Este Reférendum está en la lucha del pueblo uruguayo rechazando la prepotencia

Un voto por la democracia

POR LEANDRO GRILLE 

24 MARZO, 2022 

El maravilloso esfuerzo de una multitud fundamentalmente anónima le ha permitido a la sociedad uruguaya conocer y debatir un programa secreto, incluido arteramente en una ley de todas las cosas, aprobada por un procedimiento excepcional en el medio de una catástrofe sanitaria. Sin ese empeño encomiable de la gente, no habría referéndum ni polémica, ni títulos de prensa ni pronunciamientos de expertos, de políticos, de organizaciones sociales. Nos habrían cambiado las normas a lo bruto, aprovechando circunstancias terribles, estirando la Constitución como un chicle, sin posibilidad de apelación ninguna. Pero la gente organizada, esa maravilla de lo colectivo que sigue existiendo, pese a la constante prédica del individualismo, y la militancia, ese motor de lo social que no han podido derrotar con estrategias de mercadeo y dispositivos de propaganda, le puso freno a esa estrategia de oportunismo y ocultamiento y obligó a discutir, a mostrar todas las cartas sobre la mesa y a poner una fecha para que el pueblo, a través de las urnas, arroje el veredicto definitivo.

Este domingo tenemos que decidir sobre muchas cosas con un solo voto. Por cierto hay que decidir sobre los 135 artículos impugnados, pero también sobre una forma de gobernar que, en mi humilde opinión, no solo es inaceptable en términos constitucionales, es inadmisible en sentido moral: no se puede legislar así. No se puede utilizar la oportunidad de ejercer el poder para arrear con el poncho a todo el mundo, como si no tuviéramos derecho, con independencia de identificaciones políticas, a saber lo que se nos propone, a estudiar con detenimiento los cambios que afectan a nuestras vidas y a decidir con calma, tras un procedimiento sereno de diálogo, negociación y, en última instancia, votos de los representantes.

Este referéndum antes de la mitad del mandato se produce, en primer lugar, porque el presidente eligió el camino de la soberbia y la desestimación de los uruguayos que no lo votaron. Actuó desde el principio como si gozara de un respaldo descomunal, sin la humildad que aconsejaba la conciencia de que había ganado por un puñado de votos y en segunda vuelta. Acaso Lacalle Pou creyó que este era un juego de todo o nada, en el cual una ventaja exigua era lo mismo que un triunfo apabullante. Pero se equivocó y a partir del lunes, mucho más allá del resultado, es imperativo que revise su conducta y comience a considerar la legitimidad de los otros, los cientos de miles de uruguayos que no adhieren a su proyecto de hondas raíces conservadoras y neoliberales y que también existimos y tenemos derecho a ser oídos y tomados en cuenta.

Desde el arranque, este gobierno, y especialmente su presidente, eligió gobernar en una lógica de unos contra otros. Como si conducir Uruguay fuera una lucha contra un enemigo interno. Gobernar con rencor, con profundo desprecio por las organizaciones sociales, por el Frente Amplio, por los últimos 15 años, pero sobre todas las cosas, con un profundo desprecio de clase. Solo en esa lógica de razonamiento puede comprenderse que hayan dedicado tanto tiempo y esfuerzo a la persecución, al hostigamiento organizado, al denuesto de los opositores, como si fueran enemigos a suprimir, a erradicar o, en su defecto, a ignorar olímpicamente.

Este domingo hay que resolver también sobre esas cosas. Porque la semana que viene sigue gobernando el mismo presidente, los mismos ministros y las mismas mayorías parlamentarias. Porque le quedan tres años de mandato y tres años es un montón de tiempo, más tiempo que el tiempo que lleva gobernando. Y es absolutamente indispensable que cambie su tesitura, que se baje del caballo de la arrogancia y desista de su obsesión por ensanchar una grieta que, en el seno de la sociedad, termina por afectar la convivencia cotidiana de la gente, envenenada por un odio absurdo e inconducente.

Se han vertido muchos argumentos sobre los artículos de esta ley, de esta mala ley en su contenido y peor aún en su gestación. Pero el argumento definitivo para anularlos no estriba ya en los cambios perniciosos introducidos en ella, sino una consideración central sobre el sentido de la democracia. Imaginemos qué sucedería si cada gobierno nuevo eligiera este procedimiento previsto para otros fines, para llevar adelante su programa total. Imaginemos un país donde, cada cincos años, un nuevo gobierno enviase una norma de 500, de 1.000, de 2.000 artículos sobre 50 o 100 temas que atañen al Estado y a la vida social. Imaginemos ese instrumento en manos de cada presidente, en las primeras semanas de se mandato, usado a discreción, cuando sabemos que se aprueba por defecto, es decir, sin necesidad de pronunciamiento de las cámaras, después de un tratamiento ridículamente corto, sin otra posibilidad de pataleo que salir a juntar 800.000 firmas en seis meses, para tener la chance de pronunciarse, aunque sea por un conjunto de sus artículos.

Esa no es la forma de cambiar, esa no es la forma de gobernar. Eso solo puede servir para destruir las bases mismas de nuestra democracia y cultivar el desencuentro, la incertidumbre y el odio.

Michelini: “Nunca imaginamos que

tendríamos esta posibilidad de que gane el sí”

Según sus palabras, no tiene sentido “politizar” porque el referéndum tiene un “gran sentido republicano” gracias a que “40 organizaciones sociales, de todos los partidos, lucharon por esta causa”.

POR LUCÍA BARRIOS 

24 MARZO, 2022 

Una de las figuras más importantes de la campaña por el Sí contra la Ley de Urgente Consideración (LUC) y dirigente frenteamplista, Rafael Michelini, recordó, en una entrevista con Caras y Caretas, todas las dificultades que se tuvieron que sortear para llegar a esta instancia de referéndum. Aseguró que nunca se pensó que se podría tener “una posibilidad de ganar” debido a las dificultades para recolectar las firmas en plena pandemia de covid-19 y la diferencia de 17 puntos que al principio se presentaba en las encuestas. Sin embargo, a pesar de todas las dificultades, la campaña del sí se encuentra ahora con una “posibilidad cierta de ganar”, agregó.

“Cuando el 29 de diciembre de 2020 estampamos las primeras cinco firmas, nunca imaginamos que podríamos estar llegando acá, a pocos días del referéndum, con una posibilidad cierta de ganar. Costó mucho esfuerzo juntar las firmas y logramos muchas más de las necesarias, con momentos de dificultades que implicaba la pandemia y cuando presentamos las firmas el 8 de julio del año pasado, las encuestas daban 17 puntos de ventaja al No y ahora se desplomó y tenemos la expectativa de que el Sí se imponga este domingo”, dijo Michelini, quien fue senador.

Sostuvo que el domingo lo que va a mandar es la voluntad del pueblo uruguayo, quien “no vota cada cinco años, sino que está permanentemente interesado en la cosa pública y se moviliza”.

“El pueblo uruguayo es altamente politizado. No importa lo que diga tal o cual, importa que hubo 800.000 firmas que buscan impugnar estos artículos y que tenemos la expectativa cierta, naturalmente moderada, de que es posible que el Sí se imponga al No. Entonces politizar ahora por tal o tal cosa, se le quita el sentido republicano de este movimiento por el sí donde 40 organizaciones sociales, de todos los partidos, lucharon por esta causa”, agregó.

Durante el año pasado, Michelini fue una de las figuras que más relevancia tuvo en la recolección de firmas. El 9 de abril, Michelini dijo Caras y Caretas que si el oficialismo no suspendía el plazo para la recolección de firmas contra la LUC, habría que salir a las calles para conseguir las rúbricas.

“Si no hay suspensión del plazo, nosotros vamos a ir a juntar las firmas a los barrios y nos aglomeraremos. Actuará la Policía, nos pondrán presos […] Estamos en una situación delicada en materia sanitaria. Lo más inteligente es que haya una suspensión de tal manera de que los que están ejerciendo el derecho constitucional de juntar las firmas tengamos un año, no uno de ficción”, dijo Michelini por ese entonces a esta revista.

Eso motivó fuertes cuestionamientos tanto desde el oficialismo como en la interna del Frente Amplio. En la noche del 9 de abril se notificó que Michelini decidió renunciar a su cargo como secretario político del FA.

Después de que renunció, inesperadamente, cuando muchos preveían que esto significaba el fin de su carrera política, terminó sucediendo todo lo contrario y buena parte de la militancia respaldó su proceder. Impulsado por este apoyo, Michelini prefirió referirse a lo sucedido como una “anécdota”, que le dio tiempo para estar con la gente y juntar firmas.

“Ni siquiera creo que los compañeros se hayan equivocado. Creo que fue un apresuramiento. Creo que es una anécdota y somos todos compañeros”, agregó Michelini en julio de este año a esta revista.

¿Cuáles son sus expectativas ante este referéndum?

Es una expectativa moderada. Las encuestas estaban dando un resultado incierto, una paridad. Cuando el 29 de diciembre de 2020 estampamos las primeras cinco firmas, nunca imaginamos que podríamos estar llegando acá, a pocos días del referéndum, con una posibilidad cierta de ganar. Costó mucho esfuerzo juntar las firmas y logramos muchas más de las necesarias, con momentos de dificultades que implicaba la pandemia y cuando presentamos las firmas el 8 de julio del año pasado, las encuestas daban 17 puntos de ventajas al No y ahora se desplomó y tenemos la expectativa de que el Sí se imponga este domingo.

Usted mencionaba la evolución de la campaña por el Sí. ¿Cree que el sí ya tuvo una victoria con este resultado?

El pueblo se va a expresar. No creo que haya un nivel de indecisos cerca del 40 por ciento, creo que es de un 12, lo que puede inclinar la balanza para un lado o para el otro. Pero notoriamente ya hay una cosa que sabemos: ningún gobierno más en Uruguay va a usar la ley de urgente consideración metiendo 40 temáticas todas juntas desde el chorizo artesanal hasta la creación del Ministerio de Medio Ambiente. Notoriamente nadie va a usar este mecanismo en el futuro.

¿Qué cree que está en juego?

La forma fue un atropello, porque fue en una pandemia, dividiendo a los uruguayos cuando teníamos que estar más unidos. Además, algunas temáticas son muy negativas, el desalojo exprés, la sacada de los docentes de los consejos desconcentrados, el tema de que los colonos que vivan en Punta del Este y Montevideo, lo que vuelve papel picado la política de afincamiento de las personas en el campo, el tema vinculado a los combustibles, que se metieron en una picadora de carne, ahora todos los meses es un elemento de incertidumbre e intranquilidad, por supuesto que en primer lugar está la pérdida de derechos y libertades individuales que implican los 33 artículos del capítulo de seguridad. No impugnamos todos los artículos de seguridad, sino aquellos que afectan a la libertad pública.

En los últimos días distintos, dirigentes del oficialismo han salido criticar muy fuerte al Frente Amplio. ¿Qué piensa sobre esto?

Lo que va a mandar es la voluntad del pueblo uruguayo, que no vota cada cinco años, sino que está permanente interesado en la cosa pública y se moviliza. El pueblo uruguayo es altamente politizado. No importa lo que diga tal o cual, importa que hubo 800.000 firmas que buscan impugnar estos artículos y que tenemos la expectativa cierta, naturalmente moderada, de que es posible que el Sí se imponga al No. Entonces politizar ahora por tal o tal cosa le quita el sentido republicano de este movimiento por el Sí, en el que 40 organizaciones sociales, de todos los partidos, lucharon por esta causa.

HEGEMONÍA

23 de marzo de 2022

Rosencof: Hay una orden para que

los grandes medios de comunicación

hegemónicos estén al

servicio del gabinete

Los grandes medios de comunicación hegemónicos en el Uruguay “están al servicio del gabinete, y actúan instrumentados, algo que se observa al poner el informativo y ver a Lacalle Pou que está cortando alguna cinta en cualquier punto del territorio. Están en línea todos los canales de televisión abierta transmitiendo eso que está planificado, está organizado, porque hay una orden”, analizó el escritor y periodista, Mauricio Rosencof en INFO24.

“¿Dónde están los wilsonistas del Partido Nacional, que no se les ve?”, preguntó Rosencof  y a continuación apuntó como un hecho paradójico que: “hasta Julio María Sanguinetti es Herrerista”.

“Éstos no tienen nada que ver con otros herreristas que conocí, que fueron ejemplo como el viejo Enrique Erro, que después terminó militando en nuestras filas (Frente Amplio) y era uno de los destinatarios de las balas que acribillaron a Zelmar Michelini, al “Toba” Héctor Gutiérrez Ruiz, a Rosario Barredo, y a William Whitelaw en la Argentina”, remarcó

Rosencof destacó que Erro (quien fue senador del Frente Amplio) fue una persona transparente y lúcida; y recordó que Luis Alberto de Herrera en su testamento termina señalándolo como “querido hijo”. Agregó que, en cambio, de Wilson Elso Goñi lo que dice es “cuidado con ese gordito que va al Banco República, le pone rueditas y se lo lleva para la casa”.

“Así que hay de todo en la casita, ahí; y ‘Pepe’ José Mujica nació en un club Herrerista también”, recordó.

El escritor destacó que en este inédito contexto nacional “hay cosas que son muy lindas, muy alentadoras”, y parafraseando.

“Ha vuelto al barrio la barra zurda, la barra guerrera, la barra militante; estamos en los barrios, como siempre, porque los medios están al servicio del gabinete, salvo, como casos excepcionales que confirman la regla general. Nosotros, desde la izquierda, siempre tuvimos baja presencia de prensa, excepto en algunas épocas muy puntuales a través de La República o El Popular”, indicó.

Hay una orden

“Actualmente, los grandes medios hegemónicos en nuestro país están instrumentados. Vos agarrás el informativo y si Luis Lacalle está cortando alguna cinta, en cualquier punto del país están en línea todos los canales de televisión abierta transmitiendo eso mismo. Eso está planificado, está organizado, hay una orden”, aseguró.

Rosencof calificó como una “bandideada meter una conferencia de prensa donde no corresponde”.

Tras evocar algunos “negociados” de los años ’90, que involucraron al “actual oficialismo” y otros episodios más actuales y al menos confusos ligados a tierra del Estado, recordó que “resistieron siempre la Ley de 8 horas para el peón rural, y tanto que el señor presidente siendo legislador votó en contra. ‘Nosotros no entendemos la relación que hay entre el dueño del campo y el trabajador rural’”, citó.

El ex rehén de la dictadura rememoró que en los años ‘50 y ‘60 estuvo con los arroceros, con los cañeros, no les pagaban con plata: “en los tiempos que se pregonaba ‘como Uruguay no hay’ o que éramos ‘la Suiza de América’ a los peones zafrales les pagaban con tarjetas de cartón, ¡no es paco!”.

Agregó: “Medio siglo después nosotros volvimos a la calle, lo nuestro son los murales, los afiches, es el puerta a puerta, nosotros hablamos con la gente, (…) somos parte de todo eso y la estamos peleando (…) y la seguiremos peleando. Ellos, con sus artilugios de que como se peina bien y se le cae el pelito y mira inteligente a la prensa, y la prensa se sube al carro, porque además alguien lo está manejando, ese coro no se produce por espontáneo, se produce por digitado, se produce porque hay una batuta”.

Rosencof dijo que “prendés un canal y aunque es un reportaje al paso porque está cortando una cinta en algún galpón, en algún excusado, aparecen todos los canales a la vez; eso está instrumentado, eso no es una casualidad, es una agencia de publicidad muy fina”.

En cambio, lamentó, que no hay hombre de Estado, como tuvo tradicionalmente el Partido Nacional en todo su frente: en el Wilsonismo, en el Herrerismo, gente de nivel, el propio Herrera, ¡por favor! Pero acá te encontrás con que de pronto tienen hasta gente que te croa en un charco por día”, ironizó.

El exdirigente tupamaro dijo: “Entonces no lo para alguien con un poco de sensatez, porque al fin de cuenta el país está hoy por hoy en dos mitades y esas dos mitades se tienen que entender; en primer lugar se tienen que respetar, es decir que no entren a cacarear tanto y es mejor que pongan el huevo”, reclamó al oficialismo.

Lo que sucede en estos años en Uruguay es que “están peleando dos imágenes de país, es tan sencillo como eso, eso de la lucha de clases y el enfrentamiento de clases y los oligarcas y el pueblo, eso que bastardearon todo lo que quisieron en los titulares y en los canales, eso es verdad, no me jodan; en (el libro bíblico de los Apóstoles) ‘Hechos’ de los primeros cristianos, el primer libro que aparece en el Nuevo Testamento después de Los Evangelios, comienza diciendo ‘los primeros cristianos tenían todo en común, y cada cual retiraba según sus necesidades’, quiere decir que en aquellos días ya se concebía la igualdad de oportunidades, de alimentación, la igualdad de vivienda; peleamos por eso, ellos están por la acumulación”.

TERMINA LA CAMPAÑA SOBRE LA LEY DE URGENTE CONSIDERACIÓN

El juego y lo que está en juego

Gabriel Delacoste
24 marzo, 2022

Tambores en Barrio Sur en la caravana por el Si del 20 de marzo

Se termina la campaña por el referéndum sobre 135 artículos de la LUC. El Sí cerró con una marcha hacia el Obelisco y una cadena nacional, el No con un acto en Las Piedras y una conferencia de prensa del presidente Lacalle. Las encuestas muestran que, en el cierre de la campaña, la ventaja del No se reduce.

Los últimos días de campaña fueron intensos. La campaña del Sí cerró con una sucesión de concentraciones a lo largo de varios días. El sábado se organizó un recital (con fines principalmente recaudatorios) en un Velódromo bastante poblado pero no repleto. Esa noche se destacó una poderosa actuación de Luciana Mocchi y una proclama leída por la actriz Gabriela Iribarren, acompañada de Idiana Garandan, la militante de 88 años que hace unos días se plantó con su bandera frente a los caballos del No y la Policía, y que fue ovacionada por el público presente.

El domingo, el Sí organizó caravanas que recorrieron Montevideo para confluir finalmente en la Rambla Sur. El ritmo de la campaña aumentó en las calles y las redes (donde se destacaron los memes de @meme_amplio, los videos de Colectivo Catalejo y los pódcasts de Subte y Comuna) y culminó en una marcha el martes hacia el Obelisco, donde hubo otro recital, con el destaque de Gerardo Nieto y el cierre de Queso Magro. En la pantalla del escenario se transmitió la cadena nacional de la campaña, que se emitió a las 20 horas y duró algo más de 5 minutos. En la cadena, el actor César Troncoso, con un tono afable, mirando a la cámara, dijo: «Yo no soy un gobernante, soy simplemente un uruguayo. Y como uruguayo siento el dolor y la intranquilidad de la gente. Todos queremos lo mejor para los nuestros. A veces es difícil encontrar el camino, pero para mí hay algo fundamental: poder ponerse en el lugar del otro y hacer lo posible para no causarle dolor y miseria». El mensaje continuó, con la incorporación luego de las voces de varias personas que apelaron a la tradición uruguaya, la democracia y el bolsillo para llamar a votar al Sí, con pocos detalles sobre la Ley de Urgente Consideración (LUC).

En su cierre, el Sí despartidizó todo lo posible su campaña. El No, al contrario, cerró destacando a los referentes de la coalición de gobierno, en actos en la Plaza de la Bandera y en Las Piedras. En este último hablaron Álvaro Delgado, Julio María Sanguinetti, Pablo Mieres, Daniel Peña y Guido Manini Ríos, que resaltó por reivindicar en su discurso a Jorge Pacheco Areco. En los actos del No tampoco faltó la música: el acto de Tres Cruces terminó con una actuación de Denis Elías. A lo largo de toda la campaña, el No intentó pegarse, a través de su color, a la selección uruguaya. La presencia, el lunes, del presidente Lacalle Pou en la inauguración de las nuevas instalaciones del complejo de Luis Suárez en la Ciudad de la Costa fue extensamente filmada por las cámaras de televisión. No es menor que mañana jueves, último día de la veda, juega Uruguay contra Perú, en un partido definitorio de eliminatorias. Haciendo uso de todos los mecanismos que tiene al alcance, el gobierno echó mano al viejo y querido populismo, intentando controlar los precios del asado y los huevos.

En los últimos días, varios dirigentes del oficialismo empezaron a suspender entrevistas y debates. Según explicó Jorge Gandini, esto fue porque «la última palabra debe ser la del presidente». Eso sucedió en la nochecita del miércoles, en una conferencia de prensa en la Torre Ejecutiva. El presidente habló sentado solo en una mesa. Empezó, como siempre, hablando de la pandemia, recordando que se cumplía el segundo aniversario de la decisión de no aplicar la cuarentena obligatoria, apelando a la «libertad responsable». Recordó a Larrañaga y llamó a ponerse «en los zapatos del hombre o la mujer policía al que», en caso de ganar el Sí, «la ciudadanía le saca el escudo para combatir mejor a la delincuencia». Habló luego de la educación, del derecho a no hacer huelga, de la regla fiscal (que definió como «de sentido común»), de la bancarización (oponiendo el interior a una norma hecha «en un escritorio en Montevideo»), de la vivienda, de las adopciones, del tiempo que la ley estuvo en el Parlamento y del tiempo que hace que está vigente. Cerró defendiendo la portabilidad numérica, pero no mencionó la cuestión del precio de los combustibles ni la polémica por los campos de Guido Manini Ríos. Ante las preguntas de los periodistas, dijo que «no es lo mismo gobernar con estos 135 artículos» que sin ellos, y afirmó que la agenda del gobierno no va a cambiar en caso de una victoria del Sí. Especuló, también, con que «hay una mayoría silenciosa del país que quiere que las cosas se hagan, que quiere que se cumpla un programa de gobierno».

Teniendo otras opciones, Lacalle eligió hacer de esta una campaña sobre su gobierno y, específicamente, sobre él. Queda claro que le gusta ser el centro de atención y que aprovecha cada oportunidad para ponerse por encima de sus socios de coalición. Es, además, un político audaz, al que le gusta tomar riesgos. En este caso, el riesgo de que si pierde, el derrotado sea él. Días antes de la conferencia, Lacalle había dicho que sería «desleal» hablar conociendo el contenido de la cadena del Sí. Pero primó la voluntad de tener la última palabra. Sin embargo, tendrá la penúltima. El domingo le toca hablar a la ciudadanía.

EL RESULTADO

Toda campaña electoral termina con un resultado, y un ganador. Y, cuando se acerca el final, crece la ansiedad por saber el resultado. No tenemos certeza sobre lo que va a pasar. Una de las formas de escudriñarlo son las encuestas. Pero estas han mostrado, en los últimos meses, niveles muy altos de dispersión y volatilidad: se han publicado encuestas que mostraron al Sí en un rango que va del 31 por ciento al 49 por ciento, mientras que el No osciló entre el 35 y el 51 por ciento. Los números de indecisos, además, son altísimos, por lo que no es raro que se publiquen encuestas con más de 20 por ciento de no sabe/no contesta. Si bien las encuestas tendieron a dar al No adelante, esta ventaja osciló entre una diferencia mínima y una de 15 puntos, y hubo algunas encuestas que dieron adelante al Sí. Se puede decir, entonces, que hay incertidumbre sobre los resultados.

Pero es posible reducir un poco el ruido promediando los resultados de las diferentes empresas. Se puede empezar con la selección de las empresas que publicaron resultados en forma periódica a lo largo de un período relativamente largo de tiempo y que hayan publicado resultados en marzo. Esas empresas son Cifra, Equipos, Factum y Opción (véase gráfica). Al tomar el último resultado publicado por cada una de estas cuatro empresas y promediarlo surge un 41,5 por ciento para el No y un 38,0 por ciento para el Sí. Si se hace el mismo promedio, ahora con los penúltimos resultados de estas empresas (publicados entre enero y febrero), da un 43,3 por ciento para el No y un 35,3 por ciento para el Sí. Comparando estos dos promedios se puede ver que la ventaja del No se redujo de 8 a 3,5 puntos porcentuales. En todas las encuestas, el No se estanca o cae, y en todas (menos Opción), el Sí sube. La última encuesta de Equipos, por cierto, presenta el peor resultado para el No desde que se empezaron a publicar encuestas en mayo. Es importante notar, además, que estos promedios mencionados pueden estar sesgados en contra del Sí, ya que excluyen las mediciones de Nómade y la Usina de Percepción Ciudadana, que son las consultoras que mejor le dan.

Esto puede dar pie a muchas especulaciones sobre qué puede estar pasando. Podría decirse que, si se tiene en cuenta la estructura del sistema político uruguayo, siempre fue esperable un resultado parejo, y que lo raro eran las encuestas. Podría decirse, también, que la campaña del Sí está sacando ventaja, a pesar de contar con muchos menos recursos económicos y de no contar con el aparato del Estado, lo que podría dar lugar a reflexiones interesantes sobre qué formas de hacer política son eficaces en Uruguay. Quizás haya gente que esté expresando su desconformidad con su pérdida de poder de compra votando Sí. Quizás se está reduciendo la aprobación del gobierno y el presidente. O quizás el gobierno esté teniendo problemas con su base: podemos ver cómo más de un columnista liberal se muestra indiferente al referéndum, o cómo figuras de ultraderecha llaman a votar en blanco en protesta contra la «tibieza» del gobierno, o cómo (según algunas encuestas) buena parte de los indecisos se concentran en el interior, es decir, allí donde el oficialismo necesita sacar ventaja para ganar.

Reconocer la incertidumbre y el emparejamiento no debería hacer olvidar que el No sigue mostrando una ventaja, especialmente si se tiene en cuenta que los votos en blanco juegan a su favor. Si gana el No, será la predecible victoria del poderoso, quizás sufriendo más de lo esperado. Si gana el Sí, será la hazaña del que, haciendo más con menos, gana de atrás.

LO QUE ESTÁ EN JUEGO

Ganar, perder, puntos, estrategias. La política es, en parte, un juego. Pero un juego cruel, porque lo que está en juego son cosas como cuánta gente va a pasar años encerrada en una cárcel insalubre, o a cuánta gente van a desalojar de su casa con unos días de aviso, o cuántas huelgas van a ser disueltas por la protección a los rompehuelgas, o cuánto va a subir el combustible o se van a ajustar los presupuestos de los servicios públicos. En política importa el juego, pero mucho más lo que está en juego. El domingo se vota sobre 135 artículos de la LUC y sobre sus efectos muy reales, como los recién detallados. También, sobre las ideas (neoliberales, represivas, concentradoras del poder y la riqueza) que están implícitas en esos artículos. También, sobre el actual gobierno, que actúa según esas ideas. Esas tres cosas son imposibles de separar.

Una victoria del No confirmaría el rumbo del actual gobierno y sería interpretado como una luz verde para continuar con sus reformas de mercado, especialmente en la educación y la seguridad social, junto con sus políticas de reducción del salario. Sería, además, un apoyo explícito a posturas favorables a la represión y contrarias a lo público. Esto contrastaría con los resultados anteriores de plebiscitos y referéndums sobre las empresas públicas (1992, 2003) y la represión (2014, 2019), y forzaría a pensar en qué implica que no exista más un respaldo mayoritario a estas ideas vagamente asociadas al progresismo y, antes, al batllismo, lo que puede tener consecuencias estratégicas importantes para la izquierda.

Una victoria del Sí, en cambio, reafirmaría una resistencia mayoritaria a las reformas neoliberales y punitivistas, y una defensa de la participación social y la naturaleza política de las decisiones sobre la economía. Pondría, por lo tanto, en cuestión la agenda de reformas del gobierno en su conjunto, mostrando la fuerza de los sindicatos y la oposición, y obligando al gobierno a ser más prudente y a tener en cuenta sus ideas e intereses. Por último, una victoria del Sí produciría un momento político nuevo, rompiendo la continuidad del escenario actual, y haría necesario comenzar a pensar un programa para la nueva mayoría que nazca del referéndum.

También es posible un escenario freak, de empate, en el que el No gane por un margen muy escaso o, incluso, gracias a los votos en blanco. Un escenario así desataría una batalla de interpretaciones a partir de la noche del domingo y forzaría a construir diagnósticos ambiguos y matizados.

Espectáculo musical «reSItal» a favor del si a la derogacion de 135 articulos de la Ley de Urgente Consideracion (LUC) en el Velódromo en Montevideo. 

En esta campaña se discutió mucho sobre la democracia, sobre la libertad y sobre qué personas y organizaciones tienen derecho a expresarse sobre qué cosas. El gobierno y sus simpatizantes usaron intensamente al Estado para regular la discusión. Se discutió sobre si se puede hablar de política en la educación, en el carnaval, en el periodismo. A pesar de estas discusiones, la democracia directa, en un país con voto obligatorio, hace que nadie se pueda hacer el distraído. Cada ciudadano y ciudadana de esta república va a tener que pronunciarse, ejerciendo el derecho a veto que el pueblo uruguayo tiene sobre cada ley. En lugar de un trámite exprés, 800 mil ciudadanos forzaron una discusión de un año, que culminará con una decisión tomada entre millones. El pueblo ejercerá el domingo su poder. Ese es el significado de la palabra democracia.

 

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