8 de marzo, en Uruguay y el mundo

El 8 de marzo – Día

Internacional de la Mujer, en

el Mundo y en especial en

Uruguay

El Día Internacional de la

Mujer fue una jornada de

movilizaciones en todo el mundo

9 de marzo de 2018 

Cientos de miles de mujeres se movilizaron ayer durante el Paro Internacional de Mujeres, que se convocó en más de 70 países. La manifestación fue especialmente masiva en Buenos Aires, donde además se desarrolla el debate sobre un proyecto de ley para despenalizar el aborto. La jornada del Día Internacional de la Mujer también fue aprovechada por varios gobiernos para anunciar medidas dirigidas a promover la igualdad de género.

Al mediodía, en Buenos Aires, legisladores, actrices y militantes se reunieron en las escalinatas del Congreso, donde se sacaron una foto, que fue ampliamente difundida, con los pañuelos verdes que muestran el apoyo a la campaña por la despenalización del aborto. Fue sólo una de las varias decenas de movilizaciones que se organizaron en Argentina para reclamar el respeto a los derechos de las mujeres. El fin de la violencia de género y la igualdad salarial fueron dos de los puntos centrales en las proclamas de ayer allí y en decenas de países.

En la tarde una multitud de mujeres se reunió en Plaza de Mayo, ocupando todas las calles aledañas. En una marea de pañuelos verdes y violetas, aparecían los distintos carteles, la mayoría hechos a mano: “Las mujeres podemos cambiar el mundo”, “AbortoLegalYa”, “No nací mujer para morir por serlo”, “No fue la ropa, no fue el lugar, fue un machito patriarcal”, “Tu piropo es acoso”.

Desde Plaza de Mayo y otros puntos de la capital la movilización de mujeres se dirigió a la plaza del Congreso, donde se leyó una proclama que incluía diversas críticas del movimiento feminista a las políticas del gobierno de Mauricio Macri. Afirmaba que las mujeres paran para “hacer visible el mapa del trabajo en clave feminista”, para “exigir aborto legal, seguro y gratuito”, para “defender las disidencias sexuales y de género” y “decir basta a las violencias”, así como para “denunciar que el Estado es responsable” de luchar contra la violencia de género, para exigir la “separación del Estado y la iglesia” y construir “un movimiento de mujeres como sujeto político”.

El gobierno aprovechó la fecha para que Macri hiciera anuncios, después de que fuera presentado por la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Fabiana Tuñez, como “el feminista menos pensado”. Macri agradeció a las mujeres “que hicieron que sea un hombre feliz” y anunció que enviará un proyecto de ley al Congreso para avanzar hacia la igualdad salarial, y ampliar las licencias por fertilización asistida y adopción para las mujeres, así como la de paternidad para los hombres. No se refirió al proyecto de ley de despenalización del aborto.

La oposición denuncia que el gobierno de Macri ha vaciado de presupuesto a los programas públicos de salud sexual que brindaban anticonceptivos de manera gratuita; que en sus primeros dos años de gobierno menos de 20% de los cargos políticos fueron ocupados por mujeres –tiene sólo dos ministras y 17 ministros–, y que son las mujeres las más afectadas por las políticas económicas del Ejecutivo, de acuerdo con datos oficiales referentes al desempleo y la brecha salarial.

En Brasil también se aprovechó la fecha para anunciar medidas. El Congreso aprobó seis proyectos de ley, tres en cada cámara, dirigidos a castigar los delitos cometidos contra las mujeres. “Trabajamos mucho para la votación de este paquete de leyes”, dijo después la diputada comunista Alice Portugal, que lamentó que sea “necesario” que llegue el Día Internacional de la Mujer para que estas iniciativas sean sometidas a votación, algo que depende de los líderes de las bancadas y del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia.

En cuanto a las movilizaciones, en Brasil la jornada comenzó en la madrugada, cuando unas 500 mujeres ocuparon los alrededores del edificio de la cadena O Globo para denunciar lo que consideran una manipulación mediática que favoreció el “golpe” contra Dilma Rousseff y ahora busca impedir la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva. A lo largo del día hubo múltiples convocatorias, con actividades más o menos masivas, ocupaciones, intervenciones urbanas y hasta un “tuitazo” para reclamar por los derechos de las mujeres.

En Paraguay decenas de mujeres fueron al Congreso para pedir una ley que obligue a los partidos a confeccionar listas paritarias para las elecciones de abril y también exigieron tierra o vivienda para las mujeres jefas de hogar. En Ecuador hubo varias marchas de mujeres indígenas en distintos puntos del interior del país, en las que también se reclamó el acceso a tierras para que ellas puedan subsistir y mantener a sus hijos. Mientras tanto, en Bolivia la marcha reclamó un mayor presupuesto para los programas dirigidos a luchar contra la violencia de género. A su vez, en Chile, miles de mujeres llamaron a aprobar leyes que terminen con la desigualdad en distintos ámbitos.

Otras medidas vinculadas con el Día Internacional de la Mujer fueron anunciadas ayer en el resto del mundo. En Reino Unido, el gobierno de Theresa May presentó un proyecto de ley para tipificar el maltrato económico como violencia de género, en referencia a prácticas como la de impedir el acceso a cuentas bancarias, salario, comida, ropa o transporte privado. En Francia, el presidente Emmanuel Macron anunció un plan que busca eliminar la brecha salarial en el sector privado, que está prohibida desde 1972 pero trepa a 25%. La iniciativa busca terminar con esa desigualdad en un plazo de tres años con controles más estrictos y aplicando las sanciones previstas en la normativa para quienes la incumplan.

Las movilizaciones se repitieron en más de 170 países, con o sin llamado a parar, con diversas convocatorias y proclamas marcadas por el contexto local y por los reclamos que atraviesan las fronteras. Una de las marchas más masivas fue la de Turquía: unas 5.000 mujeres recorrieron calles céntricas de Estambul vestidas de violeta y reclamando el respeto a sus derechos en un país en el que el gobierno incorpora normas cada vez más conservadoras en su legislación.

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Todas juntas

9 de marzo de 2018 

“La Tribuna Popular titula hoy: ‘el amor que mata’”, se escuchaba por la radio de un puestito de la plaza Fabini (o del Entrevero, para todo el mundo). Eran los primeros dos versos de la canción “Andes 1206”, de Garo Arakelian, que versa sobre las últimas horas de Delmira Agustini, asesinada por su ex esposo en 1914. Mientras, una mujer ayudaba a una señora a que se atara el pañuelo violeta. Pasaban las 17.00 y ya se sentían los aprontes para la marcha por el Día Internacional de la Mujer.

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8M

Miles de personas recorren 18 de Julio en reclamo de igualdad de género.#8M

Publiée par Telemundo sur Jeudi 8 mars 2018

En la esquina de 18 de Julio y Río Negro, un camión del PIT-CNT también se hacía sentir, con varias representantes de la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad Sexual. En la web de la central sindical, la Intersocial Feminista, que nuclea a varias organizaciones y colectivos, emitió un comunicado en el que señaló: “Paramos y vamos a la marcha porque queremos transformar las relaciones de poder que nos hacen ciudadanas de segunda clase. Porque la desigualdad produce feminización de la pobreza e injusticia social, y hace que sigamos cobrando menos dinero que los hombres aunque hagamos el mismo trabajo”. El comunicado agregaba que esa desigualdad “genera la cultura machista que produce violencia sexual, acoso, trata, prostitución forzada y violencia institucional”. También consignaba que en 2017 fueron asesinadas más de 30 mujeres y en lo que va del año ya van siete: Nazarena, Daniela, Ethel, Julia, Vanesa, Sirley y Olga.

Después de las 18.00, un mar de mujeres inundó 18 de Julio hasta donde podía alcanzar la vista. Había un caleidoscopio de formas de manifestarse y de carteles: “Feminismo o barbarie”; “disculpe la molestia, pero nos están asesinado”; “sin mujeres no hay escuela pública; por una educación feminista”; “justicia sin género es injusticia”; “aprobación de la ley integral para personas trans ya”; “de camino a casa quiero ser libre, no valiente”; “que capitalismo y patriarcado caigan juntos”; “que coger sea un placer, no una obligación ni una tortura”.

En la plaza Cagancha una pancarta gigante decía: “¿Dónde están las pibas? El Estado es responsable”, y unas muchachas de la Asociación de Danza de Uruguay cantaban: “Somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”. En cambio, cerca de Ejido, y desde temprano, había integrantes del colectivo Con mis Hijos no te Metas; parados estoicamente en la vereda, sostenían un gran cartel rosado que rezaba: “Femenina sí, feminista no; violentas, no nos representan”. “Me sumo, por las mujeres que fueron abortadas por otras mujeres que se creían con más derechos”, avisaba otro cartel del mismo grupo.

Voces

Celsa Puente, directora general del Consejo de Educación Secundaria, era una de las tantas que marchaban. Señaló, en diálogo con la diaria, “la necesidad de pensar una sociedad en términos de igualdad” y de “poder deconstruir la cultura que nos marca, que es patriarcal y de subordinación de la mujer”. Agregó que hay “muy pocas voces de mujeres en el espacio político” y que esto se hace muy visible “al mirar las esferas de cargos de mayor rango y responsabilidad, aun cuando las mujeres con formación terciaria somos numéricamente mayoritarias”.

En tanto, la senadora suplente del Frente Amplio Virginia Cardozo dijo a la diaria que el mensaje de la multitudinaria marcha es que la lucha por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer “mueve gente” y “nos une”. “En este momento, cuando está en discusión quién es feminista y quién no, está buenísimo que acá estemos todos luchando por lo mismo. Y si hay gente que tiene miedo de decir que es feminista, marcha con nosotras aunque no se anime a decirlo”, señaló. Luego subrayó que si bien el debate por la participación de la mujer en la política es una bandera “muy importante”, recién había estado con mujeres del barrio Casavalle, que viven “la opresión de ser mujeres, pobres y afrodescendientes, así como la presión de no poder ni siquiera pagar el boleto para venir a la marcha y movilizarse”. “Por eso, esa es la apuesta a la militancia que tengo cotidianamente. Ojalá cuando estemos hablando de que queremos que haya mujeres en los lugares donde se toman decisiones también pensemos que queremos que todas la mujeres puedan acceder”, finalizó.

Por otra parte, la nacionalista Beatriz Argimón destacó la sensibilización de la sociedad uruguaya en torno a que “es indispensable avanzar en una sociedad con igualdad”, y subrayó que hay que hacer un trabajo “sostenido” contra la violencia de género. Además, dijo que “el otro gran tema” que hay que reivindicar es “cómo nos manejamos en el equilibrio cotidiano del trabajo no remunerado”.

Más adelante, frente a la explanada de la Intendencia de Montevideo, avanzaba a paso firme y lento un grupo de Mujeres de Negro –en el que marchaba la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz–, que atravesaba todo el ancho de la principal avenida de la capital. Mientras en la pantalla del Impo se informaba que Uruguay “es el país con el índice de asesinatos de mujeres más alto del mundo”, una mujer le explicaba a su hija pequeña, que miraba con atención: “Es la forma que tienen de manifestarse: se dan la mano, van todas juntas y no se sueltan”.

 

Cientos de miles de mujeres marcharon contra la violencia machista, en repudio a las políticas de ajuste del Gobierno y a favor del aborto legal, seguro y gratuito

Todas juntas

A lo largo de toda la Avenida de Mayo, mujeres de los más diversos sectores, edades y procedencias mostraron masivamente lo que tienen en común: el reclamo por la igualdad de géneros, el fin de los femicidios y contra el ajuste que golpea particularmente a ellas.

Por Horacio Cecchi

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La bandera de arrastre de la cabecera de la marcha era una síntesis perfecta del sentido que se le quiso dar, la característica política del reclamo –aunque paro internacional– dirigido al Gobierno: “¡Aborto Legal Ya! Basta de Ajuste y Despidos”, decía en letras violetas sobre fondo blanco, reuniendo los reclamos por políticas de salud que contemplen responsablemente a mujeres y diversidades, con los reclamos por las gravísimas consecuencias sociales producto de las políticas de despidos, cierres de empresas, y brutales aumentos en los servicios. Para dar una marca de la amplitud del abanico que reclamó contra el Gobierno, todas las organizaciones, partidos y colectivos que participaron en las asambleas previas, sostenían la bandera. En el centro, para no perder el hábito, Norita Cortiñas, chiquitita y tan grande, con su pañuelo blanco, junto a otras Madres que se sumaron tras cumplir la histórica ronda de los jueves. Lo demás, cuadras y cuadras y cuadras de columnas de mujeres y pañuelos verdes, y remeras fucsias.

Detrás de la cabecera, porque se había consensuado en las extensas asambleas organizativas de febrero, se concentró el contingente de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Fue, decididamente, el contingente que le dio alma a la cabeza de la marcha, con sus cánticos por el aborto y contra Mauricio Macri. Mientras, la cadena de mujeres que conformaban el corralito por delante se encargaban de limar, traquetear y perforar las macizas columnas de organizaciones políticas y gremiales que se habían instalado a lo largo de toda la avenida de Mayo en una especie de anticipación de la cabecera.

El marco político lo daba la variedad de presencias en el arranque, todas de índole sindical, laboral y político. Había una representación del Hospital Posadas; del INTI; una joven que asomaba por detrás de la primera fila con un pequeño cartel en el que se leía “No al cierre de Stockl (la metalúrgica de Burzaco que lleva tres meses sin pagar salarios), 130 familias en la calle”; de la Casa de la Moneda; Trenes argentinos; La Bancaria; Ctera también; las Aeronáuticas de Latam. Además de las representaciones específicas como NiUnaMenos, la Campaña Nacional por el Aborto; Ammar, el sindicato de las meretrices, en una de las puntas; Amadh, su oposición y denunciante de la prostitución y trata, en la otra; la representación de las travestis de Diana Sacayán. Y las agrupaciones de izquierda.

El arco era amplio, todas mujeres e identidades de las diversidades. Todas con algo, con mucho para reclamar. A todas, con las enormes diferencias que podía haber, a todas las unía el sometimiento patriarcal y la pauperización macrista. MMLYQTP, empezaron cantando apenas para desacomodar, la corrección de trato fue clara, yuta por puta. Toda una definición política y de criterios. La policía, ausente esta vez, igual es la policía. sobre todo la de Macri, la de Bullrich, la de Larreta.

Pero antes, en una recorrida inicial, antes de las 16.30 –momento en que se constituyó la cabecera en Piedras y Avenida de Mayo–, se podía ver una fila que abarcaba el largo de la cuadra, desde Chacabuco hasta la cabecera. ¿Esta fila? “Es para el pañuelo”. El verde de la Campaña que se entremezcló con el violeta del 8M, del movimiento feminista.

No es no, se había pintado en rojo colorado sobre la mejilla una rubia, que cantaba “Aborto legal, en el hospital”, mientras la consigna surgía desde el contingente de la Campaña. Delante de la cabecera, en el corralito de brazos que armaban mujeres y travestis de diferentes organizaciones, con un megáfono vociferante, divertida, ampulosa, la militante trans Alma Fernández, más oscura que su vestido oscuro cantaba consignas que iban desde vapulear a Macri hasta la ya clásica “Poder / poder / poder popular / y ahora que estamos todas / ahora que estamos juntas / y ahora que sí nos ven / abajo el patriarcado / se va a caer / se va a caer / arriba el feminismo / que va a vencer / que va a vencer.

Y desde atrás competían: “A ver, Mauricio, a ver si nos entendemos / las mujeres nos morimos / por abortos clandestinos / salimos a la calle / salimos a luchar / por aborto libre / seguro y legal”.

La cabeza de la columna, sobre Piedras, arrancó a las 17.30 al grito de “¡Paro / paro / paro / paro general”. El grito, más que cántico, estaba dirigido tanto al gobierno como a la cabeza de la CGT. “No queremos más despidos / no queremos represión / para las trabajadoras / la reincorporación”, cantaba Alma.

Como en todas las marchas anteriores, la sorpresa sobre la capacidad resolutiva feminista para dirigir la brutal desorganización de casi un millón de cuerpos constituidos en columnas abroqueladas o en el amorfo ir y venir de autonomías es ilimitada. Arrancar a las 17.30, para caminar ocho cuadras en más de dos horas, no alcanza a explicarlo todo.

Como todas las marchas o concentraciones masivas del movimiento feminista, al menos desde el 3 de junio de 2015, la primera NiUnaMenos, la organización a pulmón y sobre la marcha es por sí sola un aprendizaje de negociaciones para este cronista. En este caso, el de ayer, las ocho cuadras demandaron más de dos horas porque en el recorrido debieron gestionar con columnas de militantes durísimas para ceder medio metro hacia el costado. Y se corrían, y se miraba hacia adelante y había más y más y más banderas. Y nuevamente discusión y negociación y consenso. Al final de cuentas, una era la cabecera de la marcha, sin ella no había marcha; y las otras eran columnas que seguramente habrían de haber ocupado la retaguardia, pero que habían llegado temprano y se habían estacionado. El abanico feminista es amplio y da cabida a ideas y organizaciones con tanta competencia entre sí que podrían desatar una batahola, pero no, no lo hacen.

En el camino, había una multitudinaria presencia feminista. Había varones, para qué negarlo. Habían alcanzado con su presencia la síntesis de las discusiones previas, especialmente en las redes, en las que se debatió si varones sí, si machirulos no, si cubrían a las mujeres y de qué manera, si no las cubrían, si eran necesarios, si no lo eran. Hubo un par de momentos difíciles en la marcha, con tensión corporal al milímetro, y se situaron en los dos extremos pero con dos hombres. Uno, claramente un provocador que quería pasar por donde no podía. El otro, un hombre muy alterado que participaba en la marcha pero le costaba adaptarse al pedido de hacer lugar al paso de la cabecera.

Y entonces estallaba el Mauricio Macri la yuta que te parió, y todo volvía a su cauce. Andar sobre la avenida de Mayo, a esa hora, además de pedir permiso a cada paso, significaba toparse con fotos de Santiago Maldonado y de Milagro Sala, pancartas que decían “MM asesinaste por la espalda a Rafael Nahuel”, o carteles manuscritos en los que se leía “Ni Una Trabajadora Menos. También acusaciones como “terrorismo de Estado, Nunca Más”, algunas fotos de genocidas, ahora que el Gobierno instó a las domiciliarias. “No olvidamos ni nos reconciliamos”, diría más tarde, en pleno discurso de cierre Liliana Daunes. 

En el recorrido, antes de llegar al escenario del Congreso, estaban las enormes columnas de la Tupac, CTEP; Barrios de Pie; Partido Piquetero; como las representaciones de AMPA, la Asociación de Mujeres Penalistas de Argentina; las mujeres del Sindicato de Justicia de la CABA; la Conadu; un grupito de sociología por la equidad de Género; otro de Cunita, dependiente de la Comisión de Salud del Instituto Patria; de Jóvenes Científicxs Precarizadxs (del Conicet), que aprovecharon para decir que hoy, desde las 10 de la mañana organizarían un reclamo por el despido de 800 investigadoras/es en el Polo Científico de Godoy Cruz; la agrupación Quinteras Contra el Machismo. Un grupo de mujeres de AHF Argentina, una ong internacional que realiza testeos por VIH en espacios públicos; además de Mama cultiva. 

Un muchacho de barba portaba un cartel que decía “Seamos más hombres, menos machos”, fue una de las excepciones. Los varones en general no parecieron buscar protagonismo.

La columna siguió avanzando con mucha dificultad. Al cruzar la 9 de Julio, se podía ver hacia atrás, la Plaza de Mayo, la misma densidad de la marcha como si se miraba hacia adelante. También algunas columnas prefirieron avanzar más rápido por las calles laterales, Rivadavia e Yrigoyen. Al llegar a la Plaza Congreso, la multitud parecía infranqueable. La plaza estaba absolutamente poblada por grupos sueltos, y las calles que la bordean, saturadas de columnas. Una cuadra antes de llegar, a la altura de San José, la marcha se detuvo. Detrás de la cabecera, el contingente de la Campaña tenía su ritual: comenzaron a ulular, da escalofrío en el cuerpo, ulular que se acentúa, se acelera, hasta que estalla al mismo tiempo en bengalas verdes que inundan el espacio mientras el centenar, quizás más, de militantes de la Campaña saltan y corren gritando para llevarse a todas y todos por delante. Las columnas macizas de organizaciones que las anticipaban se disgregaron por el solo efecto del sonido y la vista del brujerío corriendo como una aplanadora.

Después llegó el momento del discurso, en el escenario dispuesto sobre la plaza y que leyó como en otras ocasiones, la locutora feminista Liliana Daunes. “Hoy estamos acá –empezó Daunes– porque construimos juntas un segundo paro internacional feminista. Paramos contra los despidos, el ajuste del gobierno y por aborto legal, seguro y gratuito. Paramos porque venimos a decirle basta a las violencias femicidas y travesticidas y a las violencias económicas y estatales que las sustentan”. También incorporó el paro dentro del marco de la lucha feminista internacional; destacó el mapa del trabajo “en clave feminista” y las alianzas transversales entre diferentes conflictos. Recordó que “paramos porque exigimos el aborto legal, seguro y gratuito”, y para “defender nuestras disidencias sexuales y de género”. “Para decir basta a las violencias”; “paramos para denunciar que el Estado es responsable y los gobiernos son responsables”. “Paramos porque exigimos un Estado laico”; “porque construimos el movimiento de mujeres como sujeto político”.

El 8M cerró ya no como un mensaje al poder, fue mucho más que eso, fue y es acto de presencia, la visibilidad de sus cuerpos, pintarrajeados como guerreras (no es un chiste la corrida de las brujas y su ulular entre la humareda verde, aunque sea un grito de alegría), sus reclamos, la reciente presentación del proyecto de ley por el aborto legal, seguro y gratuito; la contundencia de cientos de miles de mujeres tomando la calle. Solas, no importa que muchas fueran acompañadas. Solas, visiblemente solas en su paro, en su huelga, en su demostración de que sin ellas el mundo queda partido y no avanza.

 

 

Secretaría de Género del PIT-CNT

pedirá que las mujeres sean

representadas por mujeres en los

sindicatos

9 de marzo de 2018 

La proclama de la Intersocial Feminista estaba pronta desde el 28 de febrero, pero ayer hubo un cambio: se sumó una más a la lista de mujeres víctimas de femicidio. Olga Acosta fue asesinada por su ex pareja en la madrugada de ayer, en Salto. En el ataque también falleció uno de los policías que la custodiaban. Acosta había denunciado a su ex pareja el miércoles y la Justicia había dispuesto su custodia como medida preventiva.

“Paramos porque en 2017 asesinaron a más de 30 mujeres. Porque este año ya van siete; marchamos por Nazarena, Daniela, Ethel, Julia, Vanesa, Sirley y Olga”, dijo ayer Alicia Esquivel, encargada de leer la proclama de la Intersocial. Sobre la decisión de incluir los nombres de las víctimas, Valeria Caggiano, de la Intersocial, dijo a la diaria: “Pensamos que era importante visibilizar a estas mujeres que han sido víctimas en estos dos meses y una semana. Cada una de todas las muertes nos importa; lo que pasa es que más de 30 femicidios en un año es mucho, y empezar el año con siete es un número alarmante”. La estadística oficial es diferente: con el de ayer, el gobierno contabiliza cinco femicidios aclarados más dos casos sin aclarar, dijo el miércoles el ministro del Interior, Eduardo Bonomi.

Antes de la lectura de la proclama, Milagro Pau, secretaria de Género, Equidad y Diversidad del PIT-CNT, había dicho que la muerte de Acosta demostró “que necesitamos medidas de seguridad para las compañeras que sufren violencia doméstica”, además de “más compromiso del Estado”.

En el acto, realizado en la sede de la central sindical, Pau reclamó más presupuesto para poder implementar la Ley Integral contra la Violencia Basada en Género y otras políticas de protección para las mujeres que denuncian violencia. “Son trabajadoras las que mueren y son trabajadores los que matan. No habrá justicia social en tanto no se alcance la igualdad de oportunidades de ingreso al trabajo, la eliminación de la brecha salarial y la no discriminación”, aseguró. En rueda de prensa dijo que “si se aprueban leyes y no hay presupuesto para implementarlas y cumplirlas, son sólo papel firmado en el Parlamento”.

Con relación a la incorporación de mujeres dirigentes sindicales, aseguró que en la próxima edición del Congreso de la central sindical, que tendrá lugar en mayo, “la secretaría de Género planteará la necesidad imperiosa de discutir la participación de compañeras mujeres en cada cargo de decisión”. “El PIT-CNT está en deuda. Las compañeras trabajadoras han aumentado en número y en calidad [de participación], hemos reforzado nuestra militancia y nuestro compromiso. No estamos representadas en la forma correcta. En el XIII Congreso vamos a plantear que las mujeres trabajadoras sean representadas por mujeres. Hoy por hoy, esa temática no está planteada en la interna, pero sí la ha tomado la Mesa Representativa”, sostuvo Pau.

Sobre las metas para 2018, dijo que la secretaría planteará que en la ronda de salarios y en los convenios colectivos se incluya una cláusula de género, que contemple: licencia paga por violencia doméstica; la instalación de salas de lactancia en los lugares de trabajo; igualdad de oportunidades para hombres y mujeres y licencia paga por responsabilidades familiares.

 

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EN TODO EL PAÍS

Multitudinaria manifestación en el Día de la

Mujer

09/03/2018

MONTEVIDEO (Uypress) — Una masiva concurrencia acudió al llamado de la Coordinadora de Feminismos y la Intersocial Feminista a manifestarse por el Día de la Mujer, y copó la Av. 18 de Julio, poniendo en alto las reivindicaciones de equidad, reconocimiento del rol de la mujer y cese de la violencia de género.

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Convocando a “cambiarlo todo” una multitud, que superó a la del año pasado- se dio cita en la tarde de este jueves en la Av. 18 de Julio en la capital del país, al tiempo que otras concentraciones se realizaban en distintos puntos del país.

A la convocatoria de la Coordinadora de Feminismos este año se unió la Intersocial Feminista, integrada entre otras por Amnistía Internacional y Mujeres de Negro, el grupo que acumula ya una dilatada actuación en el combate a la violencia de género.

Por su parte, el PIT-CNT adhirió con un paro parcial.

Durante la marcha se escucharon consignas como “somos las nietas de todas las brujas que nunca pudieron quemar”, “tocan a una, tocan a todas” y “fuego, fuego al patriarcado”.

Al final de la marcha se leyó una proclama donde resaltaron las críticas hacia el poder “médico”, “político”, “judicial” y “religioso”, que limitan y violentan la “autonomía” de las mujeres.

La jornada coincidió con un nuevo feminicidio, en la ciudad de Salto, que cobró la vida de Olga Costa y uno de los policías que la custodiaba, a manos de su expareja.

 

 

En España fue la más grande demostración que

se efectuó con las Mujeres

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Con cientos de manifestaciones por las calles de todo el país, España se convirtió este jueves en el estandarte mundial en la defensa de la igualdad efectiva de derechos entre hombres y mujeres. Sin embargo, han sido el Ejecutivo español y el partido gubernamental los que se han distinguido por su crítica y rechazo a una jornada histórica de protesta y concienciación. Toda una oportunidad perdida para haberse puesto a la cabeza de un imparable movimiento apoyado por el 82% de sus ciudadanos.

La frustración es mayor porque, pese al largo camino que queda por recorrer, España no es ni mucho menos el peor alumno del aula europea, pese a que los españoles son los primeros en alimentar la falacia y el tópico. En Alemania y Francia, mueren cada año víctimas de la violencia machista dos y tres veces más mujeres que en España. Con una diferencia que añade aún más ignomia al drama: apenas se publican los crímenes, porque se siguen considerando una cuestión de vida privada.

Los datos demuestran que las principales potencias del continente recogen los comportamientos más nocivos. Cifras de Eurostat de 2015 indican que Reino Unido, Alemania, Francia y Suecia encabezan la lista europea con más casos de violencia machista. En Francia, se registran 60.000 ablaciones al año y solo el 26% de sus parlamentarios son mujeres, frente al 39% en España, lejos aún de la paridad, pero dos puntos por encima de la media europea. La desgraciada brecha salarial es más escandalosa en Alemania (21%) o Reino Unido (20%) que en España (14%).

Seguramente no fue casual que fuera en Francia, uno de los muchos países europeos en los que la mujer pierde su apellido al casarse, donde surgiera la respuesta más efectiva contra el movimiento #MeToo. El guante, oh casualidad, fue recogido con alborozo por los reductos más machistas de Europa, que aún lo exhiben hoy para defender lo indefendible.

Por todo ello, resulta especialmente paradójico lo ocurrido este 8M en Europa. En el país donde las mujeres han protestado en masa, el Gobierno se ha puesto de perfil o ha rechazado la protesta. Y en los países donde menos movilizaciones ha habido —Francia, Alemania o Reino Unido— sus líderes han respaldado las protestas, como lo han hecho Theresa May o Angela Merkel, dos de los escasos ejemplos de la llegada de mujeres a las cúpulas del poder.

El PP ha argumentado que son las élites las que protestan. En efecto, de las élites europeas han partido la conquista de los derechos humanos, su defensa y su exportación a otros continentes. Ni las trabajadoras más explotadas y sojuzgadas pueden permitirse hacer huelga ni las protestas van a partir de países como Irán, donde fueron prohibidas, o Turquía, donde solo trabaja el 34% de las mujeres, la mitad que en Europa. Hoy, pese a las graves asignaturas pendientes, el continente se suma a esta quizás definitiva batalla por los derechos de la mitad de la humanidad. Las españolas juegan un papel protagonista. No hay más ciego que el que no quiere ver.

 

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10 de marzo de 2018

PARO INTERNACIONAL

Y el mundo tembló

El feminismo naciente, o renacido, goza de buena salud y de un potente universalismo. Este jueves, en las más distantes latitudes, millones de mujeres gritaron en todas las lenguas “si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”. Aquí, algunas de las voces dispersas en más de 60 países piensan el 8M, desde las particularidades de sus territorios, pero también en busca de un idioma compartido en el que encontrarse y reconocer sororidades, goces y formas de resistencia común.

Por Dolores Curia

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Un nuevo esperanto recorre el mundo, de Chiapas a París: desde el primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan, convocado por Ejército Zapatista de Liberación Nacional, a una Plaza de la República colmada por los reclamos de paridad económica con el guiño cómplice del diario Libération, que el jueves decidió cobrar 50 centavos de euro más por ejemplar a cada lector varón. De una Montevideo liberada por las uniones sindicales, que dieron su apoyo al paro y al candombe toda la tarde, a un altar en homenaje a las 56 niñas que murieron quemadas, hace un año, en el llamado hogar seguro de Guatemala adonde otras jóvenes de Totonicapán llevaron este 8M sus ofrendas, velas y flores. Al versito “Manolo, esta noche la cena háztela solo” lo cantan en Madrid, ciudad que tuvo una jornada inédita por los niveles de movilización, pero lo inventaron en Barcelona y lo entendemos en todos lados. Del mismo modo, una impulsora del Ni Una Menos Bolivia, desde un departamento en Barcelona, repite en catalán unas rimas que cruzan el Atlántico para levantar los ánimos en Chile. Ahí, en Santiago, una horda de muchachas se reunió para presenciar la audiencia contra la cantante Daniela González –denunciada por injurias por dar a conocer violencias contra las mujeres en el ámbito de la música–, mientras siguen atentas el lanzamiento en Africa de Big Sisters, movimiento que busca concientizar contra la mutilación genital femenina. 

 

La brecha internacional

El paro internacional de mujeres empuja a crear alianzas por el mundo para resistir las imposiciones del mercado, a rever las categorías de trabajo y la economía de cuidados como una necesidad global. Sobre esos puntos estuvo puesta la mira en Paraguay, que la mañana del 8 amaneció con la noticia de que la Cámara de Senadores le había otorgado media sanción al proyecto de Ley de Paridad Política, que establece que en las elecciones debe haber un 50 por ciento candidatas mujeres. En ese país, así como en muchos otros puntos del planeta, una de las mayores dificultades fue la falta de apoyo concreto de los gremios, obstáculo al que el movimiento de mujeres respondió reinventando las modalidades de la huelga. Cuenta Adriana Closs, de Articulación 8M Paraguay, que uno de los pocos sectores que pudo parar sin mayores impedimentos fue el de las periodistas, “unas de las pocas sindicalizadas. También lo hicieron las trabajadoras de la Administración Nacional de Electricidad, que es un sindicato fuerte. Hubo una gran masa de mujeres que no tuvo las condiciones para parar y realizaron un paro simbólico”. En la mañana acercaron un documento con reivindicaciones al Ministerio de Trabajo y cerraron una de las arterias de entrada al microcentro de Asunción. “La brecha salarial, sin sumarle la variable de la etnia y la identidad de género, es muy amplia en Paraguay. Se calcula que trabajamos tres meses gratis si se tiene en cuenta la brecha y la inequidad en la distribución de las tareas del hogar. Decimos que hay discriminación legalizada sobre las trabajadoras domésticas, quienes por ley ganan el 60 por ciento del salario mínimo vigente”.

En San José, Costa Rica, el candidato a presidente evangélico Fabricio Alvarado encabeza las encuestas y es lo que por estos días está poniendo al movimiento de mujeres en alerta. En respuesta a “esta coyuntura electoral desfavorable a los derechos humanos”, relata desde esa ciudad Amanda Castro –de NUM Costa Rica– “nuestra consigna principal este año fue: ante el fundamentalismo religioso, organización feminista”. Mientras tanto, en Brasil el 8M se tiñó con las consignas contra la agenda de ajustes de Michel Temer y la ilegalidad del proceso contra Lula, que podría dejarlo fuera de carrera electoral. Lesbianas, indígenas, negras, profesoras, trabajadoras informales, desempleadas, trabajadoras domésticas, mujeres del campo, los suburbios y las quilombas. Todas ellas integran la Articulación Feminista, “tan enorme y heterogénea como Brasil”, cuenta Analba Brazao Teixeira desde Recife. Ahí el paro tiene un importante componente antirracista. Dice Analba, “son luchas diversas pero las enlazamos en repudio de la reciente reforma laboral, por la legalización del aborto y por la precarización de nuestro trabajo. Por la democracia y contra la intervención militar y el genocidio de la población negra, moneda corriente en todos los estados”. La tarde del 8, relata Analba, más de 800 mujeres del MST ocuparon la imprenta del periódico de la cadena O Globo en Río. “Cuando decimos que hacemos al mundo temblar, es literal. ¿Qué otro movimiento consigue hoy sintonizar fuerzas en alrededor en tantos países al mismo tiempo?”. 

La denuncia de la xenofobia también atravesó la marcha en Bolonia, Italia, donde el movimiento Non Una Di Meno –inspirado en Ni Una Menos autóctono– convocó en Piazza Verdi a una movilización de más de diezmil personas, donde uno de los mensajes que más se repitió fue “Ninguna instrumentalización racista de nuestros cuerpos”. Lo explica la estudiante Paloma Dulbecco: “Así como en Argentina las feministas decimos ‘no en nuestro nombre’ contra la intención de utilizarnos para aplicar más mano dura, en Italia hace un mes se vivió una situación similar. Un joven, que había sido candidato por el partido de ultraderecha Lega Nord en 2017, intentó asesinar a cuatro inmigrantes, en supuesta venganza por el femicidio de una joven. Marchamos para señalar que en un marco xenófobo las mujeres migrantes están en mayor peligro, y el patriarcado y el racismo se retroalimentan”.

 

Y por casa

El paro avivó su fuerza en cada territorio poniendo en valor las consignas específicas de cada lugar, de cada colectivo: la exigencia de que se desarticulen las redes de trata en Tucumán, por ejemplo, y la condena a la invisibilidad de las indígenas en Chaco. En esa provincia, que el año pasado albergó al Encuentro Nacional de Mujeres (ENM), el paro se empezó a foguear desde enero con reuniones en varios puntos de Resistencia. “La masividad de la marcha en parte hay que atribuirla a lo que el ENM nos dejó: 16 cuadras de marcha, algo inédito en Resistencia. También es herencia directa del ENM el hecho de que haya habido para este paro tanta cantidad de pronunciamientos. Tal vez una característica propia del movimiento en Chaco sea la mención de nuestras originarias, sobre todo las qom”, dice la periodista Claudia Araujo, desde Resistencia. En Córdoba, estuvieron presentes las trolebuseras despedidas, las trabajadoras del Polo Integral de la Mujer, que vienen denunciando vaciamiento, y no faltó el recuerdo de la Pepa Gaitán, asesinada en 2010 por lesbiana y el reclamo por el cupo laboral trans. En Jujuy uno de los reclamos eje fue la libertad de las presas políticas.

Montevideo vivió, en palabras de la periodista uruguaya Azul Cordo, otra fiesta feminista en la calle, que ayer además del violeta, contó con muchos pañuelos verdes “en apoyo a la Campaña por el aborto legal, seguro y gratuito de Argentina”. “De nuevo, el jueves, la ciudad tuvo unas trescientas mil mujeres atravesando la avenida principal, la 18 de Julio, con cánticos, bailes y pedidos de prender fuego el patriarcado. Hubo muchas niñas con expresiones muy claras de por qué estaban en la marcha”. En ese país la central sindical decretó la interrupción total de tareas entre las 16 y las 22 para facilitar la participación en la marcha.

¿Quién hablará de nosotras?

“La repercusión en medios hegemónicos del Estado Español y también catalanes fue notable. La marea feminista fue portada en todos ellos”, dice Elena Apilánez Piniella, impulsora de NUM Bolivia y colaboradora de Vaga Feminista. Y también se pregunta: ¿quién hablará de nosotras después del 8 de marzo al menos en el Estado Español? Los lazos internacionales de hermandad que se han ido creando empujados por América Latina son profundos. En nuestras manos está generar que las concentraciones vayan más allá del día emblemático. La pregunta sería: ¿Y ahora quién hablará de nosotras?” Desde Neuquén, donde el paro y la marcha desbordaron las expectativas de las organizadoras, las socorristas de La Revuelta, aunadas en la voz de Ruth Zurbrigger, aproximan una respuesta: “Y ahora nos queda pensar cómo hacemos para que esta acción impresionante que suma miles y miles de movilizadas en el mundo, siga creciendo en organización y en llevar adelante los cambios que exigimos cuando decimos que queremos cambiarlo todo”. 

 

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Coordinadora Feminista dio

conferencia posterior a la marcha

Contentas con el resultado de la marcha, las integrantes de la Coordinadora llaman a continuar con la lucha, más allá del 8M.

El viernes 9 de marzo seis integrantes de la Coordinadora de Feminismos de Uruguay dieron una conferencia, que tiene lugart un día después de la movilización por el Día Internacional de la Mujer. Aseguraban estar muy contentas por como se dio la marcha y sentirse felices de ver a tantas mujeres. La cantidad de gente que acudió, aseguraron, “excede a la Coordinadora”.

Recalcaron la importancia de la presencia en la calle de todas las expresiones artísticas, y de todas las expresiones de poder decir lo el movimiento feminista piensa y siente. La marcha finalizó con una propuesta de cierre que proviene del colectivo, y con la lectura colectiva de la proclama.

“El feminismo lo construimos entre todas de forma horizontal y la convocatoria ha sido muy exitosa. Se replicó el 8 de marzo en todo el país, en más de 40 localidades”, dijeron. Además, según afirmaron, a nivel internacional la movilización en Uruguay fue una de las más multitudinarias.

“No queremos dejar pasar por alto que ayer nos levantábamos con la noticia del feminicidio de Olga que, a pesar de las medidas cautelares, su expareja arremetió contra todo y la terminó asesinándola”. Con respecto a los feminicidios y, en tanto que la Coordinadora de feminismos convoca las alertas cada vez que asesinan a una mujer, al inicio de la marcha tuvo lugar una performance por la cual carteles con mujeres asesinadas fueron colocados en el centro de la vereda. “El feminicidio tiene que ver con un sistema patriarcal donde el abuso comienza en lo más mínimo forma de violencia en nuestros cuerpos y termina en asesinatos”, explicaron.

Con respecto a la polémica que generó la presencia de un grupo con carteles en los cualñes se podían leer #FemeninaSí #FeministaNo, aseguraron en la conferencia que se trataba de un acto de provocación. “El movimiento feminista y su visibilidad genera molestias a sectores conservadores”.

En relación a las pintadas en la iglesia de Cordón dijeron que dentro del movimiento hay distintas formas de expresión, que ellas no condenan esos actos a pesar de que no sean los que elije la Coordinadora. “Son respetables las diferentes modalidades de reaccionar de las compañeras del movimiento”. Criticaron que, frente a una marcha masiva, lo destacable sea lo sucedido en la iglesia: “A la Iglesia no la mata nadie, a nosotras nos están matando cada día”.

La movilización, afirmaron, tuvo un poco mas de participantes que el año pasado. Además destacaron las movilizaciones en el interior. Dijeron no manejar un número concreto de asistentes, pero consideran que no es el dato más relevante: “Lo relevante es que fue una movilización masiva y explosiva”.

El 8 de marzo es una fecha significativa para el movimiento feminista, dijeron, pero pero tiene que tener una continuidad. “Las mujeres nos tenemos que seguir juntando, pensando y sobreviviendo juntas”, aseguraron.

Concluyeron animando a “que siga la lucha de las mujeres y la organizacion de las mujeres y que esto sirva para seguir construyéndonos y construyendo juntas. Ayer lo que se dio en las calles son mujeres de todas las edades, porque la lucha de las mujeres es una sola independientemente de la edad”.

 

 

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Primero mujeres

10 de marzo de 2018 

En la actualidad se están promoviendo infinitas acciones que buscan la igualdad entre mujeres y hombres. El 8 de marzo miles de personas se reunieron en la avenida más importante de la capital, y en diversos puntos del país, para reivindicar los derechos de todas las mujeres, como históricamente se ha hecho en nuestro país cuando se quiere luchar por algo. El objetivo: visibilizar lo mucho que falta por hacer y, en algunas ocasiones, buscar una reacción de quienes toman las decisiones.

En lo personal, no sólo celebro cada acción que une a la gente en busca de más justicia social, sino que siento propia cada lucha que fomenta el cumplimiento de los derechos de los individuos más allá de su procedencia.

En particular, el Día Internacional de la Mujer no sólo me convoca por sentir vulnerados mis derechos como mujer, sino también por mi situación de discapacidad.

En este sentido es importante preguntarse: ¿qué siente la mujer en situación de discapacidad? Es difícil sintetizar en un artículo las resistencias que se viven por tener esa doble situación. No obstante, he decidido que es mejor poner sobre la mesa lo que muchos ignoran.

La mujer en situación de discapacidad se siente aislada y vacía. La situación de discapacidad prevalece frente a la condición de mujer, lo que provoca que sea invisible para la sociedad como activa. Los medios de comunicación, la literatura y el arte –entre otros– promueven cánones de belleza y roles que en las mujeres con discapacidad son impensados promover.

Deconstruir los roles históricamente asignados a las mujeres depende de que estas reclamen, se movilicen y busquen los cambios en los lugares en los que el patriarcado aún permanece. En el caso de las mujeres en situación de discapacidad, se torna necesario salir a las calles, estar en las marchas y buscar los espacios de concentración para demostrarles a hombres y mujeres que existimos primero por ser mujer y que sufrimos los mismos mecanismos de opresión.

Las mujeres en situación de discapacidad tenemos derecho a formar una familia cuando, como y con quien queramos. Tenemos derecho a elegir tener hijos o no; a vivir solas, a viajar y arriesgarnos. Tenemos derecho a vivir sin tener que ser cuidadosamente sobreprotegidas. Nosotras también cuidamos a otros, y elegimos que nos cuiden y quién nos cuida. Elegimos a nuestras parejas y desparejas por el solo gusto de disfrutar de la vida. También queremos elegir qué estudiar (y que no sea por descarte de si es un lugar accesible), en qué trabajar, qué cargos queremos ocupar y cuánto queremos ganar sin tener que contentarnos con el cupo del carguito público (siempre que se cumpla) que se ve como un favor y luego no ofrece chances de crecer laboralmente.

Estas decisiones muchas veces no se promueven en las familias en las que hay mujeres en situación de discapacidad; la vida se vuelve una búsqueda constante de alternativas para sortear las barreras, la adversidad es tan dura que no se logra que la mujer se cuestione siquiera que sus derechos son vulnerados.

Queremos una sociedad más equitativa para todas las mujeres, focalizando la mirada en aquellas que por su condición siguen siendo invisibilizadas para nuestra sociedad, para poder de esa manera gestionar políticas que eliminen las desigualdades sociales en pos de una sociedad más justa e inclusiva, eliminando los mecanismos de exclusión que existen hoy en día. ¡Somos primero mujeres!

Fiorella Buzeta Carminatti | Integra el Espacio por la Accesibilidad, un colectivo que trabaja temas de accesibilidad y discapacidad. Integra también la Coordinadora de Usuarios del Transporte Accesible, la Coordinadora de la Marcha por la Accesibilidad y el colectivo de Mujeres y Discapacidad; estudia comunicación en la Universidad ORT.

 

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LA UNIDAD HACE LA FUERZA

Pará un poquito

Por Ema Zelikovitch

La entrevista a Lucía Topolansky y la rueda de prensa de la Coordinadora de Feminismos de Uruguay reflejan dos formas de entender el feminismo y el paro, que, si bien son distintas, no son contradictorias.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo, diversas voces de diferentes sectores se pronuncian al respecto de temas relacionados con la violencia de género, con el feminismo, con el machismo, e incluso con el derecho o no que tenemos las mujeres de parar. La red se ha llenado de notas que exponen las razones por las que las mujeres deberían parar el 8 de marzo, y parecen no ser pocas, precisamente. Sin embargo, hay diferencias entre las opiniones y probablemente esa sea la riqueza del movimiento feminista: su diversidad. Entre las razones más afianzadas, por así decirlo, se considera la de erradicar la violencia machista, defender la igualdad laboral, visibilizar las tareas de cuidados con las que cargan las mujeres, combatir el acoso y el abuso en todas sus formas, demostrar que, si paran las mujeres, para el mundo, hacer frente a la cultura patriarcal y ejercer el derecho a huelga, que es de todas y de todos.

Lejos de las teorías demagógicas que nos sitúan a las mujeres en el lugar en el que históricamente siempre nos han querido -el lugar de la bruja, de la mala, de la vengativa y de la provocadora-, venimos en son de paz, aunque cueste creerlo. No queremos, de hecho, igualdad entre hombres y mujeres, porque eso supondría que cada 14 minutos un hombre llamara a denunciar violencia por parte de su pareja; no queremos igualdad entre hombres y mujeres porque eso supondría que se quedaran en casa cuidando de ella, de niños y niñas, y de mayores o personas dependientes; no queremos igualdad porque eso supondría que hubiera menos representación política de hombres que de mujeres; no queremos igualdad porque, de hecho, no somos iguales. El feminismo ha venido a pedir equidad y equilibrio para un mundo en el que las mujeres cobran 25% menos que los hombres por realizar el mismo empleo, cargan con las horas de trabajo de cuidados no remunerado y tienen un cuerpo que parece ser posesión de toda una sociedad, entre otras muchas cosas.

El 8 de marzo, que es un día de paro para las mujeres, es también un día de reflexión y de movilización, y esto no es sólo para las mujeres. Se ha extendido ya el discurso que defiende e impulsa la participación de los hombres y su involucramiento o toma de contacto con un movimiento que, en definitiva, reivindica que exista para hombres y mujeres una igualdad de derechos y obligaciones como ciudadanos, y una equidad con respecto a los privilegios y a las oportunidades. Por tanto, este movimiento, esta causa, no lucha por un género en detrimento del otro, y tampoco por un modelo de feminismo en detrimento de otros.

Dentro del movimiento feminista hay diferentes reclamos, diferentes perfiles, diferentes prioridades, diferentes formas de militar y personas de diferentes características. Sin embargo, hay consensos básicos y objetivos comunes que conforman el sentido de la lucha y que operan como base, como puntos de partida primordiales para poder avanzar y evolucionar en la misma dirección. Las mujeres sufren opresión en muchos ámbitos de su vida y los feminismos tratan de, en primer lugar, visibilizarlo y, en segundo lugar, de combatirlo. Ese combate, no obstante, no ha de ser en clave destructiva, sino en clave deconstructiva, y hay cientos, miles de formas de transmitir y de practicar esa deconstrucción.

Más allá de los matices, de las discrepancias y de las discusiones que pueda generar una visión u otra, tiene que dar igual para las feministas que Lucía Topolansky, en una entrevista concedida a El País el pasado 4 de marzo, dijera que ser feminista es extremista, alegando: “Yo pienso que sí, que tiene algunas expresiones que sí lo son. Todos los ismos en realidad tienen ese problema. ¿Defensora de la mujer qué quiere decir? Yo creo en la igualdad”. O la visión más tajante, si se quiere, de la Coordinadora de Feminismos, que en una rueda de prensa concedida la tarde del 6 de marzo, aseguró: “El 8M es un día de lucha y resistencia. Nosotras lo pensamos, lo militamos y organizamos ciertas cosas, como el autocuidado y los cortes de calle, además de las intervenciones, pero hay muchas cosas que las mujeres están haciendo más allá de nosotras. Esto es parte del movimiento y parte de la transformación de cómo hacemos política”. Hay dentro del movimiento por la equidad entre hombres y mujeres visiones discordantes y usos de distintos términos y formas para definir la misma realidad, pero sería una pena para la causa perder el tiempo y la energía en centrar el foco en dicha disparidad en lugar de aprender del diálogo que a partir de ella puede surgir y que es, de hecho, el elemento que más ha fortalecido al movimiento a lo largo de los tiempos.

El feminismo, para ser feminista, ha de pensar en la diversidad como eje transversal a sus causas y motivaciones, y ha de poder acoger en su seno a todas las mujeres, sin importar si para definirse prefieren el término “feminista”, “defensora de la mujer” o “defensora de la igualdad”. Tienen que estar todas, y que no falte ninguna.

Hay muchas feministas que critican la postura de Lucía Topolansky, pero creo que, para hacer un análisis de su discurso, es imprescindible la contextualización. Los tiempos han cambiado, las reivindicaciones y sus formas también y, por supuesto, la desigualdad que sufrimos y cómo la sufrimos cambia también, aunque exista un desequilibrio que, de facto, sustente todas las formas de opresión: las relaciones de poder. Sin embargo, y más allá de las críticas y del titular morboso de la entrevista a la vicepresidenta, existe por su parte el reconocimiento de los logros de los movimientos feministas (entendió que hay muchos, cosa que no es sencilla): haber puesto sobre la mesa algunas cuestiones fundamentales. Patricia González, directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la intendencia, habla de la necesidad de mayor equidad para que todas y todos vivamos más felices.

Diálogo, libertad de elección, relaciones sanas, igualdad de oportunidades, menos estereotipos, una educación distinta, una cultura diferente, políticas públicas, inversión económica en servicios especializados, reacción ante las injusticias cotidianas relacionadas con la violencia machista, no pedir permiso… Estoy segura de que ninguna mujer estaría en contra de estos valores y reivindicaciones, y estoy segura también de que hay muchas formas de militar y trabajarlos, pero el feminismo se juega las dos manos a que alcanzar dichos objetivos supondría, efectivamente, una vida mejor para todas y todos.

“Yo digo que cada una debe tener la libertad en igualdad de elegir el modelo que se le cante”, afirmó Topolansky. Y no podría estar más de acuerdo. Si no empezamos por respetarnos, por acercarnos a la compañera que, probablemente, discrepe con una misma en muchas cosas, pero coincida en muchas otras, difícilmente alcanzaremos ese sueño anhelado, esa razón de vivir de muchas, la salvación, literal, de nuestras vidas: el final de una sociedad machista y violenta.

Para ellos es necesario un ejercicio de deconstrucción de una misma, empezando por sus valores y sus creencias para, sin traicionarse, lograr ser permeable a las demás y a lo que pasa alrededor. Ese ejercicio sirve para comprender que la lucha feminista tiene como principal objetivo derribar roles y posiciones que nos son impuestos tanto a mujeres como a hombres, pero que cada una, desde el lugar que ocupa, los percibe, interpreta y vive de la forma que puede, o de la manera que quiere y que, bajo ninguna circunstancia, unas formas son menos válidas que otras.

Nada es más potente que convertir la lucha de una en la lucha de todas. Nada.

 

 

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Gerardo Caetano repasa la situación de

las mujeres en la historia uruguaya

El historiador consideró el Día Internacional de la Mujer como “uno de los núcleos de la revolución más importante de nuestros tiempos”.

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COLMO DE LA ESTUPIDEZ

Ex candidato a intendente del Partido

Nacional en

Soriano dijo que las mujeres tienen la culpa de

los femicidios y que “protestan de llenas

14 de marzo de 2018 

“Yo no tengo nada contra la mujer común y corriente”, aclaró de entrada Carlos Navarro, ex candidato a intendente del Partido Nacional y ex director de Tránsito de la Intendencia de Soriano, devenido comunicador del programa Verano chaná, de Difusora Soriano. Agregó que su problema es con “un grupo de mujeres que se han creído más importantes” y que “empezaron a dar manija”.

Navarro lamentó que se les eche la culpa de los femicidios a la Policía y a la Justicia, cuando las únicas culpables son las mujeres víctimas, porque son ellas quienes eligen la persona con la que se van a casar o a ennoviar. “En el transcurso de la relación, la mujer debe evaluar si la persona que eligió es la correcta. Si es un hombre agresivo, de mal carácter, si es un hombre que le va a dar una mala vida, déjelo”, sugirió, sin mencionar el detalle de que gran parte de las mujeres asesinadas lo son, precisamente, a manos de sus ex parejas.

“Ellas los eligen, los endiosan, se arrodillan a sus pies, permiten que les peguen, que les hagan cualquier cosa, y cuando sucede lo inevitable –lamentablemente, sí, porque casi siempre la agresión puede terminar en un hecho de sangre–, todas las otras viejas de alrededor gritan, todas gritan. Señoras: ustedes son las que eligen el camino. No lo sacás en una rifa; vos lo elegís, y si vos elegiste mal, bueno, aguantá, mi negro, o da marcha atrás y cambiás por otro”, continuó el comunicador. “Te tendrías que haber dado cuenta”, recriminó luego, pero “no, primero te gustó porque besaba lindo, porque te gustaba en la cama, porque te daba plata”. “Vos sos la culpable, vos elegís mal, y si vos elegís mal, hacete cargo de lo que elegís y dejate de andar protestando en la calle, dejando tu casa abandonada, abandonando a tus hijos por andar paveando en la calle como los vimos ayer en Montevideo [por el 8 de marzo]”, cuestionó Navarro. Y remató: “Protestan de lleno estas viejas; hay que darles una cacerola, un sartén y mandarlas a cocinar, y que se dejen de pavear”.

Navarro también tuvo destaque público en 2005, cuando siendo director de Tránsito La República informó que debía un millón de pesos por patente de rodados impaga. Ayer, el nacionalista dijo a Montevideo Portal que mantiene lo dicho en Difusora Soriano pero que él no es machista. “¿Qué pretenden [las mujeres]? Están en todo lo que era exclusivo de los hombres. ¿Quieren que nos dediquemos a cocinar y ellas a trabajar? No soy machista, pero no me dejo arrear con el poncho porque se puso de moda ser feminista. Tendrán un poco de razón, pero no hay que ir a los extremos”, evaluó.