DDHH en tiempo de neoliberalismo

  ENCUENTRO DE COLECTIVOS Y ACTIVISTAS

Derechos Humanos en

tiempos de neoliberalismo

Organizaciones de Derechos Humanos y colectivos de víctimas y denunciantes realizaron un encuentro con el objetivo de dialogar sobre cúal será la postura que tomarán las organizaciones para continuar transitando la lucha ante el nuevo escenario político.

29 diciembre, 2019

Por Meri Parrado

El Observatorio Luz Ibarburu, colectivo dedicado al seguimiento de las denuncias penales por violación a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado, convocó a un encuentro de organizaciones sociales para debatir sobre esta temática en el nuevo contexto político. En la actividad, que se realizó el 19 en el balneario San Luis, participaron la Secretaría de Derechos Humanos y Políticas Sociales, el Pit-Cnt, Madres y Familiares de Detenidos y Desaparecidos, Crysol, Fundación Mario Benedetti, Serpaj, Fundación Zelmar Michellini, Memoria en Libertad, Comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca, entre otros.

En mesa redonda, los participantes expusieron sus preocupaciones y posturas de cara al nuevo gobierno, a su entender, “conformado por los artífices de la impunidad en nuestro país”. En tal sentido, entienden que es necesario acordar de qué forma se van a plantar para continuar con la lucha.

Pablo Chargonia, coordinador del equipo jurídico del observatorio Luz Ibarburu, le aseguró a Caras y Caretas que el dato electoral representa “una mala noticia para nuestro país” y que se vislumbran “tiempos oscuros” para todas las agendas de derechos. “El gobierno de la coalición tiene un componente conservador inocultable, maquillado con discursos demagógicos. Hay un partido militar de corte neofascista que alienta el rechazo contra lo que consideran una agenda vinculada a la globalización, pero que es una forma de desprestigiar a los activistas de derechos humanos”.

La actitud del futuro gobierno hacia los Derechos Humanos está bastante clara: “Van a operar sobre la impunidad y el encubrimiento de violadores de estos derechos. Van a intentar desprestigiar a los activistas acusándolos de diversas cosas. Van a promover la desorganización del movimiento social”. Ante esta situación, agregó, el movimiento social debe mantenerse firme, unido y entender que las agendas de derechos tienen una unidad que cobra sentido con el concepto de dignidad e igualdad humana.

En los tiempos oscuros que se proyectan sobre Uruguay será necesario crear nuevos discursos en pos de reorientar el trabajo que vienen realizando las organizaciones y los activistas de los Derechos Humanos: “Tenemos que comenzar a vincular lo que ocurrió en dictadura, por ejemplo, con el derecho a la vivienda, a la educación y a la salud. Preguntarnos qué nos hace dignos, qué nos hace iguales. La respuesta es: el reconocimiento de nuestros derechos”.

Lo que proponen las organizaciones es generar una plataforma reivindicativa conjunta que deje claro que la relación de las nuevas fuerzas parlamentarias atenta contra los logros de la época progresista anterior, la cual “aun con defectos, fue sensible a ciertas reivindicaciones de los DDHH”. También advierten que algunas campañas pueden ser alevosas, como la del Comando Barneix que amenazó mediante mensajes de WhatsApp a los militares para que votaran a Luis Lacalle Pou. Otras, en cambio, serán más sutiles. Además, estos colectivos llamaron la atención sobre algunos medios de comunicación que operan para marcar agenda, para desprestigiar o para cortar el vínculo de ciertos referentes con la opinión pública.

Insisten en que el gobierno neoliberal y conservador “viene contra todos los derechos conquistados” y hay que pararse firme. “No se trata de mantenerse firmes solo para cuidar lo que hay, sino que hay que avanzar. Para ello, es vital comprender por qué a una alianza neoliberal y neofascista no le conviene que se discuta sobre temas como misoginia, violencia patriarcal en el hogar, o sobre libertad y diversidad sexual. En definitiva tenemos que volver a explicar qué fue el Estado terrorista, contra quiénes se levantó, cuál era el plan que ideó. Comprender por qué aplastó sindicatos, jóvenes activistas, estudiantes, antisistémicos, transformándolos en su enemigo principal. Hay que repolitizar el movimiento de Derechos Humanos”, se remarcó en el plenario.

Revivir el miedo

Chargonia también trasladó otra de las preocupaciones que comparten las organizaciones y colectivos en cuanto al reclamo a favor de la militarización que hizo cierta parte de la sociedad civil a través del voto a la reforma “Vivir sin miedo”. “El riesgo de fascistización de la sociedad uruguaya está latente, más en el contexto regional actual. Basta observar lo que sucedió en Chile o Bolivia. No podemos creer que Uruguay va a ser una isla en esa situación”, afirmó Chargonia.

Que la población clame por militares en las calles “es gravísimo”. Esto significa que parte de la sociedad está dispuesta a volver a sufrir todo lo que se sufrió en la década del setenta. “La propuesta ‘Vivir sin miedo’ perdió, pero obtuvo un guarismo electoral preocupante. Ese discurso punitivista de la derecha, que sugiere que la seguridad se resuelve con más cárcel, hay que desarmarlo. La cárcel no resuelve nada y para derribar estas posturas es necesario reinventar los discursos críticos de la izquierda”.

Nuevas estrategias

Victoria Sequeira, integrante del colectivo Memoria en Libertad que nuclea niñas, niños y adolescentes víctimas directas del terrorismo de Estado, manifestó en este encuentro que una de las preocupaciones más fuertes es saber cómo se comportará el Poder Judicial respecto al gran número de causas que sigan abiertas y sin condenas para los responsables de las violaciones de los Derechos Humanos durante la dictadura. “Ante esta situación estamos pensando las nuevas estrategias para enfrentar la no voluntad política, que ahora va a ser mucho más cruda”.

A este colectivo también le preocupa el no reconocimiento oficial de los sucesos ocurridos por parte del Estado. “El Ministerio de Educación y Cultura nos contestó que fuimos reconocidos porque nos incluyeron en una ley de salud, pero el Estado nunca nos pidió disculpas públicamente como hicieron en Argentina. Esto nos moviliza como colectivo para seguir trabajando”.

El colectivo Memoria Libertad, que se creó en el año 2008, fue cuestionado por algunos sectores de la sociedad y de la política debido a su tardío surgimiento. “Hemos estado cuarenta años atendiendo y haciéndonos cargo de la reinserción familiar de nuestros vínculos porque el Estado, ya en democracia, no lo hizo. Ahora podemos contar nuestra historia, que siempre estuvo oculta tras la historia de nuestros padres. Anteriormente no hubo una concepción del daño que se le hizo a los niños en las décadas anteriores. Llevó tiempo avanzar en el proceso de reconocer que nosotros también fuimos víctimas y éramos objetivo clave de los militares y del Estado. Éramos la semilla de una familia que había que destruir”.

Quién parió la impunidad

El principal objetivo de este encuentro que se realizó en San Luis fue integrar las experiencias, reflexiones y líneas de trabajo de las distintas organizaciones, víctimas y activistas que participaron, manifestó Raúl Olivera, coordinador ejecutivo del Observatorio Luz Ibarburu.

A la vez, este encuentro realizó una rendición de cuentas orientada a construir una posición crítica y comprometida ante el nuevo escenario político que se va a instalar en Uruguay con el cambio de gobierno.

“Si bien la organización de la sociedad civil siempre está en conflicto con el Estado, esta tiene que tener en cuenta a quién tendrá en frente: a quién parió la impunidad en este país. El Partido Colorado, el Partido Nacional, y sumado el Partido Militar. Es importante ponernos de acuerdo en cosas elementales que nos permitan comenzar a dibujar los nuevos desafíos y determinar qué herramientas pondremos en función de eso”, agregó Olivera.

“Es necesario avanzar para que la ciudadanía tenga claro que las conquistas de derechos no han sido un regalo. Estas son el resultado de la lucha de muchas generaciones: si hipotecamos eso, estamos hipotecando una parte del patrimonio que es nuestra historia”.

La sociedad se empoderó a partir de la lucha por sus derechos, siguió Olivera, lo cual se logró desde las movilizaciones en las calles. Sin embargo, cada organización “está en su chacra”, lo que representa una dificultad para la continuidad de la lucha. “El feminismo lucha por los derechos de las mujeres, el colectivo de diversidad sexual por sus derechos específicos, y eso hay que organizarlo y unificarlo, porque es la única manera de que la sociedad responda no solo por sus derechos particulares sino por los de los demás. Solo así lograremos la fuerza que necesita el movimiento social por los Derechos Humanos para enfrentar lo que se viene”, concluyó.

 

 

 

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