Mario Benedetti en su centenario de nacimiento

 BENEDETTI

15 de septiembre de 2020

Entre cotidianeidades e interiores del alma.

Cien años de Mario Benedetti

Autor de una vasta obra que abarca la crítica literaria, la poesía, el ensayo y la narrativa, Mario Benedetti tiene sin duda alguna un merecido reconocimiento a su trayectoria y amplia labor literaria, pero también a sus valores como ser humano y hombre de este tiempo.

Por: Jorge Yuliani

Mario Benedetti, nacido en Paso de Los Toros (Tacuarembó), hijo de Brenno Benedetti (químico farmacéutico y enólogo) y Matilde Farrugia, ha publicado más de ochenta libros. El primero fue “La víspera indeleble” (poemas), en 1945. Al año siguiente contrajo enlace matrimonial con Luz López Alegre, su compañera de vida durante sesenta años, fallecida en 2006. Tres años más tarde, el 17 de mayo de 2009, Mario partió rumbo a eso que denominamos la inmortalidad.  En 2010  la fundación que lleva su nombre y  la editorial Seix Barral publicaron una edición póstuma titulada “Biografía para encontrarme”.

A los 14 años de edad, en Montevideo, comenzó a trabajar como taquígrafo, luego como vendedor, funcionario público, contable, locutor de radio, traductor, periodista. Durante quince años se desempeñó como administrativo en una importante inmobiliaria.

Se formó como periodista junto a Carlos Quijano, en el semanario Marcha. En 1948 fundó y dirigió la revista Marginalia y se integró a la redacción de Marcha, dirigiendo las páginas literarias. Como periodista se desempeñó en La Mañana y El Diario publicando crítica cinematográfica y teatral. Integró luego el semanario Brecha y colaboró con El País de Madrid, la revista Punto Final de Chile y la revista argentina Crisis, entre otras varias publicaciones. Formó parte de la revista uruguaya Número junto a Idea Vilariño, Carlos Martínez Moreno, Manuel Claps, Sarandí Cabrera y Emir Rodríguez Monegal. Más de ochenta libros con más de 1600 ediciones y traducido a una treintena de lenguas, su obra aborda diversos géneros: poesía, ensayo, crítica literaria, cuento, novela y humor, esto último bajo el seudónimo de Damocles, primero en Marcha y luego en la revista Peloduro.

Entre 1968 y 1971 dirigió el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, en Cuba, integrando el consejo de dirección de dicha institución. Participó en la fundación del Frente Amplio representando a lo que fue en aquel momento en Movimiento 26 de Marzo. Entre 1971 y 1973 dirigió el Departamento de Literatura Hispanoamericana, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de Montevideo. En 1973 en razón de la dictadura cívica-militar que se instauró en nuestro país, debió renunciar a ese cargo y exiliarse. Sus doce años de exilio discurrieron en Argentina, Perú, Cuba y España. A partir de 1985 con el restablecimiento de la democracia en Uruguay, residió una parte de año en Montevideo y otra en Madrid. Ha sido galardonado con las mayores distinciones literarias tanto nacionales como internacionales.

Hace veinte años, en 2000, en Madrid, próximo a cumplir su vuelta al Sol número 80, en una charla mantenida con él, me decía que no quería hablar de su cumpleaños manteniéndose fiel a esa costumbre de no querer contar detalles de su vida privada. Sin embargo confesó estar abrumado por el calor madrileño y aunque pensaba en la cercanía de la muerte, tenía muchos proyectos por delante al tiempo que disfrutaba de la buena gastronomía española, la lectura, la amistad y el amor.

“A mi edad -decía- la vida no es lo mismo que a los 40. Uno ha disfrutado cosas, ha sufridos cosas y además uno tiene otra madurez para encarar la vida. Incluso cuando uno llega a esta edad que incluye la cercanía de la muerte, hay que tomar una actitud frente a eso, que es un hecho inevitable, que no lo podemos esquivar”.

Sin embargo, la meditación sobre el final de la existencia no lo turbaba. Amaba, quería, escribía, leía, disfrutaba viendo partidos de fútbol.

“Disfruto de la amistad, disfruto del amor, del escribir. Yo disfruto mucho cuando escribo, que es una actividad que es casi incesante en mí. Siempre estoy escribiendo. También disfruto de ver un partido de fútbol, ya no voy a las canchas por la violencia que se está dando en los estadios de todo el mundo y ya no estoy para enfrentar esas situaciones, pero siempre que puedo veo el fútbol por televisión.

Cuando me acuesto llevo un libro a la cama y leo. No puedo conciliar el sueño si no leo un poco, aunque sea diez minutos. Siempre llevo un libro conmigo cuando me voy a dormir”.

Sereno y pausado, aunque con una vitalidad desbordante, Mario, ante mis requerimientos insistía en no conversar acerca de sus privacidades. Sin embargo confesó que entre sus platos favoritos estaba la tortilla a la española  “de papas o patatas como dicen acá en España. Y me gusta mucho el gazpacho, una sopa fría que es uno de mis descubrimientos de España. También me gustan mucho los quesos, hay mucha variedad”.

Retornando a los interiores del alma y reflexionando sobre las pérdidas que sufrimos todos los seres humanos, el escritor recordó a sus padres y a sus amigos: “las pérdidas que más me pesan son las pérdidas de los seres que he querido mucho, empezando por mis padres pero también por mis amigos. Además de los afectos, de la ausencia de los seres queridos, el humano también suele añorar ciertas costumbres sociales, ciertos lugares y entornos, ciertos sitios que de pronto ya no están. Hay un mundo perdido, pero también un mundo encontrado. Un mundo que cambia, yo pienso que en este momento para mal. Todo es asunto de la globalización. Se habla mucho de la globalización de la política, de la economía y se habla muy poco de la globalización de la hipocresía, de la mentira, que es un hecho bastante extendido en este mundo de hoy”.

Preocupado por el futuro, Benedetti pensaba en los niños. “La ternura está bastante ligada a la sensación del amor, de la amistad. Los niños me despiertan ternura, evidentemente, pensando en todo el mundo que se les viene encima y para el cual muchas veces están indefensos”.

Este uruguayo universal también ha reflexionado en torno a la soledad. “La soledad sirve para que uno haga un balance consigo mismo. La soledad no es totalmente negativa. Me parece que hay cosas que se logran en soledad, que no se logran en medio de la muchedumbre”, reflexionó.

Casi nueve años después de esta charla, el 17 de mayo de 2009 Mario ingresaba a la inmortalidad cuando fallecía en su casa de Montevideo, en su país, en el que nació, en el que lo vio corretear de pequeño, en el que se enamoró, en el que forjó su vida, en el que lucho mil batallas y en el que ayudó a la formación de la sensibilidad y la conciencia de nosotros, sus compatriotas.

Nos lo imaginamos ahora con un signo de emoción en la voz y en la mirada, con sus adioses y bienvenidas, entre insomnios y duermevelas en ese cielo intangible, junto a su esposa, sus padres y sus amigos disfrutando un asado uruguayo o un regio plato de gazpacho acompañado por una tortilla española, esas que en Uruguay (en el Uruguay del mundo perdido), hacían con pocos recursos y mucho amor, nuestras madres y nuestras abuelas.

En esta casi primavera con esquina rota, querido Mario, ¡gracias por tu fuego!

 El comienzo de un siglo: este sábado

se inauguró la muestra sobre Mario Benedetti

en la fotogalería del Parque Rodó

5 de septiembre de 2020 · 

Escribe Débora Quiring 

 

“Para llegar a Mario Benedetti hay que atravesar una selva de libros”, escribió María Esther Gilio a fines de los 90, cuando lo visitó en un living repleto de libros que tapizaban las paredes, cubrían las mesas y se apilaban en algún rincón. Cuando le preguntó “¿aquí en Montevideo están todos?”, él le respondió, “No, claro que no. También vivo en Madrid. Dos casas, dos bibliotecas”. Enseguida ella le recordó que, en algún momento, él había dicho que el hombre exiliado se parecía a un bígamo. El autor de La tregua validó la analogía, admitiendo que el pasado siempre estaba vivo y, muchas veces, hasta se volvía más intenso que el presente.

Eso es lo que le sucede a muchos de sus lectores, que vuelven a la estampa de un escritor que continúa recomponiéndose entre múltiples variantes. A partir del sábado, la fotogalería del Parque Rodó habilitó nuevas aproximaciones, cuando al mediodía se inauguró una exposición integrada por dos vertientes: por un lado, fotografías que integran el archivo de más de 800 piezas que Benedetti guardaba en su casa y que ahora custodia su fundación, y, por otro, las capturas que realizó el fotógrafo argentino Eduardo Longoni cuando lo siguió durante más de seis meses, a mediados de los 90, en un recorrido por el Montevideo de su vida y de su obra, pasando por altos como el Parque Capurro (evocado en La borra del café, como recuerda el texto de la muestra) y distintos cruces del centro que fueron escenario de La tregua y Montevideanos.

Esta exposición, organizada entre el Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) y la Fundación Benedetti, abarca desde el mundo de la infancia del escritor, su juventud y primeros viajes, hasta su madurez, con fotos del exilio en Argentina, Perú, Cuba y España, y luego el desexilio y el regreso a Uruguay. Esta es una de las primeras de las actividades que celebran el centenario de su nacimiento (entre el homenaje que le está realizando la Comedia Nacional, Nociones básicas para la construcción de puentes, y el circuito inteligente de la Intendencia de Montevideo, que ofrece descubrir la ciudad desde su mirada, con un relato que cruza obra, vida y sitios emblemáticos, www.descubrimontevideo.uy).

La presidenta de la fundación, Hortensia Campanella, comenta que el equipo admira muchísimo el trabajo que viene desarrollando el CdF, y se sorprende cuando recuerda que el centro se creó en un año como 2002, y ahora, casi dos décadas después, ha desarrollado señeros proyectos que se mantienen como referencia en la región.

Daniel Sosa, director del CdF, le propuso trabajar en conjunto con la fundación cuando estuvo al tanto del archivo de Mario y de su afición por la fotografía. Algo que, cuenta Campanella, le fue heredado de su familia, ya que el escritor tiene muchísimas fotos desde que era un niño, y luego él continuó la afición familiar.

La presidenta cuenta que lo interesante de este archivo es su variedad, y la posibilidad de hallar curiosidades de distintas etapas. “En el archivo se suceden imágenes de la infancia y lo que luego fue una trayectoria por el mundo. Siempre le interesó viajar y era alguien muy sociable, de modo que hay fotos con muchísima gente: escritores del boom, amigos como Ernesto Cardenal, Fidel Castro, Joan Manuel Serrat, Homero Alsina Thevenet, integrantes de El Galpón, su esposa Luz, Nicolás Guillén; pero también un retrato junto a Tabaré Vázquez cuando ganó las elecciones de la intendencia, o cuando la reina le entregó el Premio Reina Sofía de poesía, que fue muy importante”.

Para esta muestra, explica, se apostó por una selección que apuntara a lo menos difundido. En esa línea, se encuentra “una foto de Luz y él, en medio de la nieve, con un muñequito, que no es nada conocida; él jugando al ping-pong en La Habana; otras subiendo a una montaña. Y claro que hay otras más difundidas, como la famosa de la Generación del 45 con Pablo Neruda”. Pero, en general, se trató de incluir fotografías que trazaran una narrativa biográfica desde diversos perfiles. “Obviamente, por espacio, la selección fue muy exigente, y ofrece distintas facetas de un Mario muy humano, muy cercano. Distintas variaciones que llamarán la atención de toda la gente, incluso la que no es tan cercana”, indica.

Para Victoria Ismach, coordinadora de la curaduría, la muestra busca contar parte de su obra y de su vida en imágenes, considerando un corte que, por ser parte del archivo personal, apunta más a aquellas fotografías más íntimas, tanto de su infancia y juventud, como de su vínculo con la Generación del 45, sus viajes, el período en el exilio, la actividad cultural. “Hacia el cierre de la muestra hay imágenes del escritorio con objetos personales del autor y una selección de tapas de sus publicaciones de poemas, cuentos y crítica literaria”, adelanta.

En el caso de las fotografías de Longoni, explica la curadora, se trata de un segmento de retratos que ofrece un acercamiento a un momento específico de la vida de Mario, en el que se lo ve en la intimidad de su casa y los lugares que solía visitar, pero también las calles, los barrios y recorridos que hacía tanto en Buenos Aires como en Montevideo. “Estas fotos funcionan como retratos autorales y como documentos de esos momentos, pero también como registros del propio reencuentro de Mario con esas ciudades desde la experiencia de un nuevo recorrido, a partir de la propuesta del fotógrafo”.

Lecturas

En la inauguración se dedicará un espacio para lecturas de textos de Benedetti a cargo de algunos invitados (entre los que se encuentran Eduardo Nogareda y Claudia Magliano), y se convocará al público a leer fragmentos que cada uno elija. También se ofrecerá una recorrida por la muestra a cargo de la Fundación Benedetti.

Luego, todos los sábados a las 15.00, las visitas comentadas estarán a cargo del CdF (para asistir con grupos, se puede escribir a cdf@imm.gub.uy).

 Revelan el hallazgo de una novela

inédita de Mario Benedetti

14 de septiembre de 2020 

Además, la Fundación Benedetti otorgó el Premio a la Lucha por los Derechos Humanos al poeta chileno Raúl Zurita y anunció la creación de un fondo para escritores.

“Esta debe ser la trigésima despedida”, comienza diciendo una novela inconclusa inédita de Mario Benedetti, hallada en estos días. Este lunes, cuando el escritor hubiera cumplido 100 años, su Fundación organizó varias actividades y difundió importantes noticias durante una conferencia de prensa en El Galpón, institución que le dedicará su temporada teatral 2020 al escritor. Allí compartió una serie de sucesos que apuntan a ser consecuentes con la prédica que el autor de La tregua sostuvo y ejerció a lo largo de su vida.

En esa línea, la Fundación y la Casa de los Escritores abrieron un llamado dedicado a autores afectados por la pandemia: junto a las consecuencias del coronavirus, explican los organizadores, el hecho de que los escritores no estén incluidos en la Ley del Estatuto del Artista y Oficios Conexos los deja al margen de beneficios sociales y otras posibilidades de empleo (no figurar en registros públicos les imposibilita aspirar a convocatorias de instituciones públicas, evidencian como ejemplo). Con la segunda edición de este llamado, apuntan a “reivindicar el derecho a un ingreso básico que les permita dedicarse de lleno a esta tarea”, y entienden esta iniciativa como un primer impulso “al que debería instrumentarse desde el ámbito público”. El monto mensual del salario mínimo será de 15.000 pesos y se entregará a tres autores durante tres meses.

Una de las noticias más esperadas era la personalidad latinoamericana que este año sería distinguida con el Premio Internacional Mario Benedetti a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad. El galardón fue para el poeta chileno Raúl Zurita ‒que hace unos días recibió el premio más prestigioso de su género, el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana ‒, quien vendrá en diciembre a recibirlo.

Como si esto no fuera suficiente para celebrar el aniversario (los festejos comenzaron en marzo y se extenderán durante todo el año), Hortensia Campanella, la presidenta de la Fundación, contó que se acaba de hallar una novela inconclusa inédita: Tampoco soy de aquí es un manuscrito de 80 páginas que sigue “el reconocible estilo de Mario, y, con su puño y letra, la cataloga como ‘novela inconclusa’. La historia comienza con el regreso de muchos uruguayos al país luego del exilio, y un protagonista que decide quedarse en España”, adelantó la presidenta a la diaria.

 El eco de un siglo: homenajes en

torno a la figura y obra

de Mario Benedetti

9 de septiembre de 2020 · 

Las celebraciones son una buena excusa para volver sobre las valoraciones y la reivindicación de la obra de Mario Benedetti, que motiva idas y vueltas constantes, ya que este poeta, cuentista y novelista llevó adelante, junto a su vasta obra de ficción, una intensa actividad periodística y ensayística, abordando temáticas tan diversas como la literatura, el cine, los asuntos políticos e incluso deportivos, ampliando sus trazos sobre los inquietantes asuntos de la condición humana: el amor, la injusticia, la muerte, la miseria, el tiempo.

El lunes 14, el autor de Montevideanos cumpliría 100 años, pero los festejos se han adelantado. Además del logradísimo homenaje que le realiza la Comedia Nacional en Nociones básicas para la construcción de puentes (con dirección de Jimena Márquez), la muestra que la Fundación Benedetti y el Centro de Fotografía de Montevideo inauguraron en la fotogalería del Parque Rodó, con geniales retratos y registros que evidencian nuevos hallazgos, o la web de la Intendencia de Montevideo que ofrece descubrir la ciudad desde su mirada, con un relato que cruza obra, vida y sitios emblemáticos, en estos días se amplificarán las actividades.

Natalia Cardozo. Serie: Oficinista

Poemas de la oficina ilustrados

Hoy a las 18.00 en el Espacio Idea (San José 1116), la Biblioteca Nacional y la Dirección Nacional de Cultura inaugurarán una exposición con los ganadores del concurso de ilustración sobre los Poemas de la oficina (1956): la muestra reúne 34 obras de Sebastián Santana, Natalia Cardozo, Martín León Barreto, Luciana Prudente, Alfonso Lourido, Diego Clavijo, Esteban Antognazza y Paula Martínez.

Además, el jueves 24, a la misma hora, realizarán dos mesas de diálogo que se transmitirán en vivo por Youtube y Facebook: una estará dedicada al humor y las representaciones de Benedetti en cine, teatro y ballet (con Jimena Márquez, Eduardo Nogareda, José Miguel Onaindia y Nicolás Der Agopián), y la segunda a su vida y obra (integrada por Roberto López Belloso, Guillermo Pellegrino y Valentín Trujillo).

Martín León Barreto. Serie: Oficina20

La tregua

En 1974, cuando Sergio Renán estrenó La tregua, este film protagonizado por Héctor Alterio, Ana María Picchio, Oscar Martínez y Norma Aleandro se convirtió en la primera nominación al Oscar de una película en español, compartiendo la terna con Amarcord, de Federico Fellini, que finalmente se quedó con el premio.

Mañana, Montevideo Audiovisual y la Fundación Benedetti comenzarán una gira itinerante por toda la ciudad para exhibir esta película restaurada, con acceso gratuito: el lanzamiento será en el Centro Cultural Florencio Sánchez, a las 19.00 (luego seguirá el martes, a las 20.00, en la Sala Zitarrosa, entre varias salas y centros municipales).

Luciana Prudente. Serie: Animal de escritorio

Adelanto de especiales

El lunes, la Fundación dará una conferencia de prensa en El Galpón para comentar las actividades que se están organizando en Uruguay y el mundo, y anunciar a la personalidad latinoamericana que este año será distinguida con el Premio Internacional Mario Benedetti a la Lucha por los Derechos Humanos y la Solidaridad.

Se adelantarán homenajes, como el que le realizará el Ballet Nacional del SODRE, con la puesta de La tregua, y la muestra que el jueves 17 se inaugurará en el Museo Blanes, dedicada a Benedetti y las artes gráficas: la iniciativa, coorganizada por la Fundación, recopila portadas de sus libros y aborda su relación con la gráfica: serán más de 400 tapas e ilustraciones de conocidos caricaturistas como Hogue, Ombú y Hermenegildo Sábat.

Alfonso Lourido. Serie: Profundidades de la oficina

TV Ciudad y la Filarmónica

El lunes a las 22.00, TV Ciudad emitirá un especial sobre Benedetti, en el que recorrerá su vida y su obra, con la conducción de Gabriel Calderón. Más adelante, en octubre, presentará un ciclo de seis capítulos dedicados a sus distintas facetas: vida personal, compromiso social y político, poesía, narrativa y ensayo, crítica y periodismo, y su influencia en diferentes compositores.

A las 20.00, también el día de su cumpleaños, la Orquesta Filarmónica de Montevideo dará un concierto en la sala principal del Teatro Solís, con la dirección musical de Ligia Amadio y la dirección general de Jimena Márquez: los intérpretes serán Christian Cary, Samantha Navarro, Numa Moraes, Luciana Mocchi, Ana Prada, Pata Kramer y El Alemán, y también participarán actores de la Comedia Nacional.

En octubre, durante el fin de semana del Patrimonio, la Sala Verdi presentará el espectáculo Idea y Mario, 100 años, basado en textos de Idea Vilariño y Benedetti, a cargo de Carla Moscatelli, Natalia Bolani, Marcos Valls y Luis Pazos.

 Benedetti, compañero y amigo

POR: 
PEDRO DE LA HOZ/GRANMA
14 SEPTIEMBRE 2020

Nadie, salvo algún que otro minado por los virus de la envidia y la mediocridad, pone en duda la estatura poética ni el calado de la narrativa (La tregua, Montevideanos y Gracias por el fuego, entre otros títulos) ni la brillantez de los ensayos de Mario Benedetti, el escritor uruguayo, o mejor dicho, nuestro americano, a quien celebramos este 14 de septiembre.

Ahora mismo en España lectores muy jóvenes son los primeros en apurar las páginas de la antología poética preparada, para coincidir con el centenario del autor, por Joan Manuel Serrat. El cantautor introdujo la labor con palabras que vale la pena citar: «No es fácil escoger lo más representativo entre la extensa obra de Benedetti, pero confío en que en esta antología estén representados todos los Benedetti que Mario cargaba en su mochila, el oficinista rutinario, el montevideano de clase media, el periodista comprometido, el viajero curioso, el militante de la patria doméstica, el exiliado, el desexiliado y también el luchador político, y, por supuesto, el poeta minucioso y trabajador que nunca dejó de ser…».

Denominador común de tan múltiples faenas es una palabra que el catalán subraya: compromiso. A la que añadiría otra: consecuencia. Aquí diríamos que Mario nunca se despintó. Ni en las buenas ni en las malas. Algo sabido por quienes en Cuba lo tuvimos como uno más en los años de trabajar en la Casa de las Américas. Sus compañeros en la institución lo recuerdan y atesoran valiosas vivencias de su cercanía a la fundadora Haydée y de sus contribuciones a las investigaciones literarias. Y más allá a la formación de jóvenes escritores en los albores de los años 70, como podrían atestiguar y agradecer Víctor Rodríguez Núñez, Alex Fleites, Norberto Codina, Abilio Estévez, Jesús Barquet y unos cuantos más entre los que acudíamos al taller literario Roque Dalton, en la colina universitaria.

Era el hombre sencillo, generoso, cordial, integrado a los avatares de una Revolución siempre asediada pero resistente, y a la vez el poeta y militante que padecía en su interior los horrores de la dictadura que por entonces asolaba a Uruguay, condición que reveló en uno de los textos de la serie Cotidianas: «Desde el octavo piso de mi tercer exilio veo el mar excesivo que me prestan,  pienso en la solidaria terrible dulzura de este pueblo que sabe arrimar sus

amparos sin pedir cuentas (…) y ellos golpeando ciegos sordos mudos en cráneos y praderas y carátulas en cojones y úteros o sea procurando destrozar el futuro en cada tallo».

Cuando Fidel cumplió 80 años, envió un mensaje de felicitación y reconocimiento a un líder en quien apreció «la sencillez de sus planteos (…), la franqueza de que hacía gala ante nuestras objeciones y su infranqueable voluntad de defender y mejorar el nivel de su pueblo», afirmó: «He pasado en Cuba varios periodos: la primera vez como invitado y luego varias más como exiliado. Desde su estallido, la Revolución Cubana fue una gran sacudida para nuestra América. En el Río de la Plata, los sectores culturales habían atendido primordialmente a Europa, pero la Revolución nos hizo mirar a América Latina. No solo para interiorizarnos de los problemas del subcontinente sino también para aquilatar el poder y la presión de los Estados Unidos».

¿Cómo entendió el escritor el compromiso? Creación, deber cívico y pasión revolucionaria. Apuesta por la emancipación de su patria, que comenzaba en Uruguay y prolongaba en otras tierras del continente y otros pueblos del mundo.

En 1987 reunió en el volumen  El escritor latinoamericano y la revolución posible reflexiones sobre las que convendría volver una y otra vez por su vigencia. Permanece intacto el llamado a asumir un compromiso que «no debe ser un quiste mental, sino una capacidad en desarrollo, una forma de vitalidad, que oiga, comprenda e interprete la quemante realidad contemporánea, y no se instale cómodamente en un estado de pureza, sobre todo, verbal, desde el cual dicte normas, formule exigencias, juzgue conductas y dictamine cómo deben ser las revoluciones y hacia dónde deben dirigirse». Ejercicio de humildad y vocación participativa que siempre deberíamos tener en cuenta.

Como también esta otra lección que nos legó en una carta enviada al crítico Ángel Rama desde La Habana, en la que discurre sobre el impacto de la Revolución en los seres humanos: «Para el individuo es un entrenamiento pavoroso, que lo mantiene alerta aunque no quiera, y que en el fondo lo va capacitando para decisiones rápidas, para cambios profundos, para planteos originales. Uno mismo no puede evitar la oscilación temperamental entre el pesimismo y el optimismo, pero cada vez que vuelve a este último, uno se siente más en su casa».

CULTURA

Con y sin nostalgia

Brecha
11 septiembre, 2020

El siglo de Benedetti, ese que se cumple este 14 de setiembre, empieza en la inmediata posguerra, cuando el mundo todavía no se recuperaba de los horrores de los que había demostrado ser capaz en las trincheras, en un país que ni siquiera había cumplido su propio siglo desde la independencia, pero en las décadas en que la sociedad uruguaya completaba su primer modelo de configuración nacional. Abarca casi todo el siglo XX, florece en el medio siglo, atraviesa los duros años de la dictadura y el exilio y se adentra en las perplejidades del nuevo milenio. En este largo camino, Benedetti no se ubica ni como espectador ni como simple testigo, sino como actor privilegiado de los avatares culturales, sociales y políticos de su tiempo. Su campo de acción se ubica del lado de la escritura, la creación y la reflexión intelectual, pero también de la acción política y la militancia social. Sus trabajos y preocupaciones no se limitan a la realidad inmediata de su país y su entorno, sino que trascienden fronteras y establecen redes y relaciones que atraviesan los continentes.

Con la perspectiva que dan los años transcurridos desde su muerte, su figura se vuelve más difícil de reducir y encasillar en categorías diáfanas. De pronto, nos damos cuenta de que fue un tranquilo hombre de acción, un resuelto narrador cambiante, un prolífico periodista que se hartó de serlo, un militante perpetuamente incómodo, un latinoamericanista al que acusaban de europeizante, un abuelo sin nietos, un parricida siempre en peligro de ser asesinado por sus hijos y un tímido escritor inmensamente popular.

Este especial que preparamos para celebrar su vida y su obra es fruto de esas perplejidades. En estas páginas, Constanza Correa Lust analiza al escritor y su máscara y se pregunta qué significa hoy, cien años después de su nacimiento, mirar el rostro de Benedetti como un intelectual comprometido. Gerardo Ciancio nos invita a un viaje por su poesía, que comienza a moldearse en el banco de una plaza de Buenos Aires leyendo un libro de Baldomero Fernández Moreno. Alejandro Gortázar, por su parte, aborda la narrativa de Benedetti como escritor realista, a partir de las especificidades del cuento «El resto es selva», integrado a la segunda edición de Montevideanos, y de un inusual comentario que le hace al crítico Jorge Ruffinelli.

También están las palabras del propio Mario, ya sea a través de una de sus últimas entrevistas como de un conjunto de cartas que convocan, a su alrededor, las figuras de significativos otros –Mario Vargas Llosa, Carlos Quijano, José Saramago, Liber Seregni y Antonio Frasconi– y que nos revelan las distintas facetas del escritor, el intelectual, el periodista y el poeta cuyos versos musicalizaron tantos.

Mario Benedetti está, además, ligado a nuestra propia historia como medio de prensa, en la medida que fue uno de los fundadores de nuestro semanario. Confiamos en que recorrer estas páginas sea también, para los lectores de Brecha, lo que ha sido para nosotros escribirlas: una manera de reconocernos en una genealogía, de entender algunos porqués y cómos de una forma de ejercer el periodismo que cada viernes, obstinadamente, vuelve a encarnarse en tinta y papel.

Brecha agradece a la Fundación Mario Benedetti la cesión de las cartas y fotos que reproducimos en este especial, así como el tiempo que dispusieron para atender nuestras muchas consultas. Agradecemos también el permiso otorgado por Bethel Seregni para reproducir la carta que el Gral. Liber Seregni le escribió a Benedetti desde la cárcel.

Liber Seregni

María José Santacreu

En la cárcel, 2 de febrero de 1981

A Mario Benedetti.

Querido compañero:

Le escribo en la cuasi-víspera del aniversario de los primeros diez años de vida de nuestro Frente Amplio [FA] sintiendo, más que la inocultable emoción por la fecha, la inmensa alegría de saber viva y vigente a esa creatura que sólo pudo respirar algo más de dos difíciles años y pasó los otros siete y medio en inútil empeño de la reacción por destruirla, perseguida, herida, desangrada, pero viva. Viva, sí, por voluntad inquebrantable de su militancia, pero por sobre todo porque es un algo necesario al Uruguay, más válido hoy –todavía– que en los días de su fundación. Es la fuerza que ha estado presente en toda la lucha contra la tiranía, la que alentó y alienta la resistencia, la que tiene una tarea indelegable que cumplir en la recuperación de nuestra querida patria. Ninguna otra fuerza podría hacerlo.

Y es por ello que le escribo. Sé que Ud. jamás retaceó su apoyo y colaboración en las campañas y trabajos del Frente. Pero es necesario más que eso. Se precisa reorganizar a los independientes, recrear la Corriente o el movimiento que corresponda al momento actual y sumarla a un trabajo orgánico dentro de la estructura del FA. Lo exige el histórico pronunciamiento del pueblo oriental del 30 de noviembre que abrió una etapa cualitativamente distinta en la lucha contra el régimen. La unidad en el esfuerzo, la convergencia armónica y concertada de las distintas corrientes de opinión, es fundamental en esta etapa.

Y cabe al FA, como gran compromiso, dar impulso y estructura al gran movimiento nacional. En primer lugar, y dentro de sí mismo, el FA debe unir y consolidar sus fuerzas. Y actualmente, la falta de una adecuada representación, organizada, de quienes integraron la Corriente le quita, incluso, la necesaria imagen pluralista respecto al mundo exterior.

Es Ud. quien debe –y quien puede– realizar esta tarea. Sé que no es fácil, sino –por el contrario– sacrificada. Pero no soy sólo yo quien se lo pide, interpreto lo que es una necesidad histórica. No puede Ud. frustrarla.

Vaya para Ud. y junto a ese pedido mi fraternal saludo, mi siempre esperanzado aliento, mi indeclinable fe en el destino del pueblo oriental.

Con un fuerte y apretado abrazo, Seregni

EL CONTEXTO

Un mes después de fundarse el FA, Benedetti ayudó a aglutinar en el Movimiento de Independientes 26 de Marzo una de las expresiones persistentes de esta coalición de izquierda: la existencia de una masa importante de militantes que no se encuadraban en ningún partido. Benedetti fue miembro del Secretariado Ejecutivo del 26 de Marzo y su representante ante la Mesa Ejecutiva del FA. Su compromiso político estaba fuertemente basado en convicciones éticas, responsabilidades históricas y fidelidades indeclinables, la principal de las cuales era con el general Seregni. Por lo demás, Benedetti, más bien, padeció el ejercicio de la militancia, mucho más una obligación que una vocación que disfrutara. En 1972 se había constituido un espacio difuso denominado coloquialmente «la Corriente», que aglutinaba al 26 de Marzo, a los Grupos de Acción Unificadora y a otros grupos de tendencia combativa. Es a esta experiencia que se refiere Seregni en la carta. Para entonces, este llevaba cinco años preso, pero algo había cambiado: en noviembre se había pronunciado el histórico no a la dictadura y, como buen general, por más preso que estuviera, se aprestaba a reagrupar sus fuerzas.

Es notable la visión de Seregni desde la prisión: el FA está vivo, sí, pero en esa etapa definitoria urge restablecer el equilibrio. En las perentorias órdenes del general se delata una urgencia: si se fracasa en reagrupar orgánicamente las fuerzas de manera armónica y equilibrada, el FA no va a tener éxito en liderar el gran movimiento nacional que hará caer al régimen, porque lo que está en juego es su pluralismo. Tal vez era excesiva, entonces, la incidencia del Partido Comunista; tal vez era una cuestión de orden reagrupar a quienes, naturalmente dispersos y, para peor, en el exilio, les resultaba más difícil lograr una expresión orgánica. Una vez más, Seregni recurrió a su amigo, con quien compartía tantas características: el imperativo ético, el sentido del deber.

En el exilio Benedetti mantuvo vivo a Respuesta, el órgano de prensa de la Corriente. Fue allí donde, un año después de esta carta de Seregni, publicó el texto «Un preso llamado Seregni». Curiosamente, cualquiera estaría de acuerdo en que lo que escribió de Seregni puede decirse de él mismo: «Pienso que Seregni es en sí mismo, por su sereno coraje y su templanza consciente, por su estilo sobrio y su lucidez realista, una buena síntesis de nuestros mejores rasgos como pueblo, y es posible que su innegable prestigio en las masas se deba a que estas así lo entendieron y se sintieron por él representadas. El hombre y la mujer de la calle reconocieron en Seregni un grado de sinceridad que es fundamental en el quehacer político, pero también una indeclinable voluntad de consagrar su trabajo y su vida, su inteligencia y su capacidad creadora al rescate de lo mejor que el pueblo uruguayo puede ofrecer y ofrecerse, que no es poco».

 

 

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