Manini Ríos y Cabildo Abierto

 Dios y Manini en la patria de Artigas

Los tres pilares de Cabildo Abierto.

Samuel Blixen

26 junio, 2020

Guido Manini Ríos durante la misa celebrada en la Catedral de Montevideo por el nuevo gobierno 

El ex comandante en jefe del Ejército asume el desafío de elaborar una doctrina que defienda los valores ultraconservadores de nuestra civilización occidental y cristiana, una tarea inconclusa de la dictadura.

Los crímenes de lesa humanidad, las desapariciones, el terrorismo de Estado son el talón de Aquiles del general Guido Manini Ríos y un desafío en su carrera hacia la presidencia en 2024. Hace unos meses, poco antes de comenzar la pandemia, explicaba a un periodista de O Globo, de Brasil, que no serán nunca encontrados los cuerpos de los desaparecidos: “Si acaso, aparecerán cuatro, tres”. Los demás cuerpos, dijo –repitiendo una mentira desmontada por los hallazgos–, fueron desenterrados y arrojados al mar. Manini siente que el tema de los desaparecidos no es un flanco débil de su proyecto, pero otra cosa es la responsabilidad penal de los militares por esas desapariciones (asesinatos de prisioneros que se ocultan con enterramientos clandestinos) y la larga lista de crímenes cometidos. Cada vez que se produce una decisión judicial, reacciona exasperado. “¿Hasta cuándo se seguirán encarcelando militares octogenarios por hechos ocurridos hace 50 años?”, “¿era necesario e imprescindible detener a Lawrie Rodríguez por ese supuesto crimen en estos momentos de pandemia?”, preguntó en el Senado al conocerse el procesamiento de dicho coronel por el asesinato, en 1974, de Iván Morales Generali, militante de la Opr 33.

Los antecedentes terroristas de los militares retirados que conformaron el núcleo inicial del movimiento político que plasmó en Cabildo Abierto (CA) son invariablemente excusados por Manini, quien ha evitado, con distintas gambetas, pronunciar una condena explícita del terrorismo de Estado, lo que resulta coherente con su decisión, en 1973, de descartar otras opciones universitarias e ingresar al Ejército, fuertemente motivado, como ha dicho, por la guerra antisubversiva. No hubo, por ejemplo, un impedimento de que el coronel Rivera Elgue asumiera como subsecretario de Defensa, pese a que sus declaraciones (“si las Fuerzas Armadas hubiesen actuado mal” en la dictadura, “tendría que haber muchos más desaparecidos”) desataron el primero de una serie de conflictos en la interna de la coalición. Para resolver de una buena vez el problema, y puesto que el reclamo de “dar vuelta la página” no encuentra eco en la sociedad –prueba de ello es el último pronunciamiento popular del 20 de mayo–, legisladores de CA han lanzado la idea de promover una ley de amnistía para los militares.

La reticencia de Manini a condenar las aberraciones de la dictadura explicaría la opinión del historiador y politólogo Gerardo Caetano, para quien el general exhibe “una adhesión democrática confusa” y expone un “pensamiento autoritario y personalista” (Búsqueda, 25-VII-19). La ambigüedad democrática del líder de CA no contradice los fundamentos ideológicos de su proyecto político, que va mucho más allá de un “partido militar” o la expresión política de “la familia militar”, sino que es la génesis de una refundación reaccionaria que abreva en todas las expresiones históricas de la extrema derecha y tiene, en la versión vernácula, el antecedente de la Juventud Uruguaya de Pie, cuyo principal dirigente fue Hugo Manini Ríos, hermano del senador.

LA BASE. Esta refundación –tarea inacabada de la dictadura militar– se apoya en el trípode patria, familia y religión. La diputada cabildante Elsa Capillera hizo al respecto una síntesis aproximativa: “La patria, por el lado de la defensa del ideario y los principios artiguistas; la familia, por los valores tradicionales de esa institución, y la religión, por su convicción católica”. El propio general, en una de las muchas entrevistas que concedió después de su confirmación como líder de CA, abundó: “Queremos recuperar el respeto a la familia, al maestro, al policía, a los símbolos nacionales y las fechas patrias, que a veces pasan desapercibidas” (No toquen nada). Asimismo, en un acto de su partido Manini explicó que este “no es de derecha ni de izquierda”, sino “artiguista en la más pura esencia”, aunque ello no aclare por qué el artiguismo ha servido tanto a los militares de la dictadura como a los resistentes de izquierda. En opinión de la historiadora y actual subsecretaria del Ministerio de Educación y Cultura, Ana Ribeiro, el concepto “es elástico”. En un arrebato de nacionalismo populista, Manini rescató de la figura de Artigas el profundo compromiso con los más infelices y atribuyó la famosa frase a la expresión de un sentimiento religioso en el protector de los pueblos libres. Si el artiguismo ofrece una fácil vía de penetración en la consideración de la gente, la opción militante por el catolicismo, que puede generar resquemores en adherentes de otras creencias, expresa, sin embargo, toda una definición ideológica emparentada con la civilización occidental y cristiana, entendida esta como la última reserva de los valores que ponen una barrera a todo aquello que se ha definido como “foráneo”, “extranjero”, que bien puede sintetizarse en el “comunismo internacional”.

El hoy senador Guillermo Domenech, que se define como “artiguista por sobre cualquier otra ideología extranjera”, no dudó en considerar a Manini una encarnación de Artigas y logró, en el discurso de cierre de campaña, en Rivera, una perfecta síntesis entre artiguismo y catolicismo: “Dios nos mandó a Manini Ríos”. El general, por su parte, reiteró cuatro veces, cuando era comandante en jefe del Ejército, una explícita adhesión a la Iglesia católica, que legisladores colorados denunciaron como un quiebre de la laicidad en esa fuerza. Además, participó uniformado de algunas misas en la catedral. En la ofrecida por el cardenal Daniel Sturla en el marco de las festividades por el Día del Ejército –a la que asistió acompañado del comandante de la Fuerza Aérea, Alberto Zanelli, y los generales del Ejército José Burone, José Alcaín y Alfredo Erramún–, un coronel pidió por la Iglesia, “especialmente por la de Uruguay”, y por los integrantes de la familia militar que “sufren, por distintos motivos, la privación de libertad, la soledad y la enfermedad”. A estos episodios se le agrega que en 2019 Manini utilizó la cuenta institucional del Ejército en Youtube para dar un mensaje navideño. Con uniforme de fajina, detrás de su escritorio, pidió a “creyentes y no creyentes” que tuvieran presente “el verdadero significado de esta fiesta”. A su vez, tras una reunión con Sturla en octubre del año pasado, declaró que “existen muchas coincidencias entre los objetivos de su partido y los de la Iglesia” y que CA apoyaría a esta institución en su “labor”.

Inseparable de la definición religiosa, su fuerza política reivindica el papel de la familia en su modelo más tradicional. De ello deriva una postura de antagonismo con la ideología de género y de rechazo a las normas que consagraron el matrimonio igualitario, la legalización del aborto y la protección de las diferentes orientaciones sexuales. “Dentro de poco nos van a imponer una ley por la que la homosexualidad sea obligatoria”, dijo el inefable Domenech. El general, más recatado, afirmó que “la ideología de género fractura la sociedad”, es “un discurso extranjero, promovido desde afuera”, y “genera el enfrentamiento hombre-mujer y padre-hijo, que no son deseables”. El mensaje es claro: para preservar la familia tradicional debe haber una muy militar obediencia debida de la mujer al hombre y del hijo al padre.

EL ORIGEN. Estos elementos, que configuran lo que podría llamarse la ideología de CA, tienen su antecedente en la dictadura y explican, entre otras cosas, por qué el novel partido concentra tantos militares oficiales retirados. A saber: en setiembre de 1976, cuando los aparatos represivos habían acumulado importantes éxitos en la guerra antisubversiva, el general Esteban Cristi, comandante en jefe de la División de Ejército 1 y referente indiscutido de la logia Tenientes de Artigas (a la que luego se sumó Guido Manini, por entonces teniente), escribía en el documento “Apreciación de situación”: “Se mantienen indicios de descreimiento e indiferencia sobre la acción de las Fuerzas Armadas, pensándose que es un sector privilegiado […]. La moral de la población se mantiene baja como consecuencia de la persistencia de los problemas económicos […]. La no existencia de una ideología nacional hace vulnerable toda actuación fuera de los cauces reglamentarios y tradicionales”. Por lo tanto, concluía: “Proponer al Superior se encare con urgencia una determinación de una doctrina nacional que sea la base filosófica que oriente el accionar. En lo referente a la Iglesia, se busque un acercamiento a los efectos de destruir una imagen negativa de oposición entre el gobierno y la Iglesia. Esta doctrina nacional de base filosófica deberá estar materializada en documentos”.

Es un hecho que la dictadura no logró elaborar esa doctrina y que los mandos se enfrascaron en una guerra intestina por el poder. Ese es, quizás, el legado que Manini confiere a CA y pretende dirigir. En un contexto internacional que amplía el nacionalismo xenófobo y se desliza hacia la derecha extrema, precisamente en ese universo occidental y cristiano, Manini podrá probar suerte, a menos que su carrera se trunque a partir de su posible desafuero, que comenzará a ser analizado en breve.

 

2 comentarios sobre «Manini Ríos y Cabildo Abierto»

  1. No estoy de acuerdo con lo allí expresado, eso no es lo dicho por el Gral. y las conclusiones del que escribe van por su cuenta,notándose un sesgo malicioso y flechado . No es reticente, no integró la Jup. CA no es un partido militar,y muy por el contrario sus intenciones son democráticas republicanas. En su ingreso a las FA, que fue en el liceo militar en 1973, y si el motivo fue luchar contra una guerrilla torturadora, asesina, secuestradora. armada y rapiñera me parece muy loable y patriótica, su decisión . Y el sr, Gerardo Caetano que es un referente de versiones hechas a la medida de la izquierda vernácula uruguaya, sería bueno una confrontación con el General, Senador e Historiador Guido Manini Rios.

    1. Dificil de creer que el Gral.Manini Ríos, no sea de la familia misma de Manini Ríos, fundador de la JUP, y a la vez propietarios de un diario reaccionario y golpista como “El Plata”. Si Cabildo Abierto, no es un “partido militar”, cuenta las casualidades, que sus principales integrantes, han formado o forman parte de las FFAA uruguayas. Lo patriotico de entrar en la represión, y asimilar a la dictadura cívico-militar como solo un encuentro con “guerrillas”, ya que el grueso de la represión militar se efectuó contra sindicalistas, y otras fuerzas politicas uruguayas que nada tenían con esa “guerrilla”. Por lo cual, lo que si resulta “flechada”, y más que “maliciosa”, la posición del lector, por lo cual podría contarse que está por la liberación de aquellos responsables de Crímenes de Lesa Humanidad, como fue probado y juzgado, claramente en el proceso al Plan Cóndor, efectuado en Roma, donde 14 ex altos oficiales de las FFAA uruguayas fueron nuevamente condenados. En materia de conocimientos históricos por parte del Senador Guido Manini Ríos, al aprobar la actitud de represores y torturadores lo encuentro lejos de la “verdad histórica”.

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