El debate sobre la LUC, la fuerza de convicción hacia el reférendum

DEBATE TELEVISIVO SOBRE LA LUC

A fondo

Gabriel Delacoste
25 febrero, 2022

Óscar Andrade y Guido Manini debatieron en Florida sobre la LUC. Andrade fue una máquina de tirar datos e información, y apeló a la sensibilidad y las tradiciones de Uruguay. Manini, mientras tanto, defendió que la LUC está a favor de los más vulnerables y atacó a los gobiernos del FA
Óscar Andrade y Guido Manini Ríos en el debate, el 22 de febrero 

En la noche del martes 22, los senadores Guido Manini –de Cabildo Abierto, por la coalición– y Óscar Andrade –del Partido Comunista, por el Frente Amplio (FA)– protagonizaron un debate televisivo sobre la Ley de Urgente Consideración (LUC) en el Centro Comercial e Industrial de Florida. Desde el anuncio, una semana antes, se creó una expectativa considerable, que solo se acrecentó por la decisión de la televisión pública de bajarse de la transmisión. En el correr de los días, numerosos medios, grandes y chicos (excepto los canales privados de Montevideo), se sumaron a la señal emitida por Cardinal TV y la Cámara Uruguaya de Televisión para Abonados, lo que le aseguró al debate una amplia difusión. El FA, además, organizó varias reuniones públicas para ver el debate. Cuando el día llegó, TV Ciudad, una de las señales que se sumaron a la transmisión, tuvo un pico de rating de 8,6 puntos, quedando primera. Si bien la transmisión tuvo problemas técnicos, esto fue compensado con el disfrute de un extraordinario spot de vinos Rosés.

El debate se dividió en cuatro bloques: seguridad, vivienda, educación y relaciones laborales. El formato fue, como se acostumbra en los debates uruguayos, más bien acartonado, con turnos y poca interacción entre los debatientes. La complejidad y la cantidad de temas discutidos (lo que se debe a la complejidad de la propia LUC) hizo que las intervenciones fueran densas y no siempre fáciles de seguir. En esta nota nos proponemos detenernos en lo que se dijo, tanto para quienes vieron el programa, a quienes puede servirles pensar nuevamente en esos asuntos, como para quienes no, a quienes puede serles útil tanto para informarse sobre la discusión sobre la LUC como para pensar en el estado de la discusión política uruguaya.

SEGURIDAD

En su primera intervención, Manini fue al grano: «Una de las principales razones por las que la gente […] puso a esta coalición en el gobierno fue […] la situación de inseguridad que vivía el país y la percepción de que no iba a haber grandes cambios de continuar los gobiernos del FA». De ahí en adelante, todas sus intervenciones estuvieron centradas en atacar al FA y sus administraciones. En particular, criticó al FA por tener una visión ideológica que «partía de la base de que el delincuente era la víctima y la sociedad era la victimaria». Y redondeó con un mensaje más general: «Nosotros creemos que no se puede aceptar la idea que se quiere imponer de que esta ley favorece a los más poderosos, a los malla oro. Creemos que, por el contrario, y sobre todo en temas de seguridad, esta ley favorece a los más frágiles, a los que no se pueden pagar una seguridad privada, a los que no se pueden enrejar, a los que no pueden pagar costosas alarmas». El intento de presentar la LUC como una defensa de los frágiles también enmarcó todas sus intervenciones.

Andrade respondió basándose en lo dicho por diversas autoridades, como el Instituto de Derecho Penal de la Universidad de la República, el comisionado carcelario y el alto comisionado de Naciones Unidas. Dijo que la LUC quita garantías y libertades individuales, y que se presta «para el abuso, la impunidad y la violación de derechos humanos». Ilustró esto diciendo que la ley aprobada por el gobierno habilita que en el caso de «un muchacho que salta un alambrado por unas manzanas […] la respuesta pueda ser el homicidio», habló de la explosión de la cantidad de mujeres presas por la comercialización no violenta de drogas y cuestionó que en la nueva formulación de la legítima defensa se suprima la referencia a que «el que se defiende no puede colocar como motivo la venganza, el resentimiento u otro motivo ilegítimo».

Manini volvió a la carga: «Las soluciones que propone el senador Andrade ya vimos, después de 15 años de gobierno frenteamplista, a qué nos han llevado». Minimizó los abusos diciendo que «siempre ha habido excesos en la historia de este país, con LUC o sin LUC, y siempre se los ha identificado, investigado y castigado, como corresponde», lo que, viniendo de Manini, suena más bien ominoso. Andrade replicó centrándose en cómo el desestímulo de la posibilidad de trabajo y estudio en las cárceles las transforma «en un infierno y aumenta la reincidencia», lo que ilustró con un gráfico de muertes en dichas instituciones. La respuesta de Manini fue que, si bien «el problema carcelario es grave y amerita soluciones específicas», «no podemos por eso decir que los delincuentes no tienen que estar presos, no podemos ir a la solución que se aplicó en el primer año de gobierno del FA, en 2005». Y continuó: «Nosotros creemos que aquí la oposición se está alejando del ciudadano honesto y está mirando este problema desde la óptica de aquel que está dispuesto a delinquir, de aquel que está dispuesto a desafiar a la autoridad». Andrade respondió: «Está bueno que no nos adjudiquemos intenciones». Y a continuación dio como ejemplo que, cuando el gobierno «establece un paquete de medidas que facilitan el lavado de activos», no les adjudica a «quienes votaron esa norma que estén del lado de quienes promueven el lavado de activos». Cerró su intervención recordando que los uruguayos votaron contra la baja de edad de imputabilidad y caracterizando las disposiciones de la LUC como propuestas que «parecen tener más que ver con una mirada para la tribuna que con un análisis reflexivo sobre una situación que requiere ponerle pienso estratégico». Mostró un coraje y una firmeza inusuales en la dirigencia frenteamplista para atacar el discurso de la derecha sobre la seguridad.

VIVIENDA

En el segundo tema le tocó a Andrade exponer primero. Habló de la protección que se les da a los inquilinos en otras ciudades del mundo, para luego contrastarla con la que da la LUC, que, a su criterio, «amontona un conjunto de iniciativas que son todas feroces, hasta crueles». Mencionó las multas «de hasta cuatro meses y medio [por] el valor del arriendo» y el «brevísimo» plazo de desalojo, tanto para los buenos como para los malos pagadores. También alegó que «el juez no tiene la posibilidad de dar prórrogas en casos de fuerza mayor fuera de los cinco o seis días», por lo que «si una familia tiene que enfrentar el desalojo y se trata de una mujer que está cursando el embarazo que tiene hijos pequeños, es invierno y no tiene donde ir, con la propuesta de alquileres de la LUC termina afuera», lo que, dijo, va contra «la sensibilidad de cualquier uruguayo promedio». A lo largo del debate, apeló varias veces a esta sensibilidad: «Se dice que esto crea el alquiler sin garantía, cuando en Uruguay cerca de 80 mil ya alquilaban sin garantía previo a la LUC. Es más, entre las familias que tienen contrato, entre un 12 y un 15 por ciento alquilaban con contrato y sin garantía. ¿Usted votaría un tratamiento así?».

Manini respondió directamente: «La imagen de la embarazada y sus cinco hijos que pueden perder la vivienda nos sensibiliza a todos. Pero también podemos pensar que esa embarazada es la propietaria de esa vivienda y que esa vivienda le permite llegar a fin de mes con sus costos, con sus pagos, y que, cuando el inquilino no le paga, le causa serios problemas». Luego pivoteó para volver a atacar a los gobiernos frenteamplistas, que, según él, dejaron una «situación habitacional realmente crítica». Agregó: «Si se hubiera utilizado el dinero que se dilapidó –por nombrar solamente tres casos– en la regasificadora, ANCAP y PLUNA, se habría terminado con el tema de los asentamientos». Empezando a defender la norma, dijo: «En este país se estima que hay unas 53 mil viviendas vacías, viviendas que no están volcadas al mercado de alquileres. Esta ley lo que busca es, en cierta forma, estimular que parte de esas viviendas se vuelquen al mercado de alquileres. Para ello hay que darle ciertas certezas al propietario, que no es ese estereotipo del rico poseedor de decenas de inmuebles que quiere maximizar su negocio. Generalmente, se trata de alguien de escasos recursos que alquila la pieza del fondo y que con eso complementa su magra jubilación». Una vez más, ubicó la LUC como una defensa de «los vulnerables», incluyendo en este rubro a los propietarios de inmuebles. Su argumento es impecablemente liberal: la desregulación estimula la baja de los precios y favorece a los clientes, especialmente a los pobres. La desesperación de quienes son dejados afuera por el mercado es transformada, así, en una solución legítima a situaciones precarias.

EDUCACIÓN

En este tópico empezó Manini, invocando a «la inmensa mayoría de los uruguayos», que, según él, «está de acuerdo con que la educación está en franca decadencia». Argumentó diciendo que «el 60 por ciento de los jóvenes no termina el liceo» y que el 30 por ciento de ellos «son analfabetos funcionales». Ante eso, planteó dos caminos: «No hacer nada» (como en «todo el período del FA, en el que su voluntad fue torcida por un sindicato que se creyó el ombligo del mundo», dijo) o «implementar un camino de cambio». Defendió la centralización a través de la eliminación de los consejos desconcentrados y el mayor involucramiento del Ministerio de Educación y Cultura. Usó a su favor, además, las declaraciones de Tabaré Vázquez y José Mujica al respecto, y los conflictos de ambos con los sindicatos de la educación.

Una vez más, Andrade defendió las gestiones frenteamplistas. Citó una investigación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa según la cual fue durante ese período que se obtuvieron las mejores cifras en la tasa de egreso de la educación media superior. Luego, atacó a la LUC como «una reforma educativa en contra de la comunidad educativa» y recordó que, durante una comparecencia en el Parlamento, el ministro de Educación y Cultura dijo que su «propuesta definitiva es eliminar también la representación de los docentes en el Codicen [Consejo Directivo Central]». Añadió que la LUC, al atacar la autonomía de la educación, va contra una «larguísima tradición», que se remonta a José Pedro Varela, entre otros. Varias veces hizo referencia a las tradiciones nacionales.

Una vez más, la respuesta de Manini fue que, «claramente, con las propuestas del senador Andrade no se avanzó» y negó que se quiera ir contra la participación de la comunidad educativa. Andrade replicó mencionando las rebajas presupuestales en este período para la educación, la investigación y las becas. Manini sentenció: «Aquí lo que molesta es que se pueda afectar la fuerza de una cúpula sindical que se ha adueñado de la enseñanza en los últimos años». Para apoyar esta idea, citó al publicista de la campaña por el Sí, Esteban Valenti. Andrade replicó: «Los que condenaron durante muchísimos años a la educación al deterioro ahora quieren darnos cátedra y lección de la importancia de la educación». Y rechazó la «estigmatización de la organización sindical».

TRABAJO

En el último tema comenzó Andrade: «Por primera vez en la historia de Uruguay, se reglamenta el derecho de huelga y se reglamenta sin diálogo social, en un contexto de caída pronunciada de los salarios y las jubilaciones». Citando la comparencia del Instituto de Derecho Laboral en el Parlamento, dijo que lo que hace la LUC es «otorgar patente de corso para la utilización de rompehuelgas». Recordó la larga tradición de derechos laborales de Uruguay «por las luchas sindicales y también por el batllismo», y advirtió que la precarización y el abuso se encuentran «donde hay una débil representación sindical». Una vez más, la respuesta de Manini fue: «Esta ley lo que hace […] es defender los derechos de los más débiles. ¿Y quiénes son los más débiles en las relaciones laborales? Son aquellos trabajadores que no se pueden dar el lujo de perder su jornal por adherir obligados a una medida». Al igual que con los alquileres, parece plantear una coalición entre los más desesperados (inquilinos que no pueden acceder a garantías, trabajadores que no pueden ni parar) y los propietarios (arrendatarios, empresarios) contra los inquilinos formales y los trabajadores sindicalizados. Sin embargo, aclaró: «No estamos en contra de los sindicatos». Andrade contestó: «Capaz que no tienen nada contra los sindicatos, pero lo cierto es que no se les nota».

Manini respondió en un plano ideológico: «Ese discurso de ciertos actores que hablan de enfrentar al gran capital y, por otro lado, negocian con las grandes empresas a espaldas de las pequeñas y medianas empresas… Negocian condiciones y laudos que las pequeñas y medianas empresas no pueden pagar y que, por lo tanto, terminan favoreciendo un proceso de concentración del capital, así como se ve también en el medio rural: un proceso de concentración de tierras como no se había visto nunca en el último siglo». Andrade ironizó: «Cuando habló del proceso de concentración del capital, pensé que iba a explicar el negociado que se hizo en el puerto para entregarle un monopolio privado a Katoen Natie». Y, para mostrar la orientación del gobierno, denunció que el Banco de Previsión Social bajó las multas a la informalidad y dejó de fiscalizar los laudos.

CIERRES

Cada debatiente cerró llamando a votar. Andrade llamó «a votar Sí en defensa de la educación pública, a votar Sí en defensa del derecho a la vivienda, a votar Sí para que no se le pueda ocultar información a la Justicia por una sola persona o al Parlamento, a votar Sí para que las tierras de Colonización tengan que ver con poder poblar la campaña». Y aclaró: «El último domingo de marzo no se elige ni partido político ni legisladores, pero sí se elige votar por un mejor país para vivir». Manini defendió que «esta ley es justa, es necesaria, es una ley que defiende a los más frágiles». Y denunció «el doble discurso de aquellos que hablando de defender a los más débiles, en realidad, han sido funcionales a los intereses más poderosos». «No otra cosa significaron los 15 años de medidas económicas del astori-bergarismo», añadió. Y llamó a votar No para no «volver al 1 de marzo de 2020». La discusión a lo largo del debate fue ideológicamente densa: tocó asuntos cruciales, como la propiedad y la violencia. Andrade apuntó a bajar la mayor cantidad de información posible sobre la LUC; Manini metió el dedo en las heridas de los sueños rotos de la izquierda y mostró cómo intenta cambiar el tablero ideológico del país.

Sobre el debate de la LUC, y la intransigencia de medios de difusión

que no quisieron retrasmitirlo

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