Las expresiones vertidas en Senadores: un atentado a la Justicia

Debe ser la primera vez en la historia del Parlamento del Uruguay, que en defensa de no quitarle los fueros a un Senador, se hayan vertido tanta cantidad de injurias, falsedades y sobre todo el desconocimiento de uno de los pilares de la democracia uruguaya: la Justicia

 NO DESAFUERO DE MANINI RÍOS

Editorial de Aebu: Nueva herida para la Justicia 

03.10.2020

MONTEVIDEO (Uypress)- La Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (Aebu) editorializa sobre aquello que quedó por el camino durante la discusión del Senado que mantuvo los fueros a Guido Manini Ríos: convicciones “aparentemente” firmes y promesas preelectorales.

Senado, sesión desafuero Manini Ríos.

Tal como se había anunciado, la solicitud de desafuero del senador y ex comandante en jefe del Ejército Guido Manini Ríos fue desestimada por el Senado.

En la extensa sesión del miércoles fueron emitidos numerosos argumentos en contra del desafuero, todos ellos basados en una supuesta ausencia de pruebas para que la Cámara Alta tomara tal decisión.

La mayoría del cuerpo quitó relevancia al hecho de que Manini Ríos dejó transcurrir 310 días sin informar al Poder Ejecutivo sobre las declaraciones de Gavazzo. A sabiendas de que un muerto no lo podía desmentir, Manini aseguró a la Justicia que sí las había transmitido por dos veces al ministro Jorge Menéndez, de forma verbal, en reuniones mano a mano, sin testigos. Pero -como lo recordó el senador José Bayardi en la sesión del Senado ayer mismo- en el semanario Búsqueda del 4 abril de 2019 (siete días antes del fallecimiento de Menéndez) había reconocido su demora en informar.

Esta simple constatación de una gruesa mentira debiera haber inclinado al cuerpo a reconocer la procedencia del levantamiento de los fueros. Sin embargo ello no sucedió y nos encontramos entonces ante una situación que solamente puede explicarse por el predominio de la política por sobre la Justicia.

La flaqueza de argumentos de los legisladores opuestos al desafuero resulta evidente. La nacionalista Carmen Asiaín entregó una frase que quedará para la memoria: «La consecuencia del desafuero es gravísima. Le estamos enmendando la plana a la ciudadanía. El senador Manini fue electo por el pueblo». No tuvo en cuenta la legisladora que todos los casos de desafuero tienen como sujetos a personas ‘electas por el pueblo’ y que el de Manini no tiene nada de especial en ese aspecto.

Por el mismo camino transitó el expresidente Julio Sanguinetti, quien manifestó «dudas» sobre  este caso. ‘En la duda abstente’, afirma el viejo dicho, pero el senador no se abstuvo de votar en contra del pedido del fiscal Morosoli. Y con una justificación cuantitativa señaló que levantarle los fueros a un senador que obtuvo el 10 % de los votos sería tener un Parlamento «menos democrático». En ningún caso se tuvo en cuenta que solamente se votaba una suspensión y no una pérdida de los fueros, y que el legislador, de ser absuelto, volvería al Senado. 

Manini Ríos, el legislador solicitado por la Justicia, volvió a victimizarse en sus intervenciones y se manifestó «convencido de que hubo una operación para dividir, para fracturar la coalición de Gobierno, sacando del medio a uno de sus principales sostenedores». Sacó así a la luz el tema político de fondo, el riesgo de quiebra que corría la coalición multicolor. Un tema que se colocó sobre el tapete cuando el pedido fiscal comenzó a ser tratado en el Senado y que motivó la postergación de su consideración hasta llegar a un acuerdo político saldado con un reparto cuidadoso de costos políticos. De este solamente se excluyó el sector Ciudadanos que terminó votando el desafuero. 

Habida cuenta de estos antecedentes queda a la vista que el Partido Nacional y el sector Batllistas  tuvieron como valor superior a preservar la integridad de la coalición, un valor ante el que ceden las propias convicciones. Una muestra de realpolitik, la misma que llevó al presidente a incluir a Cabildo Abierto en la coalición de Gobierno en lugar de tender un cordón sanitario en su torno. Una manera de poner a la política por encima de la Justicia. Y Justicia y política no son  valores comparables. Justicia hay una sola y para todos los casos. La política puede ser buena o mala según la ocasión y los tiempos.

La actitud del Partido Nacional en esta instancia ha sido radicalmente contraria a la que dejó sentada Lacalle Pou, autor de un proyecto de ley destinado a eliminar los fueros legislativos, presentado por él durante dos legislaturas. El presidente era un convencido partidario de eliminar los fueros legislativos y, en atención a ello, cuesta mucho interpretar que la decisión tomada por su bancada de preservar los de Manini sea independiente de su  apoyo político.

En abril de 2018, el entonces senador dijo sobre su proyecto: «Lo propusimos hace por lo menos ocho años, presenté un proyecto de ley, no lo dije, presenté un proyecto de ley». Y agregó: «En este período presenté de nuevo un proyecto de ley derogando los fueros […] ¿Por qué? Porque si a cualquier hijo de vecino lo llevan a un juzgado ¿por qué no nos van a llevar a nosotros si cometemos un delito común?», señaló. «Se supone que los políticos tenemos más responsabilidad que los ciudadanos comunes, por lo menos es lo que yo trato de hacer y como trato de vivir». Una argumentación fuerte y reciente, como se ve.

Es con este antecedente que debemos analizar el juego de retrocesos y de faltas a la palabra empeñada que hemos presenciado en pocos meses. Primero fue Guido Manini, quien basó toda la  construcción heroica de su figura en la campaña electoral en el anuncio estentóreo y valeroso, acto a acto, de que iba a comparecer ante la Justicia y de que estaba dispuesto a perder los fueros. Una decisión que debiera haber hecho innecesaria toda discusión sobre sus fueros y obviamente a descartar una votación, para poner a disposición de la Justicia a quien fue «elegido por el pueblo», porque fue electo gracias a ese mismo desafiante anuncio.

Llegado el momento de poner en práctica sus principios Manini renuncia a votar su desafuero y Lacalle Pou a sus convicciones tan bien fundadas teóricamente. Ahora Lacalle Pou y su partido sostienen que no hay elementos jurídicos que sustenten el desafuero de Manini. Sin embargo, el hoy presidente, en la exposición de motivos de su proyecto, estampó: «El régimen que existe en Uruguay le da una función jurisdiccional al Parlamento. Porque los colegas juzgan a priori a otro senador para que vaya o no a la Justicia. Y no creo, en el mundo moderno en el que vivimos, que esa función la deba tener el Parlamento sobre todo cuando se trata de delitos que no hacen a la función del Senado». Un brillante precepto teórico del hoy presidente: el Parlamento no debe juzgar, no debe reemplazar a la Justicia. ¿Pero qué vemos ahora? A pesar de estas firmes convicciones de Lacalle Pou el Senado se constituyó en juez de de uno de sus integrantes y exoneró a uno de sus integrantes de someterse a la Justicia.

Los tan fundamentados desarrollos de Lacalle se revelaron como un ejercicio teórico solamente y no una convicción firme como aparentaba. Los principios no se flexibilizan a las primeras de cambio ante necesidades políticas como la aprobación de un presupuesto o el mantenimiento de una coalición, por ejemplo.

Y dado que se ha colocado a la política por encima de la Justicia veamos cuáles son las responsabilidades y los costos políticos de esta decisión. Se ha faltado a lo prometido, han quedado sin cumplir compromisos asumidos en campañas políticas. El país ha sufrido un nuevo retroceso en materia de derechos humanos y la Justicia vuelve a quedar en inferioridad de condiciones frente al ocultamiento sistemático de los actos criminales de la dictadura. Estas conductas se pagan con desprestigio para todo el sistema político y fomentan el descreimiento de la población. 

Lo que nos queda de este episodio es una democracia degradada.

 Impunidad total

POR LEANDRO GRILLE 

2 OCTUBRE, 2020 

En octubre del año pasado el senador Guido Manini Ríos se comprometió públicamente a no ampararse en los fueros parlamentarios, en el caso de resultar electo, si finalmente era citado a indagatoria por omitir denunciar que Gavazzo confesó ante el Tribunal de Honor haber ocultado el cadáver de Roberto Gomensoro en el lago del Rincón del Bonete en marzo de 1973.

Sin embargo, la estrategia desarrollada por la defensa de Manini en la causa en la que se lo imputa desmiente esa supuesta intención de comparecer ante la Justicia como cualquier hijo de vecino. En efecto, cuando el fiscal Rodrigo Morosoli lo citó para formalizarlo, la defensa del ese entonces candidato a presidente y al Senado interpuso sendos recursos de inconstitucionalidad contra el nuevo Código del Proceso Penal y contra la ley de creación de la Fiscalía General de la Nación para dilatar el proceso y aprovechar el efecto suspensivo sobre las actuaciones mientras la Suprema Corte analizaba los recursos. Era obvio que los recursos iban a ser desestimados, pero ese tiempo de suspensión era el que requería Manini para que pasaran las elecciones y obtuviera la banca senatorial y los fueros. Toda la estrategia de Manini fue llegar a los fueros para evitar la formalización y la condena, confiado en que era imposible que en el Parlamento se alcanzaran los dos tercios necesarios para desaforarlo.

Tiempo después, cuando Manini afirmó que había cambiado su intención inicial de no ampararse en los fueros, porque “las circunstancias habían cambiado”, no hizo otra cosa que invocar una justificación artificial diseñada a priori, porque nunca estuvo en sus planes -ni en los de su partido, Cabildo Abierto- someterse al proceso judicial. Ninguna circunstancia cambió de ese tiempo a esta parte, salvo porque ahora se conocen las declaraciones de los generales que conformaron los Tribunales de Honor y Alzada, y está completamente claro que fue Manini el que impidió que se sustanciara la denuncia, a pesar de las recomendaciones de todos los miembros de los dos tribunales. Con esto, Manini sabía, como sabemos todos, que si no se interponía la protección de los fueros, iba a ser condenado, no ya por los testimonios que hubiesen aportado funcionarios del gobierno anterior, sino porque sus propios compañeros de armas le soltaron la mano y lo incriminaron con pelos y señales.   Dicho todo esto, ahora sabemos que a Gomensoro lo mató Gavazzo en el cuartel de Artillería N.º 1 en el Cerro de Montevideo. Lo sabemos porque hay un exmilitar que fue testigo ocular del homicidio y que lo declaró en Paso de los Toros. Sabemos que Gavazzo trasladó el cuerpo para ocultarlo en el río Negro. Lo sabemos porque, entre otras cosas, lo confesó Gavazzo ante el Tribunal de Honor, aunque Manini, a sabiendas, omitió denunciarlo. Lo sabemos todos: Manini, Gavazzo, los miembros del Tribunal de Honor e, incluso, la Justicia, que, pese a eso, se niega a desarchivar el caso bajo el principio de que no se puede juzgar a Gavazzo dos veces por el mismo crimen. Recordemos que Gavazzo había sido condenado por este homicidio gracias a un testimonio falso que lo acusó de asesinato en el cuartel de Paso de los Toros. Cuando se probó que el testimonio era falso, Gavazzo fue sobreseído. Si la Suprema Corte de Justicia no accede a reabrir la investigación, Gavazzo saldrá impune de un asesinato ocurrido en un cuartel de Montevideo, del cual ya no quedan dudas de su autoría.

Con la decisión tomada por la mayor parte de la coalición multicolor en el Senado (con la honrosa excepción de Ciudadanos), Manini no podrá ser condenado en la Justicia por el delito de omisión de denuncia o encubrimiento, y este delito prescribe antes de que termine esta legislatura. Saldrá impune. Si la Suprema Corte de Justicia no responde afirmativamente al recurso de casación y dicta la reapertura del caso Gomensoro, Gavazzo quedará impune para siempre por este asesinato, aunque ya nadie ignora que él lo asesinó y él mismo trasladó el cuerpo inerte a Paso de los Toros para ocultarlo en el lago de Rincón del Bonete. De este modo, se habrá cerrado un círculo siniestro de impunidad. Impune el homicidio, impune la desaparición, impune el ocultamiento e impune el encubrimiento. Todo impune cuando ya no hay nadie que desconozca qué, quién, cuándo y por qué.

En marzo de 1973, cuando en un cuartel de artillería mataron y desaparecieron a Roberto Gomensoro, un estudiante de agronomía de 24 años, todavía regía la democracia en nuestro país. Era un gobierno del Partido Colorado. Ahora, cuando el Senado resuelve mantener los fueros de Manini, gobiernan los blancos. Colorados y blancos. Blancos y colorados. No todos, ni de unos ni de otros. Pero casi. Hace 50 años que son los guardianes de la impunidad.

«Por responsabilidad del PN, Manini Ríos se va

a amparar en la impunidad» .

Diario « La República » – 2/10/2020

Mientras en el Senado de la República se discutía sobre si se votaba el desafuero de Guido Manini Ríos, con un intercambio por demás caliente, frente al Palacio Legislativo se realizó una concentración de Familiares de Detenidos Desaparecidos, en la que participaron muchos dirigentes del Frente Amplio cuestionando el papel de quienes no votan el desafuero.


La vigilia de los familiares se inició a las 10:00 horas con la discusión legislativa, en la lucha por justicia, para llegar a la verdad y conocer el destino final de sus desaparecidos.
De la concentración, que tuvo más de 500 personas, participaron varios dirigentes del Frente Amplio que apuntaron contra la «complicidad» del Partido Nacional por la defensa de la impunidad del senador Guido Manini Ríos.
Rafael Michelini, secretario político del Frente Amplio, dijo a LA REPÚBLICA que la de ayer fue «una tarde triste pero de lucha. En la medida que no se vote el desafuero termina habiendo complicidad. Es un momento en el que le estamos cercenando participación a la Justicia y claridad para que hubiera transparencia en sus procederes de los que tuvieron que llevar los documentos al Poder Ejecutivo por parte del comandante en Jefe, hoy senador». «Por lo tanto hubiéramos querido, aspirado, a que nada iba a interponerse para que Manini se presentara a la justicia, que él iba a votar el desafuero, hoy eso no se cumple», manifestó el líder del Nuevo Espacio.
Respecto a por qué Manini no querría comparecer ante la justicia, Michelini respondió que «él sabe cómo fueron las cosas, pasaron los meses y no informó. Y la información que tiene lo compromete». Mientras que ante la consulta de por qué motivo el Partido Nacional no acompaña el desafuero, dijo que los nacionalistas «dependen de él para sacar leyes adelante, porque hay una coalición de gobierno que se aparta de los principios básicos. En definitiva hay un acuerdo político».

«Manini ataca al sistema de justicia»

De la concentración también participó el presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, que en diálogo con LA REPÚBLICA cargó duro contra los senadores del Partido Nacional: «Me temo que por la resolución del Senado, debido a la responsabilidad del Partido Nacional, Manini se va a amparar en la impunidad y no dará el resultado que debería dar, que es el respetar la independencia de poderes».

«Los fueros parlamentarios son para la protección de la función parlamentaria. En este caso se refiere a hechos anteriores a que la persona fuera investida como senador. La única cosa que podría ampararlo es que el PN entienda que el Poder Judicial está persiguiendo a los legisladores, pero no es el caso, si no, que lo diga», sostuvo.
En otra línea recordó cómo Guido Manini Ríos en campaña electoral prometió presentarse ante la justicia que ayer cuestionó. «En campaña dijo que lo iba a hacer. No cambiaron las circunstancias. Es un disparate el bloquear la actuación de la justicia» como lo hizo el senador, indicó.

«Manini ataca al sistema de justicia uruguaya, lo cual es una práctica habitual en las ultraderechas en el mundo, Trump, Bolsonaro. Atacan la independencia de poderes porque quieren jueces subordinados al poder político», sentenció.
«No tiene honor, le mintió a la ciudadanía»

Otra de las dirigentes presentes en la vigilia fue la excandidata a vicepresidenta del Frente Amplio, Graciela Villar, que señaló a los micrófonos de LA REPÚBLICA: «Es un día más que triste. Hemos escuchado discursos que son la apología de militares en dictadura, la justificación de un enemigo que hoy no existe que ha sido más que demostrado en estos 15 años de gobierno que el FA ha sido una fuerza de paz, democrática y amplia», inició.

«Se ha cuestionado la justicia que es un pilar de la democracia, pero sobre todo ha habido complicidad del Parlamento que está para defender la democracia, el Estado y sus componentes», remarcó.

Finalizando, Villar indicó que «hubiéramos esperado de parte de los que se llaman demócratas que hubieran respaldado el desafuero» pero «hay personas que tienen coronita: quienes deberían ir a declarar, que en campaña se llenaron la boca de que su honor estaba por delante de todas las cosas, demuestran que no tienen honor, que le mintieron a la ciudadanía una vez más, pero además tienen secretos», dijo.

«Acá no hay odio, hay una necesidad de avanzar en este proceso de saber dónde están los desaparecidos y los responsables de ellos. Para dejarle una democracia saneada a los más jóvenes», finalizó.

 

 

 

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