas (oficios, cartas, informes y manuscritos) fechadas entre octubre de 1976 y abril de 1977. El expediente se inicia con el oficio número 200.714/76, que el comandante de la División de Ejército I general Esteban Cristi eleva al comandante en jefe del Ejército teniente general Julio C. Vadora el 22 de octubre de 1976, proponiéndole una coordinación entre el Departamento de Relaciones Públicas (C-5) del Estado Mayor Conjunto (Esmaco), el Servicio de Información de Defensa (SID), el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas, la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) y la Dirección Nacional de Relaciones Públicas (Dinarp). Urgido por la «intensa y continuada campaña desarrollada por elementos antinacionales, en especial por el Comunismo Internacional», Cristi propone que los órganos que conducen las operaciones represivas formen un organismo multilateral para pensar y ejecutar una acción psicológica efectiva contra la subversión.

El proyectado comando debe conducir «campañas de Acción Psicológica a los efectos de contrarrestar lo realizado por el enemigo Comunista». Cristi menciona la existencia de una comisión activa en el desarrollo de acciones psicológicas que en ese momento ya no está funcionando. Como ejemplos de la aportación de la desintegrada comisión ofrece la organización de «Exposiciones de Material Comunista», de conferencias de prensa y la redacción de comunicados y documentos. Con seguridad, la exposición a la que refiere Cristi es la inaugurada en enero de 1976 en el Subte Municipal para mostrar el armamento, el material de propaganda y las imágenes de locales y embarcaciones incautados al Partido Comunista.

Con la aprobación del comandante en jefe del Ejército, la iniciativa se pone en marcha. El 6 de enero el coronel Osorio Furtado, del C-5 del Esmaco, libra oficios a los comandantes en jefe de la Armada y de la Fuerza Aérea, al SID, a la División de Ejército I y a la DNII, pidiéndoles que nombren delegados para una reunión que se realizaría el 19 de enero de 1977 a las diez de la mañana en la sede del Esmaco. Los citados elaboran informes preparatorios del encuentro, cuyo contenido confirma la preocupación de las Fuerzas Armadas por su desempeño en las acciones psicológicas y propagandísticas y la jerarquía que le dan a esa herramienta bélica.

TRAICIÓN DE OCCIDENTE

Para cumplir su autoasignada función de restauradoras del orden, salvaguardias de lo permanente y custodias de la nueva sociedad, las Fuerzas Armadas deben trascender las operaciones militares antisubversivas (nunca abandonarlas), profesionalizar el trabajo en un campo que no es nuevo –la inteligencia y la información– e incursionar en otros –la comunicación y la propaganda– en los que recién se estrenan. Para la producción y la difusión del mensaje oficial y la promoción de acciones legitimadoras que generen aquiescencia social, se impone afinar el diagnóstico sobre la forma en que actúa el enemigo, conocer sus fortalezas y debilidades e interpretar la coyuntura internacional.

El director nacional de Información e Inteligencia Víctor Castiglioni firma el memorándum «Apreciaciones sobre el comunismo en Uruguay». El inspector entiende que, aunque se ha hecho un buen trabajo («Uruguay es uno de los muy pocos países del mundo que lograron desbaratar la organización del PC y por primera vez destruir el mito de su legada legalidad»), el enemigo sigue en pie, en una situación internacional favorable a sus intereses. El comunismo tiene una férrea organización mundial, cuenta con miembros ciegamente disciplinados, puede mimetizarse y es ducho en el dominio de la oratoria. A su juicio, es el movimiento más importante de la historia de la humanidad desde el nacimiento del cristianismo: «Y aún diríamos que es más poderoso que éste. En efecto, el cristianismo durante mucho tiempo se ocupó del hombre solo en su parte espiritual, apuntando a su salvación para una vida ultra terrena. En cambio, el C. [comunismo] le da al hombre una cosmovisión total, absoluta y definitiva».

Castiglioni subraya la necesidad de fortalecerse para enfrentar la adversa situación internacional. Occidente se ha dejado mecer por palabras como coexistencia pacífica y distensión y cierra los ojos ante la realidad: «Está drogado por algo que se llama desarrollo y ha perdido la capacidad de resistir. La gente solo anhela más y mejores empleos bien remunerados y más tiempo libre para pasear y descansar».

El documento del SID titulado «Conceptos sobre Área Psicológica» también define al marxismo como un enemigo total: provoca desorden económico, impulsa la división social, aísla al país por medio de la propaganda y enfatiza la legitimidad de los gobiernos elegidos por mandato popular.

La DNII y el SID coinciden en la importancia que tienen los medios de comunicación para asegurar el éxito de las operaciones psicológicas. Si para Castiglioni los organismos internacionales y «los grandes medios de información están controlados por los comunistas», para el SID los medios «deben contribuir a desenmascarar a aquellas personas que no permiten que el país avance».

PROFESIONALISMO, IDEOLOGÍA Y RECURSOS

Los convocados al Esmaco exponen un conjunto heterogéneo de iniciativas, que es lo más interesante de la documentación que divulga Sitios de Memoria Uruguay. El SID reivindica la acción psicológica como una labor de expertos: requiere psicólogos, sociólogos, publicistas, periodistas y analistas, que deben conocer los planes del gobierno y ponerse a su servicio. El informe postula el carácter integral de las acciones psicológicas, que concibe como una verdadera política cuyo objetivo sintetiza en la consigna «Combatir ideología con ideología». El programa no subestima ningún frente: pretende una «política agresiva de acción, en lugar de reacción», para mejorar la imagen de Uruguay en el exterior, inspirada en el sistema de lobby estadounidense y en los llamados organismos de fachada que emplean las organizaciones comunistas.

Especialmente atento a las formas y el lenguaje, el SID aconseja «producir material bueno y de calidad. No dedicarse a hacer panfletos ni cosas ordinarias». Advierte de la necesidad de contar con el apoyo de «líderes de opinión» (sobre todo cuando –y es el caso– en el país no hay prensa de oposición). Simpatizantes del gobierno y a la vez personas de prestigio, los líderes de opinión pueden pasar el mensaje oficial con apariencia de objetividad. «Por este medio es más fácil realizar una acción psicológica», dice el documento.

El mayor Milton Gianola, de la Dinarp, apunta que las unidades operativas que luchan contra la subversión no tienen «agresividad en la Guerra Sicológica coadyuvante a las Operaciones Tácticas». En el informe que envía al jefe de Relaciones Públicas del Esmaco Luis Enrique Menini, Gianola afirma que, en tanto organismo rector de la comunicación estatal, la Dinarp debería ser el órgano central que reclama Cristi. Sin embargo, se excusa, carece de la infraestructura y del personal para cumplir la tarea, y propone la creación de un organismo auxiliar que la apoye en la ejecución del programa de acción psicológica.

MENTIRA Y VERDAD

El desarrollo de una sostenida acción de propaganda es tan necesario como la represión y el control social, pues en estos se asienta la base del nuevo estado de ánimo nacional. Castiglioni recomienda seguir con la política de vigilancia: controlar el ingreso, los ascensos y los destinos de los funcionarios públicos, y supervisar los actos y las reuniones de «todas las instituciones sociales, culturales, profesionales y deportivas» y de la Iglesia Católica, a la que considera el «refugio favorito» para las acciones encubiertas del marxismo. Por el contrario, el SID entiende que «el Gobierno no debe combatir a la Iglesia». En este caso, sugiere emplear a «líderes de opinión eclesiásticos afectos a la política gubernamental» para aislar al enemigo dentro de las comunidades religiosas.

En el memorándum titulado «Discusión en grupo a efectuarse el 26 de enero en el Esmaco», el coronel Eduardo Lluberas, integrante de la redacción de la revista El Soldado, aconseja que la propaganda estatal se base en «la verdad», pero simultáneamente propone recurrir a la «propaganda negra» e incluso sugiere acciones concretas. Por ejemplo: «Volanteada firmada por la UJC “Arismendi traicionó al PC entregando el fichero a cambio de su libertad”». Desaconseja las pintadas en casas privadas y en oficinas estatales («por resultar antipático») y se inclina por usar terrenos baldíos. Lluberas también recomienda usar la sección «Correo de los lectores» de la prensa local como vehículo para hacer circular información mentirosa.

Consciente de que la propaganda tiene reglas y de que las voces oficiales son siempre sospechosas de falta de objetividad, el coronel es partidario de no abusar de las cadenas de radio y televisión de las Fuerzas Conjuntas y de estudiar con precisión las herramientas («slogans, afiches, pasacalles») de la producción publicitaria del Estado.

ARTE, DEPORTE Y ACTOS MASIVOS

La dictadura hace del anticomunismo una idea clave en la forja de la nueva identidad nacional. Para asegurar la legitimidad social de la cruzada anticomunista hay que intervenir en el campo de la cultura, desde el que la subversión ha lanzado sus mensajes foráneos. En esa línea, Lluberas propone un amplio programa sostenido por un único objetivo: derrotar al enemigo. La propuesta abarca la organización de festivales folclóricos, la convocatoria a un concurso de «afiches contra el enemigo», la «crítica sobre el enemigo en agrupaciones carnavalezcas [sic]» y la realización de «obras teatrales de corte histórico que incentiven la mística de la orientalidad». El militar se pregunta cómo reaccionaría la Comedia Nacional ante una propuesta de este tipo y recuerda que en la obra La Patria en armas, Artigas fue representado «por un enemigo: Villanueva Cosse». A su vez, se plantea la política hacia los «artistas enemigos» que siguen actuando en el medio: «Los utilizamos o los descartamos definitivamente».

El «Programa de Acción Sicológica para contrarrestar al En. Comunista» del teniente coronel Risso establece que la acción psicológica más eficaz en la campaña contra el comunismo es evitar su infiltración en la sociedad. Risso apunta a los jóvenes y en particular a la labor de la Comisión Nacional de Educación Física. Propone reunirlos en plazas de deportes, clubes y playas para participar en competencias. «La mayoría de los estudiantes carecen de una entrada mensual de dinero por lo que podría emplearse su intelecto y su mano de obra en intervenciones que benefician a la sociedad. Hacerlos sentir importantes», dice Risso.

Tanto él como Castiglioni subrayan la importancia de asociar la campaña a figuras célebres del anticomunismo internacional. Risso propone reunir fondos públicos y privados para traer al país al «Ruso canjeado por el Chileno Corbalán y que el mismo realize [sic] con los gremios, con la Prensa, todo el pueblo, conferencias abiertas, que pueden ser en el Teatro Solís o el Estadio Centenario, sobre el comunismo». El ruso es el disidente Vladimir Bukovski, que ese año es canjeado por el dirigente del Partido Socialista Luis Corvalán. Convencido de la importancia de este tipo de testimonios en la acción proselitista, Castiglioni sugiere hacer un ciclo de conferencias con el escritor ruso y premio nobel de literatura Alexander Solzhenitsyn y el peruano Eudocio Ravines, tribuno del anticomunismo latinoamericano.

No es posible saber si la iniciativa de Cristi llegó a concretarse, si la comisión se formó y qué acciones emprendió, pero el documento «Consideraciones sobre el informe final» permite suponer que la iniciativa avanzó. El informe establece que «la Comisión deberá planificar y efectuar un programa de acción sicológica agresiva», pero estima conveniente que el organismo no tenga nombre (como forma de impedir que se identifique el origen de los mensajes y las acciones que este emprende). A la vez, el informe final enuncia nueve campos de acción que revelan la amplitud de la intervención propuesta: mantener un flujo permanente de información, disponer de espacios en la prensa, la radio y la televisión, desarrollar una campaña en el extranjero dirigida a la opinión pública y también a los uruguayos, fomentar la integración cívico-militar y mantener contactos con colectividades extranjeras de países socialistas para conquistar su apoyo en la lucha anticomunista, entre otras acciones.

  1. Conferencia del comandante en jefe del Ejército de la República Oriental del Uruguay teniente general Luis V. Queirolo, en la Junta Interamericana de Defensa, el 3 de julio de 1980, en Montevideo. Dirección Nacional de Relaciones Públicas.

EL RUSO CANJEADO POR CORVALÁN

Luis Corvalán y Vladimir Bukovski fueron protagonistas de un episodio excepcional en la Guerra Fría: el canje de prisioneros. Tras negociaciones del Departamento de Estado y de las embajadas de los dos países, el 18 de diciembre de 1976 el disidente soviético llegó a Zúrich, desde donde viajó a París y luego a Inglaterra.

El mismo día Pinochet liberó a Corvalán y lo fletó a Moscú. Secretario general del Partido Comunista chileno y senador durante el gobierno de la Unidad Popular, Corvalán fue de los principales dirigentes del comunismo latinoamericano y uno de los presos políticos más célebres de la dictadura de Pinochet. Teórico de la vía pacífica al socialismo y estimado por la dirigencia soviética, el chileno llevaba tres años en prisión, en los que había pasado por la deportación en la isla Dawson y el encierro en Tres Álamos.

Vladimir Bukowski sumaba más de una década de encarcelamiento y destierro que había cumplido en prisiones, campos de trabajo y hospitales psiquiátricos. Había sido colaborador del científico y disidente Andréi Sájarov.

LA GRAN ESTAFA

Eudocio Ravines fundó con José Carlos Mariátegui el Partido Socialista de Perú, del que nació el Partido Comunista de ese país. Dirigente del Komintern, en la década del 30 Ravines trató con los líderes del comunismo internacional, hasta que lo expulsaron del partido en 1942. Su obra más conocida es La gran estafa: la penetración del Kremlin en Iberoamérica. Traducido al inglés con el apoyo de la CIA, que también se encargó de promocionarlo, este libro está escrito como una novela en la que el autor evoca sus años y errores de juventud. Anticomunista ferviente y filoso, defensor a ultranza del capitalismo, Ravines apoyó a todos los golpistas del continente, desde Castillo Armas hasta Pinochet, y decía que en su país ni siquiera un gobierno militar podía derrotar las maniobras del marxismo.

 

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