La ultraderecha: su objetivo contra las mujeres

#25N

Ultraderecha contra las mujeres

La «derecha populista radical», como la llama Paulina Astroza, doctora en Ciencias Políticas y Sociales, trabaja de manera articulada en la región para imponer su agenda ultraconservadora, antiderechos y religiosa. En este especial del 25 de noviembre, día internacional de lucha contra la violencia hacia las mujeres, dialogamos con expertas de Argentina, Chile y Uruguay sobre el auge de la ultraderecha desde una perspectiva de género.

POR SOFÍA PINTO ROMÁN 

26 NOVIEMBRE, 2021 

El embate de la ultraderecha en la región encontró a las mujeres y a las organizaciones feministas con varias victorias en los bolsillos. Desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI, explica Mariana Berdondini, politóloga y doctora en Ciencia Política argentina, las mujeres estamos «potenciadas y con una serie de sustanciaciones en derechos».

Además, se ha logrado «la visualización de las violencias en distintos espacios de la vida social y política» y esto, para la experta, «logra cuestionar, visualizar las desigualdades inscritas entre los géneros».

En el mismo sentido se expresa Paulina Astroza, doctora en Ciencias Políticas y Sociales chilena: «Es evidente que hay un avance tanto en los derechos de las mujeres como su espacio en la vida pública, en la vida laboral, en la vida social. No hay comparación de lo que ha ocurrido en décadas o siglos anteriores en ese sentido».

Sin embargo, todavía falta. Mucho. «Hay avance, pero también queda bastante por progresar en cuanto al trato a las mujeres, a la brecha salarial, a la violencia contra la mujer y al acceso a los cargos públicos, incluso a elementos culturales del trato que se le da a las personas; sigue habiendo mucho del tema de la estructura patriarcal», explica Astroza.

Berdondini resalta que estamos en un contexto en el que la violencia contra las mujeres «lejos de mermar, ha crecido». Las cifras muestran que las instituciones a nivel de políticas públicas y estatales «distan de haber al menos frenado este fenómeno de violencia hacia las mujeres».

En la coyuntura actual, además, hay que pensar la pandemia «como un gran eje que precariza la situación de las mujeres. Las tareas de cuidado recaen particularmente sobre las mujeres. Esto con la pandemia se ha profundizado claramente, también porque las tareas laborales no están limitadas al espacio del hogar, a lo íntimo y privado, también está lo público. Esto ha ocasionado una sobrecarga de tareas en las mujeres».

Con todos estos condimentos se caldeó el #25N, día internacional de lucha contra la violencia hacia la mujer. En este especial, para abordar la problemática de la violencia de género desde una perspectiva macropolítica, dialogamos con expertas de Argentina, Chile y Uruguay sobre el auge de la ultraderecha y la violencia hacia las mujeres.

Toda acción tiene una reacción

De acuerdo con una investigación colaborativa latinoamericana coordinada por OjoPúblico, desde hace más de una década «una serie de organizaciones realiza campañas en países de América Latina contra los derechos de personas homosexuales, mujeres y el enfoque de género en las políticas públicas».

En el estudio aseguran que estas agrupaciones «destacan por su agresividad y discurso de odio, y ejercen presión sobre gobiernos y legisladores para frenar el acceso a esos derechos o boicotear los que ya existen: como el aborto en casos de violación, el matrimonio igualitario y la ley de identidad de género».

Al tiempo que las mujeres hemos logrado en las luchas «sustanciar un conjunto de derechos, cuestionar las desigualdades inscritas en el orden social y político, [generar] estructuras de oportunidad para la participación política y la toma de decisiones,  aparece un discurso fuertemente ultraconservador, antigénero», en palabras de Berdondini.

Mientras «persisten resistencias, surgen vericuetos para delimitar y violentar el acceso a los derechos de las mujeres», agrega. Esto hace que las mujeres estemos «en situación de alerta y fuerte atención respecto al posible embate a los derechos y la igualdad demandada y clamada en este tiempo».

Para la especialista argentina «el avance de las derechas pone en jaque y amenaza el acceso y el ejercicio igualitario de los derechos de las mujeres, sin discriminaciones, exclusiones y violencias».

Para Astroza se está dando el auge de una «derecha populista radical» en la región, al estilo Jair Bolsonaro en Brasil, José Antonio Kast en Chile y Javier Milei en Argentina.

En Uruguay la ultraderecha está representada, principalmente, por integrantes de Cabildo Abierto (CA), que izan las mismas banderas que los líderes hiperconservadores del continente: defensa de la «familia tradicional», valores cristianos, agenda antiderechos, discriminación de las disidencias.

El auge de la ultraderecha

No hay una sola causa que explique este fenómeno. Por un lado, señala Astroza, está el deterioro de la clase política, la desconfianza de las personas por los partidos tradicionales, la sensación de que no hay diferencias entre ellos.

Los cambios a nivel internacional y nacional, asegura la politóloga chilena, producen mucha incertidumbre, miedo e inseguridades en la gente. Esto, sumado a fenómenos globales como el aumento de los flujos migratorios, la crisis económica y financiera, termina afectando a toda la población, sobre todo a los más débiles. Por todo esto se ha ido creando espacio «llenado por los populismos de derecha y de izquierda, pero fundamentalmente de derecha, donde juegan mucho con el miedo de las personas. Miedo a perder la identidad».

Además, continúa la experta, hay un sector de la población que siente que sus necesidades no han sido cubiertas. Siente que el narcotráfico ha aumentado, la violencia ha aumentado, que las fuerzas de orden y seguridad no responden como debiera ser. Tiene mucha rabia por los abusos de poder. Hay «un malestar muy grande» al que los partidos o las coaliciones tradicionales parecen no dar respuesta.

En este caldo de cultivo surgen los líderes populistas, «muchas veces carismáticos que juegan con las emociones, exageran la incertidumbre». Aprovechan que la gente «quiere certidumbre, quiere tranquilidad, quiere paz, orden, y eso es lo que están prometiendo».

La otra cara de la moneda, que suele no tenerse tan en cuenta, es la de «restricción a la libertad civil, a los derechos políticos, a la diferencia, a la pluralidad, a la diversidad, al respeto mutuo», sentencia Astroza, «son bastante intolerantes, pero no se presentan como tales. Se nota cuando gobiernan».

Contra la «ideología de género», sea lo que sea

El discurso ultraconservador, en palabras de la politóloga uruguaya Marcela Schenck en Fe en la Resistencia, «legitima las prácticas antidemocráticas». Ella pone como ejemplo el término “ideología de género”, que nació en el seno del feminismo como categoría de interpretación y fue reconvertido por la derecha y la ultraderecha conservadora con un cariz negativo.

Berdondini explica que desde 2016 en adelante surgieron una serie de campañas  públicas, que se van expandiendo regionalmente, de movimientos religiosos y laicos contra la educación integral de la sexualidad en las escuelas, en defensa de la familia natural heterosexual. En Perú, por ejemplo, surgió el colectivo Con mis hijos no te metas con manifestaciones «para combatir lo que llaman ideología de género». Aparece este movimiento luego en consignas que se difunden en Argentina, Bolivia, Paraguay, Perú, Colombia, México, Uruguay, Chile, Brasil.

La experta argentina asevera que el avance de las derechas, de la ultraderecha particularmente, «amenaza los derechos sexuales y reproductivos, el acceso a espacios de decisión política por parte de las mujeres, las oportunidades económicas, el trabajo digno, la no discriminación laboral».

Además, otras formas de violencia que se lograron instalar públicamente, y que fueron históricamente válidas, como las relacionadas a la brecha salarial, la sexualidad, el aborto, las tareas de cuidado, la violencia doméstica, laboral, la trata de personas, la cuota sindical, el matriomnio igualitario, la fertilidad asistida y la identidad de género «se han potenciado en el último tiempo en la región».

Astroza asegura que estos líderes de ultraderecha, o de derecha populista radical, como lo llama, lanzan su mensaje expresamente. «Está en la base de la ideología de la derecha populista radical. […] Hay una contrarrevolución ideológica muy importante».

Recuerda que Kast dio una conferencia hace unos años en Colombia, en una reunión de sectores ultraconservadores de América Latina, «donde dice que hay que luchar contra la ideología de género y le da un rol a la mujeres que no es de igualdad, valora mucho la familia tradicional en la que la mujer tiene la única responsabilidad de ser la procreadora y al mismo tiempo la encargada de la educación de los hijos y las hijas. No le gusta la diversidad y las diferencias, ni los distintos tipos de familia que pudieran haber. Eso, por supuesto, también va en contra de las mujeres».

Recientemente salió a la luz un video de un diputado electo del Partido Republicano, al que pertenece Kast, en el que cuestiona (según él, con sarcasmo), el voto de las mujeres. También violentó a una periodista durante una entrevista. «No me sorprende», asegura Astroza, «lo hemos visto en Estados Unidos y en Europa; es parte de la esencia que tienen estos grupos. Lo dicen y lo hacen».

La experta chilena explica que estos grupos «están en contra de muchos de los temas [en los] que el feminismo, sobre todo, lleva décadas e incluso siglos avanzando. Hasta el punto de escuchar a alguien hoy día que cuestiona el derecho de voto a las mujeres en el siglo XXI, con lo que ha costado que las mujeres en el mundo tengan derecho a sufragio. Entonces, claramente hay ahí un riesgo, un riesgo latente para las mujeres en general».

Para Schenck «lo que vemos es una relectura del autoritarismo y de un registro que denuncia la crítica hacia su discurso como autoritaria.  Un discurso que justifica las dictaduras en América Latina, anuncia que ese tipo de violencia no forma parte del pasado, sino que es una posibilidad en el presente y que todo será debido a los excesos de los otros».

Presente y futuro

La ultraderecha ha ganado espacios de poder en la región y a nivel mundial. Como se desprende del análisis de las expertas, el surgimiento que ha tenido en los últimos años tiene un tinte de «contraideología», de respuesta al avance en materia de derechos, que ellos tildan de peligroso.

Bajo el concepto “ideología de género” nuclean una serie de movimientos, leyes, valores y conquistas que desestabilizan el statu quo de una derecha tradicional y conservadora, que justifica la violencia y la discriminación en pos de ideas como la paz, la seguridad y la democracia.

En Uruguay la derecha conservadora y la ultraderecha ejercen su poder desde el Parlamento, mano a mano con sectores religiosos como Misión Vida. Las y los representantes de estas ideologías se expresan abiertamente en contra de los derechos de las mujeres y las políticas de género, y defienden las ideas tradicionales de familia. El Partido Nacional gobierna en coalición con Cabildo Abierto, máximo representante de la ultraderecha en el país, y tiene en sus propias filas figuras con ideas ultraconservadoras y antiderechos.

Kast, en Chile, obtuvo el mayor porcentaje de votos en la primera vuelta presidencial el pasado 21 de noviembre. Igual de cierto es que en 2019 se dio un estallido social que cambió la coyuntura sociopolítica del país y generó una Convención Constituyente paritaria para redactar una nueva Constitución que suplante la que rige desde la dictadura de Pinochet.

Hay avances, pero tiemblan ante la posibilidad de que triunfe el candidato de ultraderecha que quiere eliminar el Ministerio de la Mujer y está en contra del matrimonio igualitario y de la educación sexual integral. «Aparece como una paradoja lo que Chile está viviendo, como cambia tan rápido políticamente en un par de meses», en palabras de Astroza.

Y en Argentina, cuenta Berdondini, las elecciones legislativas mostraron un avance de la ultraderecha concentrado en Capital Federal y Gran Buenos Aires. «Hay una derechización de la agenda de temas y los términos del debate público, que son preocupantes».

La experta recuerda la importancia que tiene en el país el movimiento #NiUnaMenos que surgió en el año 2015 y ganó gran implicancia internacional. Hoy, seis años después, «estamos en un contexto donde esta derechización del espacio político nos pone en alerta, principalmente ante la clara reversión respecto a la sustanciación y al avance en materia de derechos y de igualdad de género».

Este auge de la ultraderecha en la región, continúa Berdondini, tiene que ser puesto a la luz de un «activismo opositor persistente» que tiene las políticas de igualdad de género como eje.

Sobre la violencia política hacia las mujeres por ser mujeres, Berdondini «destacaría la necesidad de que sea hagan cumplir las leyes que sancionan esas prácticas violentas y, al mismo tiempo, [de] visualizar y cuestionar la dimensión política, cultural, social, jurídica y mediática que implica sancionar esos discursos y esas prácticas hacia las mujeres en un contexto de avance de la derecha y la ultraderecha regionalmente».

 

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